Edificio y sueños se hicieron polvo (COLOMBIA)
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La demolición de Space, según la Alcaldía, eliminó el riesgo que la estructura podría generar. Desaparecieron los espacios que sus propietarios escogieron para vivir.
Un edificio hecho polvo. Una nube que no dejaba ver por varios minutos, y una montaña de escombros: losas, pedazos de columnas, varillas expuestas, partes apiladas que se fueron revelando cuando se asentó lo más pesado en el aire.
No había más qué mirar.
¿Cómo se vuelve polvo un edificio? Sonaron tres avisos, sirenas de bomberos durante quince segundos cada vez. Faltando cinco minutos para la explosión; luego, faltando dos, y por última vez el sonido de alarma cortado en medio por el golpe sordo de la detonación, explosivos y partes de concreto chocando al caer.
Se usaron 200 kilos de explosivo indugel dispuesto en más de 1.000 perforaciones en sitios planeados de la estructura, 3.000 metros cordón detonante y detonadores. El rugido de 116 decibles superando las alarmas fue en verdad el resultado de 20 detonaciones con diferencias de milésimas de segundo, que buscaban partir el edificio en dos antes de que cayera en un área calculada, según explicara el ingeniero Rogelio Gómez Escobar, gerente de la firma Atila, encargada de derribar la estructura.
Para él fue un trabajo más, con la diferencia de que el edificio estaba herido de muerte.
Lo cierto es que se pretendía echar por tierra más de 10.000 metros cuadrados construidos, sin correr riesgos y de una forma rápida, y quedó hecho pedazos en seis segundos. El edificio se hizo polvo que se asentó en minutos y escombros, que tardarán dos meses en recoger.
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Fue un día gris para la ingeniería nacional a juicio de la presidente de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, Diana María Espinosa Bula. Desde la capital de la República, llamó al gremio para aprender las lecciones de esta experiencia y retomar el cuidado y el respeto de los profesionales en todas las fases de un proyecto de ingeniería.
Subrayó que en adelante no debe haber duda sobre el cumplimiento de las normas de sismorresistencia.
"No estamos para destruir sino para construir", dijo, por su parte, el Ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao.
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Desde el restaurante Hatoviejo, sobre la vía a Las Palmas, algunas familias que tenían sus apartamentos en Space vieron la caída del edificio. Guardando distancia con la multitud, siguieron el final de la propiedad. Entre ellos estaba Carlos Alberto Ruiz, vocero de los afectados, contra quien la constructora ha interpuesto recurso de tutela al considerar que con sus declaraciones ha afectado su buen nombre.
Aunque consideró triste ver caer el edificio donde él y sus vecinos eligieron vivir, confía en que al final todos puedan recuperar su patrimonio.
Y es que con el edificio se hicieron polvo también los planes de las familias que invirtieron sus recursos para hacer allí años de sus vidas. Planes de fijar un cuadro en la sala, de pintar las paredes del color favorito, de ver crecer a los niños y mirar desde el balcón el reguero de luces de la ciudad por la noche.
"La ciudad cierra un capítulo doloroso que costó la vida de 12 personas y afectó gravemente la calidad de vida y el patrimonio de muchas familias más", dijo el alcalde Aníbal Gaviria. Sin embargo siguen las reclamaciones: 37 familias todavía no han llegado a acuerdos en el valor de sus apartamentos en Space y están también los evacuados en Asensi, Continental Towers y Colores de Calasania. Y la incertidumbre de quienes habitan edificios donde estudios de ingeniería hablan del incumplimiento de las normas de sismorresistencia.
Con el procedimiento se cumplió una orden de policía vigente. La medida se sustentaba en que la edificación representaba riesgo para la vida de los vecinos y de cualquier persona que se acercara.
"Esta alcaldía tomó la decisión de terminar con la amenaza. Es una decisión que admiramos y resaltamos", dijo el director Nacional de Gestión del Riesgo, Carlos Iván Márquez.
Sin embargo para Álvaro Villegas Moreno, socio y asesor del Grupo CDO, derribar el edificio fue un error, considerando que la estructura se podía recuperar. Dejó en manos de los abogados de la constructora la posibilidad de una demanda contra el Municipio.
El Municipio, por el contrario, espera reclamar por la vía jurídica los costos de demoler el edificio que comenzó que colapsó en parte el 12 de octubre de 2013.
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Al asentarse, el polvo de Space cayó sobre las cabezas de los que miraban a 100 metros, sobre las calles y sobre todo. Al final, una parte tocó también las historias de quienes recordaron a sus muertos, atrapados bajo toneladas de escombros de una caída sin avisos, sin sirenas ni explosivos.
¿QUÉ SIGUE?
REHABILITACIÓN Y RECLAMOS
Según el gerente de Vivienda Segura de Medellín, Diego Restrepo, hay por ahora un vacío normativo que impide a los curadores a otorgar licencias para reforzar edificios en el país, situación que retrasa un procedimiento de rehabilitación para Asensi, Continental Towers, Colores de Calasania y las urbanizaciones que así lo requieran para ser habitables. Más allá de los procedimientos, los propietarios emprenderán reclamaciones.
EN DEFINITIVA
Luego de la demolición de las fases 1 a 4 del edificio Space, continúan los procesos de reclamación para los afectados. El Municipio defendió el procedimiento por el riesgo que implicaba la edificación.
JOSÉ F. LOAIZA BRAN /El Colombiano
Página Web – 2014/09/24
Fuente: http://www.elcolombiano.com