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Será con una seguro bancario y está destinado al mes por adelantado y al depósito que se pide para cerrar un contrato. También sube el tope para créditos de primera casa.

Se estima que en el ámbito porteño hay alrededor de 400 mil contratos de alquiler formales. Cuando aún no se cumplió un año de la ley que exime a los inquilinos de pagar comisiones y gastos de gestoría, ahora se busca mejorar las condiciones de estas familias -mayormente de clase media- y que podrían aliviar la enorme carga económica que tienen cada mes o cada vez que se firma un contrato.

Además, la Ciudad presentará una serie de acciones tendientes a mantener la demanda de créditos para viviendas. Durante 2017, entre el sector público y privado, se entregaron 16 mil créditos; de ellos, 5.000 fueron del Banco Ciudad.

En relación a los alquileres, la idea es que las certificaciones de firmas en los contratos, a un costo promedio de $ 1.500, pasen a ser gratuitas; y que el primer mes de alquiler, que se paga por adelantado, y el mes de depósito contra daños, se puedan abonar en 24 cuotas, a través de un seguro de una entidad financiera. La implementación estaría lista antes de fin de año, aunque depende de que se llegue con las regulaciones.

Por ejemplo, para un dos ambientes en Caballito, que en promedio cuesta $ 10.141, según la consultora Reporte Inmobiliario, ahora se necesitan como mínimo $ 23.000, entre el adelanto, el depósito y la certificación de firmas.

"Nuestra idea es que aquellos que quieran vivir en la Ciudad puedan hacerlo. Estas fórmulas están pensadas para familias típicas de clase media: una pareja de asalariados, un policía, un maestro, parejas jóvenes. Creemos que con la ley que se votó el año pasado, más estas acciones, las condiciones para los inquilinos van a mejorar", explicó a Clarín Juan Ignacio Maquieyra, titular del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Ambas medidas serán formalizadas en un par de semanas.

En agosto del año pasado, la Legislatura aprobó por amplia mayoría la ley 5.859 que prohíbe a las inmobiliarias cobrar gastos de gestoría de informes y les impide cobrarle una comisión a los inquilinos. En todo caso, será el propietario el que pague la comisión, que no podrá superar el 4,15% del total del contrato. "Son enormes y pequeños triunfos para los inquilinos, porque afrontar toda la situación que conlleva un contrato de alquiler genera estrés, angustia y unos costos muy importantes", cuenta Lucila, una vecina de Belgrano que se mudó en mayo. "Vimos un departamento a través de una inmobiliaria que nos gustó, pero no aceptaban las nuevas condiciones y desconocían la ley, no le daban entidad. Así que seguimos buscando hasta encontrar una inmobiliaria que sí los aceptara", contó a este diario. Y claro, hicieron la denuncia. En la web del IVC hay un link específico para todo lo que tiene que ver con alquileres: vivienda.buenosaires.gob.ar

Al mismo tiempo, una mesa de diálogo integrada por los distintos sectores, elaboró una serie de propuestas para mejorar el acceso al alquiler. Algunas de ellas están incluidas en esta iniciativa.

Otra pata en este proyecto es el de la expansión de créditos para primera vivienda. Con el Banco Ciudad como aliado, la idea es que podrán solicitar créditos aquellos vecinos que tengan ingresos formales e informales; se extendió el límite del valor de la propiedad que se puede adquirir (pasó de $2.500.000 a $3.300.000); se mantiene un subsidio para gastos de escritura de $30.000. Estos créditos son para vivienda única, familiar y de ocupación permanente, para vecinos de entre 18 y 55 años.

Una novedad será la preferencia que tendrán las mujeres al momento de presentarse para adquirir un crédito: podrán acceder a un subsidio de 50 mil pesos quienes estén a cargo de hogares sin cónyuge y tendrán mayor ponderación en la selección del crédito. Hay otra franja que se verá beneficiada: los jóvenes de hasta 30 años que quieran vivir en el Sur, en los barrios de Mataderos, Parque Avellaneda, Parque Chacabuco, Boedo, San Cristóbal, Constitución, La Boca, Barracas, Parque Patricios, Villa Soldati, Nueva Pompeya, Barrio Savio (en Villa Lugano) y Villa Riachuelo. Tendrán una tasa más baja, el subsidio por escrituración sube a $ 50.000 y también se aceptan ingresos formales e informales.

Los plazos para los diferentes planes planteados por la Ciudad y el IVC son los siguientes: Primera Casa ya está en vigencia; Primera Casa Mujer, en septiembre; Primera Casa Joven, octubre. Además, se podrá financiar el 100% de una refacción o ampliación (desde octubre) y adquirir una vivienda del plan Procrear Nación, en Parque Patricios, con un ahorro previo del 10%. Son 3.100 departamentos que comienzan a entregarse en agosto. A diferencia de lo que ocurrió con los de la Villa Olímpica, en donde tuvieron preferencia los vecinos del barrio, estos departamentos podrán ser adquiridos por cualquiera que lo desee.

El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se mostró conforme con las medidas: "El sueño de la casa propia está en la base del progreso de la clase media. Cada vez más familias porteñas lo están haciendo realidad. Cumplir este sueño y mejorar las facilidades para alquilar son objetivos que nos unen a todos los porteños".

 

 


Clarín

Página Web - 2018/07/10

Fuente: https://www.clarin.com/


El mundo está cada vez más urbanizado. Más de la mitad de la población global y el 80% de la población de América Latina vive en ciudades. Asociada a esta tendencia se observa una creciente concentración de la pobreza en las áreas urbanas y, dentro de ellas, en los asentamientos informales. Según UN-Habitat, la cantidad de personas que viven en urbanizaciones informales pasó de 689 millones en 1990 a 880 millones en 2014, de los cuales 104 millones de personas viven en América Latina.

El Registro Nacional de Barrios Populares llevado adelante por el gobierno nacional en colaboración con organizaciones sociales ha permitido identificar, mapear y visualizar los asentamientos informales de Argentina. El relevamiento realizado entre 2016 y 2017 registró 4.228 barrios populares en donde viven unas 800 mil familias o 3 millones de personas.

En la Ciudad de Buenos Aires, que tiene 55 asentamientos informales con cerca de 82 mil familias, el gobierno ha emprendido un programa ambicioso de urbanización e integración, que empieza con la villa 31-31 bis de Retiro, la villa 20 de Lugano, la villa Rodrigo Bueno en Puerto Madero y el asentamiento Playón de Chacarita. El plan de urbanización, financiado con recursos de las organizaciones internacionales, invierte en infraestructura básica, viviendas nuevas y mejoradas, y acciones para mejorar la conectividad con el resto de la ciudad. Estas políticas avanzan sobre una importante cuenta pendiente que tenemos los porteños: ocuparnos de los territorios de alta concentración de pobreza que están inmersos en la ciudad más rica del país.

Sin embargo, ¿cómo viven los cambios realizados quienes habitan estos barrios? ¿Mejora su calidad de vida? ¿Lleva al desplazamiento de los habitantes? El enfoque de las capacidades provee conceptos teóricos y herramientas analíticas para contribuir a comprender los desafíos vinculados con los procesos de integración de los barrios informales y diseñar políticas que disminuyen la desigualdad urbana. La idea central del enfoque, introducido por el economista-filósofo Amartya Sen, es que a la hora de evaluar el grado de pobreza en que viven las personas y las brechas en la calidad de vida, el criterio no debería ser su nivel de ingreso sino las 'capacidades' o libertades reales que las personas tienen para ser o hacer lo que ellos consideran valioso (por ejemplo, vivir en una casa digna, gozar de buena salud o trabajar en un empleo seguro). Las personas que viven en situación de pobreza no solo carecen de un ingreso suficiente, sino que enfrentan una pluralidad de desventajas. La pobreza es un concepto multidimensional.

Según Sen, el nivel de ingreso no alcanza para comprender la pobreza porque los recursos que una persona necesita para alcanzar las libertades reales varían según las características individuales y el contexto cultural, social e institucional en el cual le toca vivir. Por ejemplo, los recursos necesarios para asegurar la conectividad son más altos para una persona con una discapacidad motora que para otra que no tiene esta desventaja. Si el individuo vive sobre un pasillo estrecho dentro de una villa, lograr la conectividad dentro de la ciudad tendrá un costo todavía mayor. Además, este enfoque nos lleva a considerar no solo las privaciones materiales sino también las privaciones no tangibles, como no tener la libertad de caminar por la calle sin miedo o carecer de oportunidades para socializar o participar en la vida comunitaria.

¿Qué rol están teniendo los habitantes de las villas en la urbanización de sus barrios? ¿Se promueven procesos participativos? El enfoque de las capacidades también proporciona un rol central al hecho de que las personas actúen como agentes de su propio desarrollo. En este sentido, el enfoque de las capacidades destaca la importancia de involucrar a los habitantes en los procesos de toma decisiones, como uno de los ejes centrales en el diseño de las políticas de urbanización e integración de los asentamientos informales.

Entre el 30 de agosto y el 1º de septiembre la UCA recibirá a más de 350 académicos y formadores de políticas del mundo para participar en la Conferencia Internacional de la Asociación sobre Desarrollo Humano y Capacidades titulada "Desarrollo humano e inclusión social en un mundo crecientemente urbanizado". Será una oportunidad propicia para analizar los desafíos urbanos desde el enfoque de las capacidades y también para impulsar en el país nuevas formas de comprender y medir la pobreza y diseñar políticas efectivas para combatirla.

*La autora es profesora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA

 

 


*Ann Mitchell / La Nación

Página Web - 2018/07/08

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/


Las mayores alzas se dieron en Retiro, Barracas y Barrio Norte, según un análisis realizado por Mercado Libre.

La suba del dólar y la aceleración de la inflación hizo que, durante el primer semestre del año, el valor del alquiler de los departamentos subiera 17%, según un relevamiento de Mercado Libre Inmuebles a partir de más de 280.000 publicaciones de venta y alquiler en la Ciudad de Buenos Aires. En los primeros seis meses del año pasado, los precios se habían incrementado menos: un 11,3%.

De la mano del alza de los precios de la renta, el sitio detectó una baja en el interés por la compra de viviendas, que disminuyó en un 16% respecto de 2017.

Si se hace la medición de los últimos doce meses (entre junio de 2017 y el mismo mes de 2018), los precios de los alquileres subieron 40,2%. En tanto, la demanda de compra de departamentos pasó de representar 53,2% en junio de 2017 a un 36,7% en junio de 2018.

Retiro, Barracas y Villa Luro fueron las tres zonas donde más aumentaron los alquileres: 51%, 39% y 29%, respectivamente. Saavedra (24,4%) y Barrio Norte (23,2%) completan el top five de barrios con mayores subas en el primer semestre de 2018.

Del total de 48 barrios que analizó Mercado Libre, 13 subieron más que el promedio de 17%. Entre los que avanzaron más están Villa Urquiza (22,8%), Almagro (22,7%), Flores (22,6%), Floresta (21,6%), San Cristóbal (21,3%), Congreso (20,7%), Caballito (20,2%) y Villa Crespo (18,3%).

Los barrios con menor aumento en el precio de los alquileres fueron Cañitas, que tuvo una baja del 2,6%. Le siguen Puerto Madero (3,5%), Liniers (4%), San Nicolás (5,9%), Nuñez (7%) y Villa del Parque (8,3%). Completan las zonas con menos aumentos: Boedo (10,8%), Palermo (11,3%), Once (12%), Parque Chacabuco (12,2%), Villa Pueyrredón (12,7%), Balvanera (12,8%), Villa Devoto (13,6%), Colegiales (14,4%), Montserrat (14,9%), Recoleta (15,2%), Belgrano (16,3%) y San Telmo (16,5%).

Puerto Madero mantiene el primer puesto de los barrios más caros, con un precio promedio de $ 25.673, seguido de Recoleta, con $ 14.193; Barracas, con $ 13.771; Palermo, con $ 13.740 y Retiro, con un precio promedio de $ 13.259.

Los barrios más demandados para alquilar fueron Caballito, Palermo, Belgrano, Almagro y Villa Urquiza. Por el contrario, el interés por comprar disminuye en estas zonas.

 

Los departamentos en venta, también aumentan. Subieron 3,3% durante el primer semestre y 13,5% en el último año, respecto de junio de 2017.

Puerto Madero tiene el precio más elevado (US$ 5.826 el metro cuadrado). Le siguen Las Cañitas (US$ 3.916), Belgrano (US$ 3.487) Recoleta (US$ 3.470) y Palermo (US$ 3.460). El metro cuadrado en Puerto Madero es cuatro veces más caro que en Villa Lugano (US$ 1.352), el barrio con precios más bajos de los barrios analizados por la empresa de venta online.

 

 


Clarín

Página Web - 2018/07/05

Fuente: https://www.clarin.com/


Con lo recaudado, el Gobierno porteño financiaría la construcción de la Plaza Clemente.

 

Avanza en la Legislatura el proyecto del Ejecutivo porteño para poner en venta el predio ferial El Dorrego, en el barrio de Colegiales. Una joya inmobiliaria, ubicada en una zona en plena transformación y crecimiento. Con el dinero de la venta, se financiaría la construcción de la Plaza Clemente, un viejo reclamo vecinal, que también tendrá un estacionamiento subterráneo. La manzana se encuentra delimitada por Zapiola, Concepción Arenal, Freire y la avenida Dorrego. La semana pasada se firmó el dictamen conjunto de las comisiones de Planeamiento Urbano y Presupuesto sobre la iniciativa que declara innecesario el predio.

Como indica el Código de Planeamiento, el 65% de la superficie debería destinarse a espacios verdes (lo que incluye veredas y calles, si las hubiera); y el resto, a una construcción que, en esa zona de la Ciudad, no podría superar los 31 metros de altura, lo que sería un edificio de entre 9 y 10 pisos.

Según argumentó el Gobierno porteño, "se generarán nuevos espacios verdes, y se podrá destinar más lugar a la actividad audiovisual y ofrecer una solución a la problemática de la alta concentración de vehículos" en esa zona de la Ciudad. El proyecto prevé que 500 metros cuadrados de lo que se construya en la manzana quedará en poder del Gobierno porteño y allí funcionarán oficinas administrativas y de desarrollo de la actividad audiovisual.

El galpón de El Dorrego fue inaugurado por el Gobierno porteño en 2003, en un predio donde antes agonizaba un mercado comunitario de frutas y verduras. Pero lo reconvirtieron en un predio destinado a albergar ferias de diseño. Más adelante, se convirtió también en sede de Masticar.

El predio se encuentra ubicado en uno de los cinco distritos económicos que posee la Ciudad, junto con los de las Artes, Diseño, Tecnológico, Audiovisual y de Deportes.

Los vecinos se muestran entre cautelosos y preocupados por la situación. La realidad es que el barrio se encuentra desbordado por el crecimiento y la cantidad de vivienda nueva que se construyó en los últimos años y porque, a estas alturas, no hay plaza que pueda compensar tal cantidad de cemento existente. Entienden que esta ley demora aún más la construcción de la plaza (ubicada a pocas manzanas de El Dorrego), por la que vienen reclamando desde hace 10 años.

La Plaza Clemente es un logro que tiene detrás una importante lucha vecinal, como la de la Manzana 66 de Balvanera o Casa Amarilla en La Boca. En este caso, los vecinos llevan 20 años pidiendo que la Ciudad construya un espacio verde en la manzana delimitada por Enrique Martínez, Conde, Concepción Arenal y Dorrego. Durante 13 años este lugar estuvo usurpado por Canal 9, que tenía allí sus talleres. Cuando la Ciudad logró recuperarlo, se usó como sede alternativa del Mercado de Pulgas mientras éste se encontraba en remodelación.

En 2007 el lugar fue declarado Urbanización Parque (UP) y se votó en Legislatura la construcción de la plaza. Y hasta hace poco -cuando el barrio y los vecinos llevan años reclamando mas espacios verdes- la Ciudad estuvo a punto de convertirlo en un shopping a cielo abierto. La resistencia de los vecinos obligó a modificar los planes y Diego Santilli, vicejefe de Gobierno, prometió públicamente que no será un centro comercial.

 

 


Silvia Gómez / Clarín

Página Web - 2018/07/03

Fuente: https://www.clarin.com/


La alta demanda de viviendas con vistas al océano conduce a una convergencia morfológica. La expansión urbana sigue la línea de la costa y eso plantea serias dificultades para la gestión ambiental.

 

Como las familias felices de Tolstoi, los frentes costeros se parecen. Ese parentesco no es casual, se debe a razones múltiples y concurrentes entre las que pueden mencionarse la morfología edilicia, la infraestructura específica, la calidad paisajística y las funciones urbanas que allí se concentran. Por eso, proyectar la costa es un desafío mayúsculo. Implica satisfacer un mercado que demanda prestaciones de alta sofisticación sin descuidar la preservación de la sustentabilidad ambiental frente a amenazas locales (como la erosión) y globales (como el calentamiento del clima). Arquitectos y urbanistas consideran estos frentes como laboratorios de diseño e innovación, por ser la vidriera donde las ciudades afirman su identidad hacia el mundo. Para los investigadores y académicos, constituyen complejos objetos para estudiar los sistemas humanos que se ubican en la cuádruple frontera entre agua y tierra, urbanidad y naturaleza.

El análisis de la complejidad de esos frentes es uno de los objetivos del Centro de Investigaciones Gestión de Espacios Costeros (GEC, FADU-UBA). El frente costero es resultado tanto de intervenciones puntuales como de diseño integrado, planificación previa, consolidación de estrategias y consensos implícitos. Los proyectos arquitectónicos reflejan la producción intelectual y poseen gran capacidad de representación simbólica. Ejemplos tan disímiles como Montevideo y Río de Janeiro han articulado programas de valorización del frente costero. El protagonismo del proyecto urbano contribuye en gran medida a la construcción de la imagen de la ciudad. Sin embargo, ello no es suficiente. Cuando falta una planificación capaz de establecer pautas comunes claramente definidas, la diversidad del frente se transforma en un mero producto de intervenciones puntuales que no contribuyen a delinear una visión, la diluyen o, peor aún, la distorsionan.

Esa tensión entre la originalidad de diseño arquitectónico, por un lado, y las regulaciones y estándares de la planificación urbana, por el otro, ha sido destacada por Koolhaas, Boeri y otros autores en el libro Mutations. Allí advierten sobre dos situaciones extremas a evitar. La primera, el “caos estético producido por la yuxtaposición aparentemente incongruente” de propuestas desconectadas entre sí. El otro, el poder excesivo de ciertos principios ordenadores” subyacentes en la planificación que ahogan cualquier forma de expresión creativa. Atentos a este debate, estudios realizados en el Centro GEC, y publicados en el libro Frentes Urbanos Costeros, muestran que la semejanza entre frentes marítimos se observa aún en ausencia de planificación, y es el resultado de la reproducción de propuestas exitosas.

La oferta inmobiliaria estandarizada aprovecha el carácter imitativo de las modas (tanto en viviendas unifamiliares y multifamiliares como en complejos edilicios), a la vez que permite reducir costos. La alta y selectiva demanda de viviendas con vistas al océano conducen a una convergencia morfológica. En ciudades ya densificadas, la fachada forma un continuo edilicio compacto, con superficies vidriadas y escasos espacios verdes. Los edificios suelen ensamblarse para impresionar a primera vista como una unidad, como se ha descrito en Miami Beach, Copacabana y varias localidades argentinas. Por ende, retomando las cuestiones planteadas, puede afirmarse entonces que aún bajo regulaciones laxas, existen mecanismos de mercado que explican la mencionada semejanza.

El frente costero es además el eje estructurador del crecimiento y consolidación posterior, como puede observarse en los balnearios de los partidos bonaerenses de La Costa, Pinamar, Villa Gesell, Coronel Dorrego, Monte Hermoso y Coronel Rosales. A diferencia de sus contrapartes rurales, que se organizan alrededor del centro histórico, en las urbanizaciones turísticas marítimas el frente costero se desarrolla tempranamente y se densifica a mayor velocidad que el resto del ejido. La expansión urbana sigue la línea de costa y las redes viales, sanitarias y de servicios se organizan en la misma dirección. Este patrón de crecimiento lineal plantea serias dificultades para la gestión ambiental. Las redes eléctricas pueden extenderse en ocasiones muchos kilómetros para abastecer a una única hilera de viviendas o en casos extremos, a unas pocas construcciones aisladas. El alumbrado público, el mantenimiento vial, la recolección de residuos, las redes de saneamiento, agua, gas, transporte de pasajeros, sistemas de seguridad implican mayores costos que en ciudades compactas.

Los frentes fluviales, a pesar de corresponder a urbes ya muy consolidadas y más antiguas, no son menos dinámicos que los marítimos. El extenso frente al Río de la Plata del área metropolitana de Buenos Aires ha cambiado significativamente desde la década de 1970. Entre los proyectos urbanos más notables se cuentan la reconversión de Puerto Madero y la construcción del Parque Náutico San Fernando. El incremento de usos residenciales y la concesión de áreas recreativas y deportivas constituye una llamada de atención: en los municipios de la zona norte, el 70% de la ribera se ha privatizado y la misma tendencia comienza a evidenciarse en el sector sur. Un estudio realizado en el GEC y publicado en Ocean & Coastal Management 148 advierte sobre la concentración de infraestructura en el frente costero, la cual aumenta la vulnerabilidad ambiental. De continuar esta tendencia, es esperable que las tormentas y otros eventos catastróficos relacionados con el cambio climático incrementen problemas como la erosión y las inundaciones, con crecientes pérdidas económicas. En contraposición, la creación de reservas costeras (como Ribera Norte, Ciudad Universitaria, Costanera Sur, Quintas de Sarandí, Hudson) y parques (Paseo Costero Vicente López, Parque de los Niños, Parque de la Memoria) contribuye a atenuar los impactos negativos, a la vez que posibilita la recreación y refuerza el carácter público de la costa. Es esperable que propuestas de larga data, como la creación de un corredor que conecte los espacios verdes ribereños y resuelva la integridad del frente costero, finalmente se hagan realidad.

 

 


José R. Dadon / Clarín

Página Web - 2018/07/03

Fuente: https://www.clarin.com/