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La emergencia se presentó en Bocas de Satinga. No hubo víctimas.

 

Seis viviendas quedaron reducidas en cenizas, tras el incendio registrado en la localidad de Bocas de Satinga, cabecera del municipio Olaya Herrera, en la Costa Pacífica de Nariño.

 

Según el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del municipio Barbacoas, la conflagración se presentó a las 9:00 de la mañana de ayer, cuando los pobladores comenzaban con sus labores diarias.

 

El reporte inicial conocido por voceros de ese organismo de socorro es que por fortuna la emergencia no dejó víctimas humanas, pero sí cuantiosos daños materiales en las casas que fueron consumidas muy rápidamente por las llamas por cuanto fueron levantadas en madera.

 

Las familias que lo perdieron absolutamente todo derivan su sustento de la pesca y de la agricultura y ahora esperan la ayuda de los gobiernos municipal y departamental, a través de la Dirección Administrativa de la Gestión del Riesgo de Desastres, con sede en Pasto.

 

Hasta el momento se desconocen las causas que originaron el incendio, pero no se descarta que haya sido una veladora que habría quedado encendida en el interior de una de las rústicas viviendas de esta zona del Litoral.

 

 

 


El Tiempo

Página Web - 2014/05/05

Fuente: http://www.eltiempo.com


Una iniciativa particular, con el apoyo de la Administración de Sabaneta, ha servido para recolectar tres millones de pesos y artículos de primera necesidad para 32 familias del municipio de Olaya, damnificadas por el hundimiento que provocó el colapso de 13 viviendas y daños en 19 más, el pasado 22 de abril. En el transcurso de esta semana se entregarán las donaciones a quienes las necesitan en esta localidad del Occidente antioqueño.

 

"Nos dieron una estufa con pipeta, dos fogones de gas, ropa, que ya la clasificamos, y comida", cuenta Ricardo Ortiz, empleado del Municipio, que lidera la iniciativa para la cual cuenta con el visto bueno de la alcaldesa Luz Estela Giraldo, apoyo logístico del Municipio y la participación de hombres de la Defensa Civil y funcionarios de Espacio Público. Agrega que con el dinero comprarán artículos de cocina, entre los más requeridos por los damnificados.

 

Las donaciones las consiguieron con perifoneo por las calles del municipio desde el pasado jueves 1 de mayo. Ortiz anota que con iniciativas como esta, ha podido ayudar en algo en emergencias como las inundaciones en el corregimiento Bolombolo de Venecia, y el municipio de La Estrella.

 

Guillermo Valencia, empresario de Sabaneta, aportará el transporte para llevar los elementos recolectados hasta Olaya. En otras ocasiones ya ha hecho lo mismo en emergencias ocurridas en los municipios hasta donde ha llevado las muestras de solidaridad.

 

"Es una ayuda muy grande para nosotros porque somos una comunidad muy necesitada", reconoce el alcalde de Olaya, Juan de Dios Pineda, quien agradece además la ayuda de la Gobernación de Antioquia en la estabilización de los terrenos.

 

 

 


JOSÉ F. LOAIZA BRAN / El Colombiano

Página Web - 2014/05/06

Fuente: http://www.elcolombiano.com


Situaciones recientes vividas en la ciudad por el desalojo de edificios que amenazan con desplomarse deben llevar a un profundo debate y a la adopción de normas que eviten futuras desgracias.


El desalojo más reciente de habitantes del conjunto residencial Colores de Calasania trae nuevos dramas y dolores que deben mover a las autoridades y la sociedad entera a debatir sobre la importancia de cumplir normas que privilegien la vida por encima de cualquier otro interés en el sector de la construcción.

 

Sin generalizar, lo que ha sucedido con las cientos de familias que en los últimos seis meses afrontaron desalojos por el riesgo de desplome de sus edificios y de peligros para sus vidas tiene que convocar una profunda reflexión.

 

En esta última emergencia, tras la cual cerca de 280 familias (770 personas) fueron evacuadas de esa unidad residencial, al occidente de Medellín, sus dramas nos obligan a pensar en el enorme agujero que se les abrió a sus patrimonios y el tiempo y el esfuerzo que llevará recuperarlos poco a poco.

 

Más allá del acompañamiento que debe prestarles la Administración Municipal y la responsabilidad que le compete a la firma constructora es preciso que de este tipo de hechos se deriven acciones para introducir correctivos en la forma como en la ciudad se planifica, se construye y se vigilan las obras.

 

Las evacuaciones resultantes de la caída de la Torre 6 del Conjunto Space y luego de los exámenes hechos por expertos, públicos y privados, a varios conjuntos que arrojaron problemas estructurales (de "delgadez" y debilidad de columnas y vigas para soportar cargas muertas, vivas y gravitacionales) significan para Medellín un período de malestar y desconfianza comunitarios en las instituciones que forman la cadena de la construcción (diseño, ejecución y control), en particular de viviendas en altura.

 

Nunca antes, y hay que repetirlo, la ciudad se vio abocada a un debate tan extenso e intenso respecto de los patrones y protocolos -a más de las normas nacionales existentes- para la producción de vivienda, tal vez el bien más radicalmente asociado al bienestar y la estabilidad de cualquier organización familiar.

 

Esta problemática y difícil realidad de la compañía CDO frente a sus clientes, y sus eventuales responsabilidades ante el incumplimiento de normas y leyes, nos lleva a advertir la especial protección y cuidado que merecen los ciudadanos en el escenario complejo de la compra-venta de vivienda: un proceso paciente que involucra todos los niveles y actores productivos del núcleo familiar, y a la vez del amplio circuito económico con que se interrelaciona.

 

Llamar la atención sobre estos dramas recientes tiene como finalidad dimensionar la profundidad de un problema que socavó las bases sicológicas, económicas y de desarrollo y proyección de numerosos grupos familiares asentados en una ciudad acostumbrada a esperar, de sus procesos de desarrollo, altos estándares de calidad de vida.

 

Tan desafortunados hechos no pueden hacernos olvidar la historia y el compromiso de numerosas firmas constructoras, de arquitectos y de ingenieros, que cumplen a cabalidad con todas sus obligaciones y que nunca han generado ningún conflicto de esta naturaleza.

 

Colores de Calasania constituye otro doloroso capítulo que nos obliga a mirar más allá de la tragedia ajena, al margen de los actores involucrados, y que demanda una movilización de todos los estamentos involucrados en el sector de la construcción para que Medellín sortee con inteligencia los retos que le ha impuesto tal coyuntura.

 

 

 


El Colombiano

Página Web - 2014/05/05

Fuente: http://www.elcolombiano.com


Con el desplome del Space cambió la historia de la construcción. Edificios tienen fallas similares.

 

A la par que Lérida CDO sacaba un comunicado de prensa en el que aseguraba que todas sus edificaciones fueron construidas respetando la norma, EL TIEMPO conoció estudios que evidenciarían que no fue así.

 

La constructora, que pasó de ser una de las más prestigiosas de Medellín a la más señalada después del desplome del Space –que dejó 11 muertos–, habría usado el mismo modelo de construcción para el Asensi, Continental Towers y Colores de Calasania, todos evacuados.

 

Para cada uno de esos proyectos, casualmente, se usaron los diseños estructurales del calculista Jorge Aristizábal quien, desde la caída del Space, no sale a dar la cara a la opinión pública.

 

Pero hay más con él. El experto en patología estructural, ingenierio Roberto Rochel Awad, le reveló a este diario que no solo esas edificaciones sufren patologías similares a las del Space.

 

También están en tela de juicio Mantúa (El Poblado), Cerezos de Calasania (Calazans), Punta Luna 1 (Calazans), San Miguel del Rosario (Villahermosa) y Alcala, de Bello. Todos construidos después de que la firma de Aristizábal fuera avalada por la Curaduría Segunda la cual aprobó la totalidad de las construcciones anteriormente mencionadas.

 

Rochel Awad es, quizá, el que más conoce del fenómeno que califica como “el desastre de la ingeniería colombiana”. Propietarios de los edificios afectados, al igual que la Alcaldía, lo contrataron para que estudiara las patologías de cinco de los ocho edificios.

 

“No son tan graves como las del Space, pero hay un grave error en la evaluación del peso de la estructura, lo que implica un alto riesgo para quienes las vayan a habitar (...) mejor dicho esos edificios no aguantan ni con su propio peso”, indicó.

 

Esos errores, en términos coloquiales, son el espesor de las columnas que solo tienen 20 centímetros cuadrados, con una luz (distancia entre las mismas columnas) de 8 metros, estribos que no soportan el peso vertical, espesores de la losa (piso) que no superan los 30 centímetros, muros rígidos basados en bloques de concreto y que van en contra de todas las normas de la construcción.

 

“Para edificios de ese tamaño las columnas deben de ser de mínimo 40 centímetros cuadrados con una menor distancia entre ellas y bien orientadas. Nada de eso se hizo”, aseguró.

 

A los cálculos de Rochel, se suma el informe de la Universidad de los Andes que da cuenta de que el Asensi sufre, en cada detalle, lo que explicó el ingeniero.

 

Según el estudio, este no cumple con los requerimientos básicos establecidos en las Normas Colombianas de Diseño y Construcción Sismo Resistentes, ya que su funcionalidad se ve afectada por las patologías halladas.

 

Una de ellas, y quizá la más grave, es que la edificación se construyó sin quedar clasificada “dentro de uno de los cuatro sistemas de resistencia sísmica” descritos en la norma. Esto quiere decir que si hay un movimiento telúrico la edificación no tendría capacidad de soportarlo.

 

“No hay claridad en referencia a cuáles requerimiento de diseño fueron utilizados para los elementos estructurales verticales del edificio”, reza en el informe.

 

Asímismo evidenciaron que no todas las muestras de concreto ensayadas, como parte del control de calidad en obra, cumplen con los requerimientos de resistencia mínima, por lo que recomendaron que el edificio no sea habitado hasta tanto no se corrijan esas peligrosas deficiencias.

 

Todo ello deja, hasta la fecha, 431 familias evacuadas de la misma cantidad de apartamentos. La mayoría (280) de Colores de Calazania, el último al que le impartieron la orden de desalojo el pasado 26 de abril.

 

El director del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (Dagrd), Carlos Gil, aclaró que aún no se atreven a asegurar cuáles otros edificios –aparte de los que ya cuentan con un estudio– pueden presentar los problemas ya conocidos.

 

“Comparten diseños constructivos parecidos, del mismo calculista y aprobados en la misma curaduría a los que ya están evacuados, pero no puedo decir que sufran de la misma patología, eso lo determinarán los estudios técnicos que ya solicitamos”, añadió.

 

Afectados con las evacuaciones solo piden que les cumplan

 

Haciendo cálculos a mano alzada Lérida CDO estaría sacando de sus arcas alrededor de 620 millones de pesos mensuales para atender a las 431 familias evacuadas de cuatro de sus edificios.

 

De acuerdo con expertos en patologías estructurales, repotenciarlos –como lo pretenden– no tardaría menos de seis meses, sin contar que esas propuestas deberán ser aprobadas por universidades que, técnicamente, indiquen sobre la viabilidad, o no, de su recuperación, lo que tardaría tres meses más.

 

Teniendo eso en cuenta, a la luz de la solvencia económica, Lérida CDO habrá invertido, para esa fecha, 5.580 millones de pesos en la atención a los evacuados, sin contar con lo que les tocaría pagar para repontenciar los edificios.

 

Eso ya preocupa a los afectados. Para Santiago Uribe, vocero de los habitantes del Space, es obligación de la compañía y de las autoridades garantizar su habitabilidad.

 

“Tendrán que responder porque violaron un Derecho Fundamental que es el derecho a la vivienda. Si no lo hacen, estaríamos ante una tragedia enorme que dejaría desplazadas, dentro de la misma ciudad, a casi 1.000 personas”, dijo sin ocultar el temor que han tenido desde el primer día del desplome del Space.

 

Ese mismo miedo lo viven en Colores de Calasania, el último edificio evacuado de la constructora.

 

“Claro que tememos. Pero esperamos que Lérida cumpla con lo que le exigió la Superintendencia que le dio tres meses para hacer los estudios”, dijo Hernán Giraldo, representante de los afectados de la unidad residencial.

 

Hasta el pasado viernes 144 familias, de las 280 evacuadas, ya habían firmado los compromisos con la constructora que ya les empezó a girar subsidios que oscilan entre los 450.000 y 700.000 pesos.

 

Este lunes habrá una jornada de asesorías jurídicas con abogados de la Defensoría del Pueblo y la Personería de Medellín.

 

Lérida, por su parte, reiteró su compromiso de atender integralmente a sus compradores: “Acatamos las indicaciones dadas por la Superintendencia de Industria y Comercio para atender temporalmente, mientras se adecúa la estructura en los términos de los estudios que se realizan, los valores de los arrendamientos (...) hasta que regresen a sus hogares”, indicaron.

 

 

 


YEISON GUALDRÓN / El Tiempo

Página Web - 2014/05/04

Fuente: http://www.eltiempo.com


Las familias de Colores de Calasania que tuvieron que dejar sus apartamentos hace 7 días por riesgos en la estructura de la unidad y que en estos momentos no han conseguido apartamento y están alojadas en hoteles del centro de Medellín seguirán en esa condición hasta que encuentren donde ubicarse, dijo Diego Restrepo, director del Instituto Social de Vivienda y Hábitat de Medellín, Isvimed.

 

El funcionario precisó que ya se han firmado 123 convenios para pagos de arrendamientos de los 337 apartamentos ocupados.

 

Añadió que en hoteles del centro (Nutibara, Gran Hotel y Botero Plaza), quedaron 50 familias y el resto está en albergues que ellas mismas se proveyeron.

 

En cuanto a los trasteos manifestó que el martes se realizaron 5 y ayer 15. Anotó que hasta el momento solo un propietario les ha manifestado que no firmará el convenio nuevo con CDO.

 

Recordó que Isvimed ubicó un puesto de atención en la sala de ventas de la unidad vecina Los Cerezos de Calasanz y la Personería de Medellín y la Defensoría del Pueblo le informaron que desde el lunes ubicarán allí funcionarios para asesorar a las familias.

 

Consuelo Guerrero una de las personas albergadas en un hotel dijo que hasta el momento no les han dicho que deban salir de allí.

 

Carlos Mario Uribe, gerente del Gran Hotel confirmó lo dicho por Consuelo y agregó que ayer se hicieron presentes allí representantes de una agencia de arrendamientos quienes llegaron con varias ofertas de vivienda en alquiler para las personas que siguen alojadas, unas 60. De allí ya han conseguido para donde irse, 20 personas.

 

En un comunicado, CDO reriteró que acató las indicaciones dadas por la Alcaldía de Medellín y la Superindustria, "para atender temporalmente (...) los valores de los arrendamientos de los diferentes habitantes de la copropiedad Colores de Calasania, acompañando así a nuestros compradores hasta que regresen a sus hogares".

 

 

 


RODRIGO MARTÍNEZ ARANGO / El Colombiano

Página Web - 2014/05/01

Fuente: http://www.elcolombiano.com