Después del paso del huracán María por Puerto Rico, el arquitecto Ricardo Álvarez-Díaz y la diseñadora Cristina Villalón fueron testigos de la importancia de uno de sus lemas profesionales: hay que crear comunidades, no solo viviendas.
Condado, la comunidad de San Juan donde residen y tienen la oficina de su firma de arquitectura, se recuperó más rápido que otras partes de la isla porque es un lugar donde se puede caminar, y los residentes no tenían que tomar el automóvil y sortear los árboles derribados y los escombros para hacer las compras en la bodega de la esquina.
"La gente se unió para recoger los escombros, el que no había perdido el internet, lo compartía, y se crearon centros de conectividad", cuenta Villalón.
"Cuando pasan esas situaciones las primeras personas que te ayudan son miembros de la comunidad; tu vecino, no el gobierno", afirma Álvarez-Díaz.
El matrimonio, que comparte también su vida profesional desde hace 16 años, se encontraba en medio de la producción del libro Places of Purpose cuando el huracán azotó la isla. El libro ofrece un recorrido fotográfico por los proyectos que han realizado en Nueva York, Dubái, Abu-Dabi, Miami, San Diego, República Dominicana, Venezuela y su isla natal.
Lo que iba a ser una celebración de una exitosa carrera, especialmente en el difícil clima económico de la recesión que afecta a la isla desde hace más de una década, se convirtió en una misión de ayuda para la reconstrucción. Por eso planean donar las ganancias de la venta del libro a Habitat for Humanity of Puerto Rico, entidad con la que colaboran de manera voluntaria desde hace tiempo.
La pareja planea una gira de presentaciones de Places of Purpose, que dará a conocer la buena arquitectura de la isla y a la vez la necesidad de seguir construyendo. Esta se inicia en Miami, con su presentación el jueves 3 de mayo en Books & Books, de Coral Gables.
"Hemos visto familias que lo han perdido todo, también que perdieron familiares, pero si lo vemos de una manera positiva, dentro de la desgracia, la situación le da un espacio a Puerto Rico para replanificarse, ya que vamos a recibir fondos y ayuda de diferentes entidades y tenemos que usar esa oportunidad para hacer las cosas bien", señala el arquitecto.
Álvarez-Díaz explica que la isla tuvo sus mayores pérdidas materiales en la vivienda y la infraestructura. La primera se vio afectada en gran medida porque las casas se construían de manera informal. La segunda, porque la recesión económica y la deuda de Puerto Rico impidieron que se les diera mantenimiento a puentes, plantas eléctricas y alcantarillado, entre otras infraestructuras.
"El huracán abrió una caja de Pandora. Desempolvó la mala planificacion y la construccion informal", dice, explicando que la Constitución puertorriqueña incluye el derecho a una vivienda digna para cada puertorriqueño, y como el gobierno no puede proveer vivienda para todos, "mira para otro lado" cuando se construye de manera ilegal.
Para comenzar el proceso de recuperación, el arquitecto destaca la necesidad de respetar el código de construcción. Recalca la importancia de crear comunidades. Propone dirigir la mirada hacia los centros urbanos, para reconstruirlos, repoblarlos y convertirlos en lugares con vida diurna y nocturna.
Villalón señala que en el pasado los urbanizadores eligieron el camino más fácil: prefirieron construir de cero en terrenos alejados del casco urbano, en lugar de reconstruir este. El resultado son comunidades aisladas que dependen del automóvil o del transporte público.
"Tenemos que reconectar", dice, explicando que los millennials están cambiando la manera en que se concibe la arquitectura y la ciudad, con su deseo de pasar tiempo en los cafés, de hacer negocios o relaciones desde allí, e incluso de dejar el automóvil para recorrer los vecindarios a pie.
"Nuestra responsabilidad es crear un lugar donde las personas puedan desarrollarse y crear experiencias", dice Álvarez-Díaz.
La pareja también enfatiza la sostenibilidad en sus proyectos. "Siempre pensamos en el impacto que una obra va a tener en el ambiente del lugar y en el ecosistema del planeta", comenta el arquitecto.
Dos de sus proyectos recientes en Puerto Rico vinculan la obra social con la sostenibilidad, porque son comunidades para familias con diferentes niveles de ingresos que a su vez incorporan la tecnología para el ahorro de energía.
Renaissance Square está ubicado en Hato Rey, y conecta una comunidad muy pobre que se desarrolló de manera informal en el Caño de Martín Peña con los edificios de oficina del downtown, que se encuentran entre los más caros de la isla.
Los 140 apartamentos tienen balcones con vista a la calle y están rodeados de parques y áreas verdes. Los primeros niveles están destinados a comercios y tiendas.
Es el primer proyecto en la isla que recibe la calificación de energy star por su capacidad para usar la energía de una manera eficiente, informa Álvarez-Díaz. Las paredes se diseñaron para tener un mayor nivel de aislamiento. Además cuenta con paneles solares y un sistema que le permite tener energía eléctrica en ciertas partes del edificio en caso de que se vaya la luz.
Bayshore Villas es otro proyecto a su cargo, concebido en una "zona olvidada", en Puerta de Tierra, la entrada al Viejo San Juan. "Va a conectar el San Juan moderno con el más tradicional", dice el arquitecto.
Álvarez-Díaz y Villalón, profesionales formados en universidades norteamericanas que decidieron regresar a vivir a Puerto Rico después de triunfar en Nueva York, están conscientes de que es vital evitar el éxodo de más puertorriqueños.
"El estudio de FEMA indica que los 78 municipios de la isla necesitan viviendas", apunta Álvarez-Díaz. "La situación mejora cada día, pero todavía se va la luz una vez a la semana, con todo lo que eso significa en pérdidas para los negocios y escuelas cerradas".
Sarah Moreno / El Nuevo Herald
Página Web - 2018/05/01
Fuente: http://www.elnuevoherald.com/