 Tomé la decisión de comprar mi casa  en menos de un mes, y ahora me arrepiento de algunas cosas que en ese  momento no tomé en cuenta. Al igual que yo, mucha gente toma decisiones  inmobiliarias a la ligera, basándose en sentimientos pasajeros para  tomar decisiones duraderas. Quizás esto se deba a la creencia de que las  casas son una buena inversión, pero como vimos en el artículo anterior, no siempre es así.
Tomé la decisión de comprar mi casa  en menos de un mes, y ahora me arrepiento de algunas cosas que en ese  momento no tomé en cuenta. Al igual que yo, mucha gente toma decisiones  inmobiliarias a la ligera, basándose en sentimientos pasajeros para  tomar decisiones duraderas. Quizás esto se deba a la creencia de que las  casas son una buena inversión, pero como vimos en el artículo anterior, no siempre es así.
 
Aunque te parezca increíble, tener casa es una de las razones principales por las cuales muchos no lograrán nunca la independencia financiera. El economista británico Andrew Oswald demostró que existe más desempleo en aquellos países en que hay más gente con casa propia.  Por ejemplo, en Paraguay, 81% de la población tiene casa propia, y en  los países nórdicos, donde la calidad de vida es mucho más alta, el  promedio es de 54%. Y esta correlación también existe entre las  ciudades. El que alquila se muda a donde hay trabajo, pero el  propietario cuya única inversión es su casa, perdería todo lo que tiene  si se va de una zona con pocas oportunidades. Cuanto menos recursos  tiene una familia, más se aferra a lo poco que tiene, e irónicamente  reduce así sus posibilidades de mejora.
 
Ten cuidado con el corazón. No importa cuánto te esfuerces por  economizar y ahorrar en otras áreas, si tu casa es un error financiero,  puede llevarte a la bancarrota o mantenerte en pobreza crónica por el  resto de tu vida.
 
Pero esto no significa que nunca sea bueno comprar una casa. A continuación, las cinco cosas que debes tomar en cuenta para que tu casa no te haga su rehén.
 
1. El crédito. En México, los créditos hipotecarios  son carísimos. Incluso aquellos de instituciones gubernamentales están  alrededor del 10% anual, cuando en Canadá o Singapur no pagas más de 3%.  Eso significa que en 30 años pagas tu casa 3 veces. Los intereses  suelen ser más onerosos que la renta, a tal grado, que podrías pagar tu  casa de contado si rentas y ahorras durante diez o quince años en lugar  de pedir financiamiento.
 
¿Qué opción tienes? Asegúrate de que tu crédito permite adelantar  pagos y no contrates ningún crédito si no puedes liquidarlo antes de los  5 años.
 
2. El tamaño sí importa. ¿Sabes qué es un elefante  blanco? En la antigüedad era considerado un animal sagrado, así que no  podías rechazarlo si te lo regalaban, pero se convertía en una maldición  porque alimentar a un elefante es costosísimo. Así son también las  casas con exceso de  espacio: cada metro de tu casa absorberá dinero y  tiempo. Si ya tienes una casa demasiado grande, considera mudarte a una  más pequeña, o aprovecha tus espacios rentándolos en páginas como  airbnb.com. También hay quienes deciden vivir y compartir gastos con  compañeros, rentar un piso de su vivienda o aprovechar sus jardines para  sembrar vegetales. Jamás elijas tu casa de acuerdo con tu capacidad de compra o el estatus que quieres transmitir: el objetivo es que no quede espacio sin aprovechar.
 
3. Tu edad y madurez. Cuando la gente joven y sin  conocimientos financieros adquiere casa, suele terminar en desastre.  Esto se debe a los créditos costosos, pero también a que todavía tenemos  vidas movedizas. No sabemos si formaremos o no una familia o qué tan  grande será. Quizás estamos pensando cambiar de carrera, o de trabajo, o  de ciudad. Si no estás seguro de qué camino tomarás en la vida, tampoco  sabes qué casa es para ti. Aprovecha que eres joven para ahorrar e  invertir y, cuando estés listo y sientas que conoces bien tus  prioridades, compra al contado una casa que te ayude a mantener estas  prioridades en su lugar.
 
4. La ubicación. Está comprobado que pasar más de 80  minutos al día transportándote reduce sustancialmente tu calidad de  vida y salud mental. Vivir cerca de amigos, familiares, comida,  educación, cultura y trabajo no es un lujo, es una necesidad. También lo  es una casa en zonas con buenos caminos, transporte público y, de ser  posible,  facilidades para circular en bicicleta. Lo ideal es que tu  casa no te obligue a comprar coche, ni a desplazarte largas distancias  para cubrir tus necesidades físicas, emocionales y de superación  personal.
 
Si sólo te alcanza para una casa alejada de todo, entonces ¡no compres casa! Es mejor rentar un cuarto cerca de lo que amas, que pasar la mitad de tu vida solitario y estresado en los caminos.
 
Toma en cuenta también el costo de vida del área donde vivirás. Si  trabajas desde casa o estás jubilado, quizás te convenga vivir en una  ciudad más pequeña y barata. Así mismo, sopesa las ventajas y  desventajas de vivir en condominio. Suele ser un poco más costoso, pero  en algunas ciudades tiene ventajas que repercuten directamente en la  calidad de vida porque propicia la convivencia con los vecinos, suele  alejarte del ruido vehicular y de perifoneo, y mejora la seguridad.
 
Prueba rentar unos meses en la zona donde quieres comprar. Estarás  más al tanto de la calidad de los servicios, la seguridad, y los  problemas generales del área, y te darás cuenta del tipo de vecinos que  tendrás (un mal vecino puede hacer de tu casa perfecta un infierno).  Además, así probarás si una casa que aparenta estar a 5 minutos del  trabajo está en realidad a 50 minutos en horas pico.
 
5. Planeación. Conozco a personas que desde sus  treinta o cuarenta años están buscando una casa que se adapte a un  retiro cómodo. Buscan vivir cerca de sus familiares, construyen casas de  un solo piso con cómodas rampas para facilitar su movilidad, se  aseguran ingresos extra en la vejez dejando espacios para huertas  caseras, o diseñan su casa dejando abierta la posibilidad de construir  apartamentos para renta más adelante. Se trata de gente que busca o  construye casas que permitan satisfacer sus necesidades presentes y  futuras.
 
Existen casos opuestos. Hace años renté una casa donde había que  caminar por el centro de todas las habitaciones para llegar al único  baño. Tiempo después el dueño quería venderla pero nadie la compraba,  por obvias razones. La casa no será sólo para ti: piensa que su diseño  se adapte a las necesidades de futuros habitantes. Por ejemplo, aunque  tú sólo tengas un auto, no elimines la posibilidad de que entre uno más  (sembrando un árbol a la mitad del espacio, por ejemplo). Si harás un  vestidor grande, asegúrate de que esté cerca del pasillo y no en la  esquina de tu recámara, para que un comprador potencial pueda usar ese  espacio como estudio para sus hijos. Aunque pienses envejecer en un  lugar, la vida da muchas vueltas. Una casa difícil de vender es una casa  con la que estarás varado por mucho más tiempo del que deseas.
 
6. Vender cuando sea necesario. Tu bienestar se  reduce aunque ya te hayas adaptado a manejar dos horas diarias, dejar  pasar oportunidades de mejores trabajos, pasar dos días haciendo el  aseo, y estés acostumbrado a no ver a tu familia ni amigos. Todos  odiamos las mudanzas, y nos encariñamos con la casa, aunque nos haga la  vida miserable porque, hay que admitirlo, somos pésimos para buscar la  felicidad. Pero podemos mejorar, y un primer paso podría ser no  aferrarte a una casa que te tiene como rehenes a tus finanzas y tu  felicidad.
 
Aclaración:
 El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.