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Las municipalidades no han precisado los núcleos familiares que han sido desplazados.  No obstante, el ministerio de Vivienda y Habitat prometió dos mil soluciones habitaciones.

  • Del Lago de Valencia familias enteras evacuan la zona en improvisadas balsas y carretas

  • Las municipalidades no han precisado los núcleos familiares que han sido desplazados

 

Maracay.- Neimar Corro recuerda con estupor la imagen de la improvisada carreta que llevaba los enseres, donde el hombre y su caballo fallecieron por una descarga eléctrica.

A otra vecina del deprimido sector Paraparal, le lució aquello como la escena de alguna película sobre la guerra de secesión estadounidense. Allí los lugareños se sienten como los actores de reparto de Lo que el Viento se Llevó. Huyen con sus utensilios de una tragedia inminente.

Neidimar, madre de dos niños, cuenta que en la urbanización El Indio habitaban unas 50 familias, ahora solo quedan 10. Se rehúsan a abandonar sus hogares aunque el crecimiento paulatino del Lago de Valencia amenace sus vidas.

Contó que hace 37 años, con sus propias manos, bloque a bloque, levantaron sus hogares que ahora se ven forzados a abandonar.  “A mi mamá le dan crisis, se niega a vivir en una vivienda ajena”, dijo.

En el año 2012 cuando se reportaron las primeras inundaciones, creyeron que las autoridades locales y nacionales solventarían la amenaza. Sin embargo, sus acciones se han limitado a instalar bombas de achique que dilatan la crecida del estuario. Otros vecinos han sido trasladados a refugios temporales como el Cuartel Páez y algunos hoteles.

Las municipalidades no han precisado los núcleos familiares que han sido desplazados.  No obstante, el ministerio de Vivienda y Habitat prometió dos mil soluciones habitaciones.

Los comercios han cerrado sus puertas. “Aquí lo que han llegado son animales. Serpientes del color y tamaño que busque”, dijo. Una densa y maloliente legna recorre los porches y habitaciones de las casas. Las comunidades enfrentan un drama. Carecen de agua potable y energía eléctrica.

Cuando cae el sol duermen en viviendas de familiares y amigos, señaló la señora Corro, quien se desempeña como vocera de riesgo del sector El Indio, de Brisas del Lago, municipio Girardot del estado Aragua. Un idéntico éxodo forzado se replica en otros 17 sectores de la entidad aragüeña. Con frecuencia trancan la Autopista Regional del Centro para demandar atención gubernamental y ayuda, pero son reprimidos.

En cada urbanización se percibe una tragedia humanitaria particular. Sus moradores han sido desarraigados de sus lugares de origen, de residencia y trabajo. Consideran que las mudanzas colectivas revelan la fragilidad de las instituciones que deben dar respuestas al crecimiento progresivo del estanque.

A regañadientes se niegan a abandonar su apacible refugio, su único patrimonio que construyeron para huir del estrés y del ruido de las grandes ciudades. Algunos consiguieron cobijo en escuelas de la zona, donde salones de clases han sido convertidos en hogares temporales. Por los anegados callejones un séquito de migrantes, con sus pertenencias y electrodomésticos al hombro, abandona su terruño. Carecen de dinero para emigrar a otras ciudades, tampoco para comprar otra casa.

El cadáver del jinete y su caballo fueron retirados de la calle El Mamón.  Al samaritano muerto el pasado martes (5 de septiembre), lo identificaron como Dino Joaquín Tovar Mujica, de 36 años.  “Ayudaba a la gente a sacar sus corotos sin esperar nada a cambio”, señalaron policías municipales. Su carruaje colisionó con un electrificado poste que se encontraba sumergido en las aguas.

Sin embargo, quedó la desolación. Temen que pronto ese espacio remoto, donde la tranquilidad era la norma, anclado al sur de Maracay, quede borrado de la geografía nacional.

“Hacer las maletas y escapar ha sido una dura decisión para salvarse y reconstruir sus vidas”, comentó Neidimar Corro. Funcionarios de Protección Civil y bomberos se mantienen alerta. Monitorean con frecuencia la cota del lago que se ubica en 414 metros sobre el nivel del mar, la cual según los expertos supera su límite de seguridad.

Mientras tanto en Brisas del Lago familias enteras evacuan la zona en improvisadas balsas y carretas, escena predilecta de Víctor Fleming, el fallecido director de cine histórico cuando retrataba el fragor de la guerra civil estadounidense.

 

 


MARIANELA RODRÍGUEZ / El Universal

Página Web - 2017/09/07

Fuente: http://www.eluniversal.com/


Las áreas verdes de la localidad brindan un ambiente de estabilidad y confort.

Caracas.- Al igual que la mayoría de las localidades del Distrito Capital, la urbanización Vista Alegre ubicada al noroeste de la ciudad en el municipio Libertador, se caracteriza por la abundante presencia de árboles frondosos y áreas verdes que brindan un aire de estabilidad e invitan al disfrute de la naturaleza.

Sus caminerías y edificaciones entre las que proliferan quintas, cuyo aspecto refleja una mezcla de arquitectura moderna y antigua a la vez, son cuidadas bajo el lema de conservación que tanto defienden sus habitantes.

José López Sojo, dirigen vecinal y residente desde hace más de 57 años, así lo aseguró. Expresó que el propósito diario de quienes hacen vida en la parroquia es el de velar por la apariencia agradable de los alrededores aportando de forma individual con ayuda voluntaria. Con una pala, una escoba y un tobo, el señor José sale en las mañanas de su propiedad y recoge los desechos depositados por personas ajenas a la comunidad o muchas veces dejados por los mismos habitantes.

"La gente no tiene conciencia del daño que hacen al echar basura en la calle, por eso los vecinos tratamos de cuidar día a día del lugar donde vivimos, en vista de que no lo hacen los organismos que se deben encargar de ello. Aquí vinieron funcionarios del aseo urbano y nos dijeron que tenían prohibido prestar el servicio porque esta zona es opositora", dijo.

Por su parte, Lourdes León, residente de Vista Alegre, señaló que a pesar de la desidia que hay por parte del Gobierno al respecto, los vecinos se han organizado para sostener uno de los complejos residenciales más bonitos de Caracas.

"Si no cuidamos de  nosotros mismos, nadie lo va a hacer, por eso intentamos colaborar manual y moralmente con la recuperación de los espacios de nuestra urbanización para así preservar nuestra calidad de vida", apuntó León.

Habitantes de la parroquia Vista Alegre han denunciado el mal estado de las calles, avenidas y aceras sin obtener soluciones efectivas ante la precariedad en la que se encuentra la comunidad.

AUXILIO VIAL

Al término de la avenida principal de Colinas de Vista Alegre, el estado de la vialidad pone en riesgo a los urbanismos adyacentes debido a que existe un pronunciado hundimiento que impide el paso tanto vehicular como peatonal. A este problema se le suman innumerables fallas en los servicios públicos de la zona, tal como lo denunciaron un grupo de habitantes del sector, quienes no quisieron identificarse por medida de seguridad. Explicaron que en diciembre del 2016 ocurrió un derrumbe en el tramo mencionado que no solo desniveló la vía sino que originó un inmenso hueco por el que puede fácilmente puede ocurrir un trágico accidente. "Lo más preocupante es que por esa parte pasa la red de cloacas y el tubo matriz que surte de agua al urbanismo, los cuales están expuestos a sufrir averías por la cantidad de desechos que caen en el hueco", señaló uno de los vecinos. Indicaron que al lugar han asistidos topógrafos para evaluar el perímetro sin luego recibir las restauraciones pertinentes que requiere con urgencia la arteria vial.

 

 


DAYANA VÁSQUEZ VÁSQUEZ / El Universal

Página Web - 2017/09/08

Fuente: http://www.eluniversal.com/


El gobierno regional dispuso 300 millones para atender las emergencias en las viviendas y ciudadanos.


  • Más de 700 personas afectadas por fuertes lluvias en Anzoátegui

  • Inundaciones por lluvias en Anzoátegui afectaron a más de 700 personas

 

Puerto La Cruz.- Las inundaciones que han generado las fuertes lluvias en Anzoátegui afectaron a unas 700 personas, residentes de 117 viviendas, de ocho sectores del área metropolitana.

La autoridad única del Sistema Integrado de gestión de riesgo, administración de emergencias de carácter civil y desastres, Sigraed, Ubaldo Márquez, dijo que las precipitaciones y la crecida del río Neverí han ocasionado esta situación, aunque no se han registrado damnificados en toda la región.

Entre las zonas más azotadas por las tormentas y donde las familias perdieron sus enseres y sus viviendas presentan algunos daños están El Muro, Cotoperí, La Aduana, La Resistencia, Vista Hermosa, Mayorquín III, El Esfuerzo y El Chispero, en su mayoría ubicadas en el municipio Simón Bolívar, capital Barcelona.

Según Márquez están siendo atendidos 397 adultos y 315 menores de edad, en esta etapa de contingencia causada por el mal tiempo en el estado.

300 millones

El gobernador Nelson Moreno indicó que fueron aprobados 300 millones de bolívares, destinados a prestar  asistencia a los afectados. De ese monto 200 millones serán enviados a la Corporación de vialidad e infraestructura, Covinea, para recuperar las casas que presentan problemas y 100 millones son para Protección Civil y Cerpo de Bomberos pertenecientes, al Sigraed.

También indicó que se prevé aprobar una cantidad importante de alimentos del comité local de abastecimiento y producción para asistir a quienes sufrieron los embates de las lluvias de los últimos días.

Vientos huracanados

En el área metropolitana también se sintieron, el miércoles en la tarde, vientos huracanados, que afectaron las viviendas de cuatro familias y dejaron en medio de las vías árboles caídos, láminas de zinc desprendidas de algunos techos y vallas publicitarias.

Los comerciantes en Puerto La Cruz se vieron en la obligación de cerrar sus negocios, por cuanto el servicio eléctrico falló, al llegar el fenómeno natural. La alarma se adueñó de la población, pero según las autoridades, solo se reportaron daños en esas casas.

 

 

 


MIRIAM RIVERO / El Universal

Página Web - 2017/09/07

Fuente: http://www.eluniversal.com/


Durante esta semana más de 7.000 familias recibirán las llaves de sus hogares edificados por la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV).

Este programa social fue creado por iniciativa del comandante Hugo Chávez, para brindar atención a las familias venezolanas que habían quedado sin techo propio a consecuencia de las intensas lluvias registradas en el país a finales de 2010 e inicios de 2011.

Posteriormente, se extendió al resto de la población, principalmente a aquellas familias que por razones económicas —debido al alto costo de los inmuebles del mercado especulativo– no habían podido adquirir una casa propia.

Hasta la fecha, 1.737.166 familias cuentan con una casa edificada por la GMVV, lo que ha permitido alcanzar una proporción de 11,59 viviendas por cada 1.000 habitantes.

Durante 2017 esta gran misión prevé construir 540.126 viviendas para alcanzar una meta histórica de 2.000.000 hogares de la patria, y la meta para 2019 es llegar a 3.000.000 de hogares construidos y entregados.

En los últimos seis años se han develado 20 hitos, de los cuales tres fueron en la gestión del comandante Hugo Chávez y 17 en la del presidente Nicolás Maduro.

Esta semana el Gobierno Bolivariano también entregará 3.172 títulos de propiedad a familias con casas y apartamentos ya adjudicados.

 

 


Agencia Venezolana de Noticias

Página Web - 2017/09/07

Fuente: http://www.avn.info.ve/


En Isla La Culebra, al este del Lago de Valencia, los pobladores temen a la época de lluvias. El temporal se traduce para ellos en una crecida de las aguas que termina por destruir sus viviendas.

Desde hace cinco años consecutivos el temor vuelve a las islas, en especial esta que es la única poblada. José Vega vive al final de la avenida La Montañita. Tiene toda su vida en la zona, exactamente 35 años, y ha visto a familiares y vecinos huir de sus hogares por el voraz lago de Valencia.

Una cerca divide el asfalto de la tierra húmeda que años atrás era una vía para las casas que hoy yacen bajo las aguas. Vega es hijo de “La Chona”, una mujer conocida en el sector y a la que todos se refieren cuando hablan de la crisis del lago, porque su casa es la próxima víctima.

Vega tiene un ojo rojo y bastante hinchado. Intentó matar a una serpiente y se estrelló con una pared, pero esa no es su mayor preocupación. Ver como hacia el lado derecho de la vivienda que comparte con su madre el agua golpea, mientras las plantas crecen, le preocupa más. Ellas están preparadas para continuar su ciclo porque el lago no para de expandirse.

Al lado izquierdo del camino hay unos gallineros recubiertos de maleza en los que el agua también entró. Vega señala la zona y dice: “Antes habían como 20 hectáreas de largo y ahora ya no están. Ahí vivían muchas familias y se tuvieron que ir”. Quienes perdieron sus hogares huyeron a casa de otros allegados o están refugiados en un colegio de la zona. Todos son victimas del mal progresivo que inicia en julio con la llegada de las lluvias.

La pérdida de viviendas es el mal mayor, pero hay otros daños y riesgos cuando el lago aumenta su extensión. Uno de ellos es el problema con los postes de electricidad. Muchos quedan sumergidos y es un riesgo que una de las guayas caiga y cree un corto circuito mortal para cualquiera.
Agua por suelo

Diagonal a la vivienda de Vega y “La Chona” está una casa desolada, cubierta de cayenas que alguna vez formaron parte del jardín. Ahora el lago entra y sale por las puertas y el suelo desapareció de la vista. Una capa de agua con lemna recubre la zona llena de plantas acuíferas. El líquido despide un olor desagradable, mientras el bamboleo mueve unas botellas de plástico que flotan a la deriva.

Dos casas a la izquierda, una familia está sentada en lo que alguna vez fue su porche. No ven otra escapatoria más que demoler la vivienda. El dueño sostiene un mazo y revienta una de las paredes, con cuidado apila los bloques para reutilizarlos. Tiene fe en que en un futuro encontrará una vivienda digna o que el Gobierno le otorgue una. Mientras tanto, irá a un refugio como muchos otros. Aún hay paredes de color naranja y algunas pertenencias siguen dentro, la ventana está tirada en el suelo y en uno de los cuartos hay un carrito de helados destruido. Son 40 años en la isla que debe dejar atrás.

En esa calle casi todos son familia o se conocen, pero la mayoría ha partido poco a poco. Un año le toca a unos, en el siguiente a otros y en el futuro a cualquiera. Es una ruleta en que apunta al más cercano a la orilla.

Los pobladores extrañan los días en los que las gallinas corrían por la zona y en los que las plantaciones de ají y cebolla crecían bajo la suave brisa que caracteriza a la zona. La vegetación cambia, al igual que las casas que se anegan poco a poco hasta ser inhabitables. En distintas zonas se comprueba.

En el terraplén que une El Roble con La Culebra se ven casas en ruinas bajo el agua, mientras arboles secos salen a la superficie como estatuas que recuerdan que alguna vez ahí hubo vegetación. Esa misma vía ha quedado sumergida y a ellos sólo les queda salir en peñero o permanecer aislados. Los gobernantes no se aproximan a la isla a pesar de las constantes denuncias.Los pobladores se sienten olvidados.

 

 


Armando Díaz / El Carabobeño

Página Web - 2017/09/06

Fuente: https://www.el-carabobeno.com/