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El Banco Central permitió que a partir de ahora se pueda comprar desde el pozo; también que los boletos de compraventa se entreguen como garantía de los préstamos

El camino a la casa propia está plagado de obstáculos. Hay, por ejemplo, 1800 edificios sólo en la ciudad de Buenos Aires que están terminados, pero como no tienen el final de obra no se pueden escriturar y, por lo tanto, tampoco se pueden comprar con un crédito bancario. Para subsanar este problema, el Banco Central (BCRA) estableció que, a partir de ahora, los bancos podrán tomar tanto los boletos de compra como las participaciones en fideicomisos como garantías de financiamiento.

Esto facilitaría que no sólo desarrolladoras inmobiliarias accedan a préstamos bancarios para financiar sus proyectos, sino que también lo hagan todos aquellos individuos que quieran comprar una vivienda que todavía no está en condiciones de ser escriturada o que apuesten a algún desarrollo desde el pozo, aportando mensualmente a algún fideicomiso.

"La idea es hacer un puente entre el momento en el que un desarrollo está en el pozo, en su momento cero de la construcción, y la adjudicación final de la vivienda", explicó una fuente del sistema financiero que estudió de cerca la norma, que el BCRA publicó el viernes pasado, pero sin darle demasiada difusión. "No hay apalancamiento en ese tramo porque no hay hipotecas. Y hay muchos proyectos parados, porque las entidades financieras se quedaban sin garantías", agregó.

El Gobierno venía trabajando en el marco de la mesa de diálogo que se abrió con los actores del sector de la construcción en distintos esquemas para favorecer el otorgamiento de créditos intermedios, como se conocen en la jerga las líneas orientadas a las desarrolladoras inmobiliarias. Con la comunicación "A" 6250 el BCRA estaría recogiendo el guante.

"A partir de esta comunicación, se podrá financiar al desarrollador, al constructor que necesita financiamiento y después al inversor que quiere comprar desde el pozo y le falta la plata", apuntó la fuente.

En el Banco Nación reconocieron que ya están comenzando a trabajar para poder ponerla en marcha. "La vamos a incorporar, sin lugar a dudas", dijo a LA NACION el presidente del banco estatal, Javier González Fraga. En el Gobierno esperan que el Provincia, el Ciudad y los bancos privados más activos en el negocio de hipotecas lo sigan.

"Es una buena noticia para el sector, hay que ver cómo lo toma el sistema financiero. Más allá de que el Banco Central haya comunicado esto, hay que ver qué bancos adhieren. Es muy probable que el financiamiento sea para los constructores y luego que vendan las unidades con hipotecas del mismo banco", aventuró Germán Gómez Picasso, director de Reporte Inmobiliario.

 

Cambio de paradigma

Hasta ahora, explicó Gómez Picasso, los constructores solían financiar las obras con las cuotas que mensualmente aportaban los compradores, muchos de los cuales eran inversores. Sin embargo, señaló, "ahora vamos a un ciclo nuevo, donde el constructor es quien pone y arriesga plata, con algo de financiamiento, y después vende las unidades terminadas. Ningún constructor estaba construyendo hasta ahora viviendas para el usuario final, porque no había crédito; se hacía todo para el inversor. Por eso el usuario final sale a buscar departamentos nuevos y no hay en el mercado", apuntó.

La norma del BCRA ayudaría además a subsanar los largos plazos que muchas veces transcurren desde que se termina un departamento hasta que se logra escriturar. Con los registros de propiedad desbordados, en plazas como en Córdoba una escritura puede demorar entre dos y hasta seis años, según explicaron desde el sector inmobiliario. Bajo este nuevo esquema, el comprador de una propiedad podría sacar un crédito cediéndole al banco el boleto de compra o la participación en un fideicomiso, según el caso.

Pero, además, la norma no estaría sólo pensada para el desarrollo de viviendas. También permitiría, por ejemplo, que un productor agropecuario ponga su campo en un fideicomiso como garantía para poder financiar capital de trabajo, O incluso podría facilitar el desarrollo de urbanizaciones sobre tierras fiscales, mediante la constitución de fideicomisos. Según el texto, se podrá ceder en garantía, incluida la fiduciaria, "boletos de compraventa de terrenos, lotes o parcelas, sean urbanos o rurales, o galpones, locales, oficinas, cocheras y viviendas ya construidos respecto de los cuales no se pueda constituir hipoteca por no encontrarse inscripto el inmueble en el registro inmobiliario de la jurisdicción correspondiente".

Los boletos de compraventa de terrenos, lotes o parcelas ya construidos deberán ser, según especifica la norma, en el caso de inmuebles cuyo destino sea la vivienda, por el 75% del valor de la propiedad, y del 50% del valor cuando no tengan como destino la vivienda. Lo mismo en el caso de los fideicomisos u otros derechos sobre desarrollos inmobiliarios. El BCRA también fija varias exigencias para la cesión en garantía de derechos sobre desarrollos inmobiliarios implementados a través de fideicomisos. Por caso, exige una copia del contrato autenticada por escribano.

 

Un mercado que se despierta

1800

Edificios

Hay en la Capital que están terminados, pero no tienen el final de obra y no se pueden escriturar. Tampoco se pueden comprar con crédito bancario.

20%

Compras con hipotecas

Es la cantidad de operaciones inmobiliarias que se hicieron con crédito bancario en abril pasado, según el Colegio de Escribanos de la Ciudad.

30,8%

Crecimiento del crédito

Es lo que creció el stock de créditos hipotecarios al 1° de junio con respecto a un año atrás. Ya suman $ 71.638 millones , según datos del BCRA.

 

 


Florencia Donovan / La Nación

Página Web - 2017/06/06

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/


1,5 millones de personas viven sin título de propiedad, apiñados en las villas miseria. Compran, venden y alquilan sin papeles. El Gobierno da el primer paso para regularizarlos

Germán y Noelia Aguilar jamás olvidarán el día en que compraron su casa. No había testigos, ni un banco, ni notario. El vendedor no tenía un solo papel encima de la mesa del comedor en la que ahora lo cuentan. “Yo estaba muy nerviosa. Siempre está el miedo de que venga un supuesto dueño real a sacarte, porque nadie te garantiza que el lugar que compras sea tuyo”, relata ella. Solo había una bolsa con dinero, más de 20.000 dólares, unas llaves, y un apretón de manos. Como si estuvieran comprando un armario. Ellos entregaron los billetes al supuesto dueño, que desapareció –“creemos que vive en el sur, por suerte”- y se quedaron con la “casa”, una planta baja de poco más de 25 metros cuadrados con literas en el comedor para sus hijos –Noelia tiene siete de anteriores relaciones, aunque no todos viven siempre ahí- y una pequeña habitación para el matrimonio.

La vivienda, en realidad una chabola de ladrillo con las paredes destrozadas por la humedad, está en el barrio Güemes, la zona más antigua de la Villa 31. Es la más conocida de Buenos Aires, en pleno centro de la ciudad, a unos centenares de metros del hotel Sheraton. “No hay papeles, pero la villa sabe quién vende y quién compra”, confía Germán. 40.000 personas viven apiñadas en torres precarias de cuatro y cinco alturas, levantadas sin planos ni cimientos, casi siempre sin escaleras interiores. “No se caen porque las construyen los mismos paraguayos que hacen las casas de los barrios caros, que son muy buenos. Y porque se apoyan unas en otras”, cuenta mientras señala edificios que cruzan los callejones y se pegan a los de enfrente.

Al contrario de lo que piensan muchos desde fuera, en la villa viven sobre todo trabajadores. Basta ver su aspecto a las cinco de la mañana, con enormes colas para los autobuses. Son albañiles, empleadas domésticas, personas con oficios clásicos –Germán es ayudante de cocina en un restaurante de la Costanera, al borde del Río de la Plata- que acaban allí por su ubicación en pleno centro, porque es algo más barato –no mucho- y sobre todo porque se alquila de palabra, sin avales. En el resto de la ciudad los propietarios piden garantías imposibles para estos trabajadores precarios, muchos en negro.

Más de un millón y medio de personas viven así en Argentina, en villas miseria (barrios de chabolas) sin ningún título de propiedad, ocupando terrenos públicos. No pagan luz ni agua, que sacan de donde pueden. Por eso están rodeados de cables y mangueras por todas partes, con desagües improvisados que se colapsan enseguida. El Gobierno de Mauricio Macri, apoyado por organizaciones sociales como Techo, Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, Barrios de Pie, Corriente Clasista y Combativa ha hecho un gran censo preliminar en el que ha encontrado 4.100 asentamientos con 1,5 millones de personas, 400.000 familias. Ya se sabe oficialmente que están ahí. Ahora el Gobierno les entregará un “certificado de vivienda” con el que podrán reclamar contratos de agua y luz. Existir para el Estado y las compañías privadas. Es un paso previo para llegar a un título de propiedad en el futuro. Aunque en el Gobierno admiten que para eso quedan muchos años. Lo que parece bastante claro es que, salvo excepciones, no los echarán. Nadie se atreve. Están muy organizados para impedirlo.

La villa 31 se ve desde lejos, invade la autopista de acceso al centro de Buenos Aires, pero para percibir su cruda realidad hay que acercarse. El olor es muy fuerte. Y siempre hay que mirar arriba porque en cualquier momento cae agua o algo peor. “Lo que más me impactó cuando llegué son los olores. En verano es tremendo. Y la lluvia. El agua se mete por todas partes. También lo cerca que vivimos unos de otros. Cada vez que el vecino va al baño pasa por esa tubería y parece que la casa se va a venir abajo”, dice Noelia mientras señala un tubo que atraviesa su cocina desde el techo a la pared que da a la calle. “Aquí no hay muchos robos en las casas. Porque vivimos tan pegados que siempre hay ojos mirando. Ahora mismo nos están escuchando todo”, se ríe Germán. “Acá vivimos tan hacinados que ahora discutimos por whatsapp, cada uno en un lado de la cama, para que no se enteren los vecinos. Muchos en la villa lo hacen”, cuenta Noelia. La pareja vivía en un barrio normal pero perdieron su casa y acabaron aquí. Esperan que no sea para siempre. “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar” se lee en la puerta de su casa.

En la villa muchos piensan que este último plan es solo una nueva promesa en pleno año electoral. “Como cantaba Serrat, Gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras, de mi calle ayer a oscuras y hoy sembrada de bombillas”, se ríe Germán. Pero todos alimentan el sueño de tener algún día el título de propiedad. Sobre todo los que, como Germán o Félix, un peruano en la villa Fraga, otro asentamiento más pequeño cerca del cementerio de La Chacarita, se han dejado la piel para comprar su espacio. Félix y su mujer trabajan en talleres de costura, la especialidad de peruanos y bolivianos. “Hacíamos de todo de 6:00 a 24:00. Solo veníamos a dormir unas pocas horas. Mi cuñado cuidaba a nuestros hijos. Así pudimos ahorrar y compramos la casa por 280.000 pesos (17.000 dólares). Ahora nos da miedo que nos echen. Es todo lo que tenemos. Nadie te alquila en la ciudad sin avales y con cinco hijos. Y comprar allí es imposible”, explica. Félix compró una planta en la villa. Ahora ha construido otras tres encima y vive cómodo con sus cinco hijos. Muestra orgulloso su casa, recién acabada, aunque por todas partes hay barro y suciedad. Por la calle deambulan algunos drogadictos.

Esta villa es particular porque sus vecinos quisieron ser diferentes. No les gustaba la idea de robar la luz. Así que contrataron líneas e instalaron los medidores en la pared que rodea el asentamiento, para que todos los vean. Existir, buscar cualquier atisbo de legalidad, es clave. Ni siquiera el correo llega a las casas. En el quiosco de la entrada, sobre una verja, están apiladas todas las cartas. Los vecinos las recogen de ahí.

El mercado está en alza. Nada se queda vacío. La crisis desplaza cada vez más gente de la ciudad a las villas, algunas han duplicado su población en los últimos 15 años. Petronila Yayanaco, también peruana, lleva casi 10 años en Argentina. Limpia oficinas y su marido es electricista. “Pagué 85.000 pesos (5.300 dólares) por el aire”, se ríe. Compró el derecho a construir un piso encima de la casa de otro señor. No había papeles, pero confió. El dueño le vendió después otro “aire” a otra señora, que ha construido un tercer piso encima. Y ahora teme que hagan aún un piso más. “No hay nadie a quien acudir, ningún documento, nada. Todo pende de un hilo”, cuenta.

Las villas huelen a cloaca tapada y suenan a pueblo. Por la puerta pasa gente vendiendo huevos, patatas, verduras, helados, de todo. Los vecinos pelean a veces pero se ayudan mucho, se necesitan, están demasiado cerca. Aunque también hay narco y violencia. Todo es flexible y alegal. “¿Quieres luz? Es muy fácil, te subes a ese poste, buscas el positivo y el negativo y enganchas tu cable”, señala Germán. “Ahora, no esperes que sea seguro. Hay cortes todo el tiempo. Y muchos incendios. Los bomberos no pueden entrar, no cabe la autobomba. Tampoco hay de dónde sacar agua”. Las ambulancias solo pasan con escolta policial, y a muchas zonas tampoco llegan. Otras se pierden. El GPS solo dice “está usted entrando a zona peligrosa”. Pero se puede conseguir cualquier cosa allí. “Hay de todo, solo falta un cajero automático; pero yo pienso que es mejor, de otra manera nos convertiríamos en un gueto porque la plata está afuera y eso nos obliga a salir al resto de la ciudad”, cuenta Germán.

Las villas son una herida abierta de un país como Argentina que fue uno de los más ricos del mundo. Pero también suponen un enorme negocio que resuelve un problema: los barrios ricos necesitan cerca a trabajadores que no pueden pagar sus precios. Algunos se aprovechan. Como Augusto Ampuero, un peruano de 62 años que lleva 22 en Argentina. Desde su terraza se ve bien el cementerio de La Chacarita, donde están los restos de Gardel. Él funciona como una especie de inmobiliaria en la villa. Alquila unas siete habitaciones. “Yo acá selecciono a la gente y no le alquilo a cualquiera. A un tipo que no conozco no le alquilo porque hay muchos narcos y te ensucian la casa. Vienen de afuera y como esto es una villa se creen que puede hacer negocios fácilmente. Yo no me tengo que llevar bien con los inquilinos, son ellos los que se tienen que llevar bien conmigo. Y si no, a la calle”, confiesa.

“Gano 10.000 pesos (615 dólares) trabajando de 9.00 a 13.00; mi señora es docente y gana 7.000 (430 dólares) y de alquileres recaudo 20.000 (1.200 dólares). Así llegamos a un ingreso de 37.000 pesos (2.280 dólares) entre los dos”, revela el hombre. Con este sobresueldo Augusto se coloca en unos ingresos por encima de la media de la ciudad. “Cuando urbanicen se me terminó el negocio pero me pregunto cuándo va a ser eso. Con suerte, de acá a cinco años. Y con ese tiempo me alcanza. Yo acá en verano me divierto, pongo la pileta, hago asado y tengo la mejor vista del barrio”, se ríe ufano este ganador de la villa. El Estado deja un hueco que se ocupa por las bravas, es la ley del más fuerte. Ahora van a intentar reorganizarlo. Costará años. Pero al menos los villeros sentirán que existen oficialmente.

 

 


Carlos E. Cué - Ramiro Barreiro / El Páis

Página Web - 2017/06/05

Fuente: http://internacional.elpais.com/


[Dia Mundial del Medio Ambiente]

 

La casa hecha con basura de Elena Rogers, una torre en Puerto Madero y la sede de Gobierno entre los más ecoresponsables.

 

El 5 de junio fue declarado por la ONU como el "Día Mundial del Medio ambiente" para concientizar a las personas sobre la importancia del resguardo y cuidado del medio natural y de sus recursos no renovables. En ese contexto, ARQ eligió algunas obras argentinas que han sido proyectadas y construidas con una visión sustentable de la arquitectura desde diferentes enfoques.

En términos generales, la incorporación de mayor tecnología para el ahorro energético no determina por sí sola la sustentabilidad de un edificio. Igualmente se debería cuestionar la aplicabilidad de las normas de certificación importadas de otros países y basadas en conceptos que no siempre se adaptan al medio local. Así, el resultado se limita a satisfacer una tendencia de mercado.

En el mismo sentido, las certificaciones deberían premiar no solo a los edificios que usen sistemas de climatización con refrigerantes ecológicos. También a aquellos proyectos que no requieren de equipos especiales por estar bien orientados, ventilados y aislados.

En definitiva, sería saludable (y sustentable) volver a las bases, a las herramientas de diseño bioclimático. Las buenas prácticas o reglas esenciales que resuelven (con arquitectura) el aprovechamiento de las buenas orientaciones atendiendo las características ambientales y de asoleamiento. Aquellas que incluyen muros y techos bien aislados, ventanas protegidas y ambientes ventilados.

Después, lógicamente, serán bienvenidos las envolventes vegetalizadas, los sistemas de reuso del agua y toda la batería de recursos tecnológicos disponibles.

1) Construir con “basura"

El proyecto “Nave Tierra” fue impulsado por la pareja de actores que conforman Elena Roger y Mariano Torre y materializado por el especialista norteamericano Michael Reynolds. Unos 70 voluntarios trabajaron durante 25 días construir en Ushuaia la “primera vivienda autosustentable de Latinoamérica”.

 

 

La vivienda posee una gran superficie vidriada orientada hacia el Norte para captar los rayos solares que a su vez se convierten en energía eléctrica mediante seis paneles instalados en la parte superior. Dos pequeños molinos eólicos aprovechan la fuerza del viento para generar electricidad extra.

2) Iluminación natural en un edificio público

La nueva Sede de Gobierno porteño ocupa una manzana completa del barrio de Parque Patricios. El edificio diseñado por Norman Foster combina un diseño medioambiental eficiente con una distribución interior innovadora que promueve un espacio de trabajo integrado y muy flexible de plantas de oficinas aterrazadas.

Los patios interiores estratégicamente ubicados aportan luz natural al interior de la planta. A su vez, el proyecto incorpora distintos elementos de sustentabilidad como la utilización de la masa térmica expuesta del hormigón y la reducción de la demanda energética gracias a las fachadas en sombra, la ventilación natural y el uso de vidrios especiales de control solar.

La casa de la pareja fue construida con material reciclable: 333 neumáticos, 3.000 latas de aluminio, 5.000 botellas de plástico y 3.000 de vidrio. También se usó madera de la zona. La construcción tiene capacidad para calefaccionarse, refrigerarse, utilizar agua de lluvia, energía eólica y solar, y hasta reutilizar sus propios residuos, sin necesidad de estar conectada a los servicios públicos convencionales.



 

Además, fue el primer edificio en el país en incorporar el sistema de vigas frías para la refrigeración. Consiste en inyectar aire por un falso suelo complementado por una serpentina de agua fría en el techo. Este sistema reduce el consumo porque no utiliza ventiladores y porque la temperatura a la que se debe enfriar el agua (18 °C) es mayor que en los tradicionales (6 o 7 °C).

3) Arquitectura eficiente para la salud​

El consumo energético por metro cuadrado de un hospital triplica el de un edificio de oficinas, y el 50 % corresponde a la climatización del edificio. De ahí la importancia fundamental de encarar un proyecto integral con fuerte énfasis en la eficiencia de la envolvente y de los equipos. El Sanatorio Finochietto de la avenida Córdoba al 2.600 implementó una serie estrategias ambientales que van en ese sentido. Para ello, el Estudio AFS trabajó sobre la trayectoria solar, la geotermia, la aislación térmica en la envolvente, la eficiencia del equipamiento y la disminución del efecto isla de calor.

 

 

Un sistema de geotermia reemplaza parte del trabajo que realizan las torres de enfriamiento mejorando su desempeño. El sistema se ubicó por debajo del segundo subsuelo, a 8 metros de profundidad para intercambiar parte de la temperatura de las torres de enfriamiento con la tierra. A esa profundidad, el suelo tiene una temperatura equivalente a la media anual: en invierno cuenta con temperaturas mayores que en el exterior y en verano, inferiores. El sistema de aire acondicionado tipo VRV (Volumen de refrigeración variable) puede servir distintos equipos terminales con frío o calor en simultáneo.

Además de incorporar niveles apropiados de aislación térmica en muros y cubiertas, se sumaron terrazas verdes con especies vegetales de bajo mantenimiento vinculado a un sistema de recuperación de aguas de lluvia y condensado para el riego.

4) Complejo Educativo de Barrio Parque Donado

“Hacia una nueva arquitectura escolar” se llamó el concurso que el Gobierno porteño promovió en 2011 y del que resultó ganadora la propuesta del estudio GMS+B+V, integrado por Mariano González Moreno, Ana Paula Saccone, Sebastián Batarev y Pablo Villordo. El equipo planteó una “Escuela Siglo XXI”, como se conoce el complejo educativo, en la que todos los espacios enseñan, no solo las aulas, para que los alumnos se formen desde pequeños en el cuidado del medio ambiente.

 

 

De ese modo, las aulas dejan de ser espacios cerrados para integrarse a las circulaciones mediante paneles móviles, y éstas fueron diseñadas como áreas de recreación y formación pedagógica. Los espacios intermedios semicubiertos funcionan como fuelle entre el exterior y el aula y permiten desarrollar actividades que incentivan a los niños en materia de calidad ambiental y conciencia comunitaria. Allí se suman unas huertas contiguas a las aulas conformando expansiones verdes que participan también del espacio público como “vidrieras de la escuela”.

Las fachadas resuelven las cuestiones de confort según la orientación y atienden a los requerimientos de seguridad de los alumnos en las áreas de juego del perímetro. Por ejemplo, alternan paños metálicos con líneas horizontales de hormigón que funcionan como parasoles. En otros casos, los parasoles son verticales y de mayor profundidad para controlar la incidencia de sol rasante. Y se suman plantas trepadoras de hoja caduca conformando un control solar orgánico variable para invierno y verano.

Además, el edificio cuenta con un sistema de monitoreo y automatización de instalaciones, que genera informes de consumo de la energía eléctrica.

5) El primer edificio certificado

La torre Madero Office, ubicada en la cabecera norte del Dique IV de Puerto Madero, fue el primer edificio del país en obtener una certificación Leed Core & Shell (núcleo y envolvente) nivel Plata. La obra del estudio MRA+A fue inaugurada en 2010.

 

 

El certificado Leed, obtenido un año después, fue posible mediante una sumatoria de puntos que la organización Argentina Green Building Council (la sede local del USGBC) otorga en función de secciones que ella ha determinado y que cada edificio es libre de seguir. Cumplir con cada sección (por ejemplo, reutilización de materiales o estrategias de enfriamiento o calentamiento) brinda una cierta cantidad de créditos. Es decir, no es obligatorio cumplir con todas las regulaciones que Leed estipula sino que hay que llegar a un puntaje mínimo que asegura la obtención del diploma. En el caso de Madero Office, el edificio implementó el uso de materiales locales (en un radio de hasta 800 km). También se usaron componentes reciclados (hasta un 10%) en materiales de construcción, como fue el caso del cemento, del hierro, de los vidrios de la fachada, los cielorrasos de fibra mineral y hasta el piso técnico, que fue hecho con chapa y rellenado con mortero.

El lunes el edificio de 140 metros de altura será iluminado de color verde desde las 00 hs y durante todo el día para celebrar el día del medio ambiente. Se utilizarán proyectores led de 135 W.

6) Vivienda social bioclimática

Desde 2004, en varias provincias se implementaron programas de construcción o mejoramiento de viviendas de interés social con el acento en el cuidado de los recursos energéticos. Se realizaron prototipos que utilizan fuentes de energía alternativas y de provisión y tratamiento de agua en áreas rurales y poblados con carencias de abastecimiento por otros medios.

Los recursos de proyecto privilegiaron las tecnologías locales, los aspectos bioclimáticos y la autoconstrucción.

 

 

 

En la meseta patagónica, el Instituto de Vivienda de la Provincia de Chubut realizó prototipos con panes de sustrato vegetal secados al sol para constituirse en un adobe natural con muy buena inercia térmica. Sirvió para recuperar una técnica tradicional, la “champa de mallín”, y superar la falta de material en sitios remotos. En cada casa se instaló una cocina con estufa de alto rendimiento.

En otros casos se utilizaron mampuestos de tierra cruda asentados con cemento. La calefacción se resolvió por ganancia de calor directa a través de “muro trombe” y la refrigeración por medio de ventilación cruzada y por efecto chimenea a través del techo.

 

 


Paula Baldo / Clarín

Página Web - 2017/06/05

Fuente: https://www.clarin.com/


En abril se registraron 4.032 compraventas de inmuebles por $8.946 millones, una suba del 20,5% interanual en cantidad de operaciones y del 98,1% en valores.

Después de muchos años de sequía , el mercado inmobiliario residencial está renaciendo de la mano de la oferta de créditos hipotecarios diseñados con Unidades de Valor Adquisitivo (UVA). Crece fuerte la demanda de unidades usadas, apalancadas con crédito bancario a 15, 20 y hasta 30 años. También se activaron las operaciones simultáneas para cambiar de vivienda, sacando un préstamo por la diferencia para la nueva, una oferta hasta ahora inexistente.

Según datos del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, en abril se registraron 4.032 operaciones de compraventa de inmuebles por un monto total de $8.945,5 millones, un incremento del 20,5% interanual en cantidad de operaciones y de 98,1% en valores. El 19,9% del total de operaciones se efectivizó utilizando garantía hipotecaria (804 casos), un salto de 120% frente al mismo mes de 2016.

Es una tendencia notoria en los últimos meses. De hecho, en el acumulado del primer cuatrimestre del año hubo 3.173 operaciones con garantía hipotecaria, mucho más que las 1.320 registradas el año pasado.

Pero el crédito hipotecario beneficia a gente que tiene empleo registrado, con un buen ingreso y capacidad de ahorro. Para las clases más bajas está el crédito ProCreAr con subsidios del Estado nacional de hasta $400.000.

“Las expectativas son muy buenas para el sector, las operaciones con crédito hipotecario están creciendo y calculamos que en el próximo año y medio se volcarán entre 80.000 y 90.000 millones de pesos al mercado”, explica Germán Gómez Picasso, director de Reporte Inmobiliario. A un promedio de un millón de pesos por hipoteca “es mucho más que lo que se hace en un año”, destaca.

Buscar y comparar

La banca pública picó en punta con la oferta de créditos hipotecarios, alentada por el Banco Nación (máximo de $2,6 millones hasta 30 años, UVA más 3,5% de tasa de interés para clientes del banco), el Banco Provincia (a 30 años hasta 150.000 UVA y una tasa de 5,9%), y el Ciudad (máximo $2 millones hasta 30 años, al 6,13% CFT).

Entre los bancos privados (Galicia, Santander Río, Francés, Supervielle, ICBC) los plazos van de 15 a 20 años, con UVA y tasas cercanas al 7% y montos hasta $4 y $5 millones. El Macro presta hasta $16 millones y el Hipotecario ofrece préstamos a 15 años, con un tope de $2 millones y una tasa de 7,9%.

“Hay muchísimo crédito circulando, gente viendo propiedades. Va a ser un año muy significativo para el sector inmobiliario”, asegura Armando Pepe, presidente del Centro de Corredores Inmobiliarios. Explica que “el target es propiedades de no más de US$ 200.000, por el que se pagan cuotas de entre $12.000 y $15.000 mensuales”, algo más que un alquiler.

Para Pepe el mayor problema es la demora en la gestión del crédito. “Entre la precalificación, la búsqueda de departamento, los planos de subdivisión y reglamento de copropiedad, la tasación y la adjudicación pasan entre 90 y 100 días”, dice. El Centro de Corredores Inmobiliarios y la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA) le propusieron al Banco Nación que las inmobiliarias puedan precalificar a los interesados y actuar como tasadores, pero el proceso no es tan sencillo.

“Queremos bajar el plazo de gestión del crédito de 30 o 60 días con escritura incluida”, destaca Alejandro Bennazar, presidente de la CIA. Apunta que muchas inmobiliarias ya son tasadoras y podrían precalificar en sólo siete días, algo que hoy tarda tres semanas. “Nunca se dio que la banca pública y privada miren al sector inmobiliario como un aliado estratégico”, se entusiasma Bennazar.

Cambio de pantalla

Desde el cepo cambiario, el motor casi excluyente del mercado fue el inversor en edificios construidos desde el pozo y a través de fideicomisos inmobiliarios. Una vez terminadas, las unidades eran vendidas a quien tuviera el efectivo o puestas en alquiler para obtener una renta.

La aparición del crédito hipotecario a largo plazo puso en el centro del mercado residencial al comprador de unidades para uso propio, especialmente usadas pero también a estrenar. No obstante, el inversor inmobiliario no desapareció. Hoy, tanto desarrolladores como inversores están redefiniendo su negocio y buscando instrumentos específicos de financiamiento, en un mercado en expansión.

“El inversor está preocupado por el elevado costo de la construcción”, afirma Diego Cazes, director general de L.J.Ramos. Admite que el blanqueo de capitales ayudó, pero advierte que hay temor por la economía. “Si el empresario estuviera optimista, estaría más activo”, explica. Considera que “las unidades más chicas, las de mayor demanda, ya están sobrevaluadas” y dice que el valor de los inmuebles va a subir porque empuja el crédito hipotecario”.

Desde Reporte Inmobiliario afirman que los precios “crecieron 6% o 7% en un año”, y con mayor demanda “pueden escaparse”. Por eso recomiendan: “Cuanto antes compres, mejor, por la demanda y también por los precios”.

Mariano Oppel, presidente de Oppel Inmuebles, considera que hoy el crédito hipotecario le “genera 30/35% de las operaciones concretadas”. Reconoce que “hubo un leve repunte en los precios de los usados, en torno al 10%”, pero explica que habían quedado retrasados cuando sólo se vendían unidades nuevas desde el pozo.

“El costo de la construcción está muy alto, construir en un barrio como Flores ronda los 1.500 US$/m2, más la incidencia de la tierra, puede venderse a 2.000/2.200 US$/m2”, señala Francisco Altgelt, vicepresidente de Altgelt Negocios Inmobiliarios. Sostiene que los créditos UVA son “la única alternativa hoy con una inflación de dos dígitos”; sin embargo, aclara que “a nadie le conviene sacar un crédito a 30 años, es más tentador a 15 o 20 años por el temor a que cambien las condiciones”.

 

 


Carlos Boyadjián / Clarín

Página Web - 2017/06/04

Fuente: https://www.clarin.com/


Según los especialistas, se trata del mejor abril de los últimos seis años. Influyen los créditos hipotecarios: las escrituras realizadas a través de estos préstamos aumentaron un 120%.

El mercado inmobiliario sigue mostrando signos de vitalidad. En buena medida, debido a los anabólicos de los créditos hipotecarios que están impulsando a la gente a acceder a su primera vivienda.

En abril, la cantidad total de escrituras de compraventa de inmuebles -en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires- registró un crecimiento del 20,5% respecto del nivel que tenía hace un año: sumó 4.032 operaciones, según el Colegio de Escribanos porteño. "De esta manera se convirtió en el mejor abril de los últimos 6 años", explicaron los analistas del sitio especializado Reporte Inmobiliario.

De acuerdo con las estadísticas porteñas, los actos declinaron 10,7% respecto de marzo y 3,6% en pesos. Sin embargo, al corregir los valores por estacionalidad, la cantidad de transacciones registradas aumentó 1,8% en el promedio diario. "El monto medio de los actos fue de $ 2.218.614: creció 64,4% en un año, al equivalente a U$S 144.535, un 54,1% más alto que doce meses atrás", consignó la entidad.

Armando Pepe, presidente del Centro de Corredores Inmobiliarios, asegura que el mercado está muy activo y se entusiasma: "Hay mucha gente caminando y buscando propiedades con la precalificación de los créditos hipotecarios", cuenta.

En esa instancia, (la precalificación tarda unos 21 días) el tomador del crédito ya sabe el monto al que accede y si bien la operatoria tarda en total unos 90 días, ya está en condiciones, a esa altura, de salir a buscar la propiedad que busca.

Precisamente, los referentes del sector tienen prevista una reunión hoy, con el titular del Banco Nación, Javier González Fraga, para evaluar la posibilidad de agilizar la operatoria. No tanto por los desarrolladores que venden propiedades nuevas y pueden esperar, sino por los propietarios de las unidades usadas que, a su vez, necesitan cerrar otra operación, explican los martilleros.

En este sentido, los datos de los escribanos señalan que las escrituras con hipoteca bancaria totalizaron en abril 804 casos, 120% más que las registradas un año antes, pese a caer por factores estacionales 12,7% en comparación con el mes anterior. Representaron el 19,9% del total, frente a 10,9% de un año antes. Y en valor subieron de 11,3% a 14,7% del total, según los datos del Colegio de Escribanos.

"El PROCREAR, una de las líneas de crédito ofrecidas, está funcionando muy bien en el interior del país", dice Pepe. Dado que el monto mínimo, de $ 1 millón, requiere una cuota mensual de $ 2.200. "Mucho más baja que un alquiler", dice.

En cuanto a la distribución de las operaciones en la Ciudad, la mayor concentración de ventas se dio en la franja de más de más de un millón de pesos: alcanzaron una representatividad de 62% del total, es decir, aumentó en 16 puntos porcentuales en comparación con un año antes. Las franjas más dinámicas fueron las que se ubicaron entre un millón de pesos y más de 3,5 millones.

Según los empresarios del sector, las unidades que más se venden son los departamentos de 2 y 3 ambientes y los de 3 ambientes con dependencias. "En el 99% de los casos es única vivienda", aseguran.

Al evaluar el comportamiento del mercado durante el primer cuatrimestre, los datos de los escribanos sostienen que las escrituras de compraventa aumentaron 45,5% en comparación con el mismo período del año anterior. En tanto el monto de las transacciones se elevó 135,1%.

Sobre el nivel de precios de las propiedades, Pepe describe que "ya subieron lo que tenían que subir. Sin embargo, no descarta que, si el dólar sigue planchado y el costo de construcción sigue aumentando, la suba se vea reflejada en un aumento de los inmuebles.

Tras recuperarse de la crisis que atravesó por el cepo cambiario desde 2011, el mercado inmobiliario recuperó sus ventas desde el año pasado, cuando las operaciones resultaron 20,6% más que las del 2015. Este año, blanqueo mediante y sin el cepo, el mercado se movilizó aún más. Según las previsiones de Armando Pepe, "este año habrá un 60% más de ventas que que el año pasado", asegura. Y exhibe un dato más que alentador: en el primer cuatrimestre de este año, según datos del CPAU, se presentaron planos de 80 obras de mas de 1.500 metros cuadrados en la Ciudad de Buenos Aires. "Cuando, el año pasado, en el mismo lapso, había sólo 18".

 

 


Natalia Muscatelli / Clarín

Página Web - 2017/06/01

Fuente: https://www.clarin.com/