Personas de la tercera edad dicen estar siendo desalojados de sus apartamentos para dar paso al aburguesamiento
Al abandonar el apartamento en Echo Park donde vivió muchos años, don Pedro García lloró.
“Mis lágrimas rodaron cuando salí de aquí pero ¿qué iba a hacer? Dijeron que no podía estar aquí”, dice quien nació en San Luis Potosí, México hace 81 años. El apartamento contiguo al suyo se incendió y le pidieron irse. Él cree que fue un pretexto para dar entrada a quienes cubrieran un alquiler más alto.
García pagaba 250 dólares al mes, quizás un 25% de la tarifa fijada a los nuevos inquilinos, jóvenes blancos.
En años recientes este grupo ha ido poblando Echo Park, Silver Lake y otros barrios de Los Ángeles donde los hispanos eran mayoría. El notorio cambio demográfico atrajo otro tipo de negocios.
Es el llamado fenómeno del “aburguesamiento” (gentrification) y activistas reclaman que está expulsando a los pobres.
“Desafortunadamente, nuestra gente hispana es la más afectada”, afirmó Bárbara González, consultora de vivienda del Grupo Latino Echo Park, que defiende a los inquilinos de bajos ingresos.
Aunque ya no vive en la avenida Echo Park, el señor García, quien tiene problemas auditivos, visita todos los días su antiguo barrio para tomar café y conversar con sus amistades. No lo pueden arrancar de su hogar. Un familiar le renta un cuarto de su casa, pero él dice: “allá nomás voy a dormir”.
Cada vez menos latinos
En el predio donde vivía el anciano sólo una de las cuatro unidades (el lote está cerca del famoso y renovado lago de Echo Park) es habitada por una latina, Adela Ortega, de 71 años.
“Está llegando muchos güeros [anglosajones]”, comenta Ortega, nativa de Guadalajara.
Ella ha vivido en ese lugar desde hace casi 40 años y al llegar pagaba un alquiler de 90 dólares al mes. La tarifa actual es de 397 dólares y teme que sus días en ese apartamento estén contados. Ya intentaron echarla.
“Querían arreglar aquí para meter a personas nuevas y cobrar más”, contó quien sobrevive con la raquítica pensión de su fallecido esposo.
Remodelaciones innecesarias, el incremento ilegal del alquiler o altas compensaciones monetarias son algunas de las tácticas usadas para desalojar a las familias, según el Grupo Latino Echo Park.
Los inquilinos tienes derechos
El representante de una parte de ese vecindario, Gil Cedillo, recordó a los inquilinos que la ley garantiza sus derechos y les pidió reportar si son echados en contra de su voluntad.
“El tema del aburguesamiento es muy preocupante para mi oficina”, expresó el edil. “Los inquilinos tienen derechos que les protegen contra el desalojo ilícito y en los edificios que irregularmente incrementan la renta”, agregó el funcionario.
El conteo poblacional del 2010 indica que el 59.5% de los 40,000 habitantes de Echo Park son hispanos, pero González cree que ya son menos por el “agresivo” cambio demográfico de los últimos cinco años.
“Ya es mayoría blanca, desde que empezaron los desalojos de familias latinas en Silver Lake (el barrio vecino) y el problema ‘caminó’ hacia acá”, explicó la activista.
González cuenta que la han querido sacar de su vivienda, que está en una zona privilegiada, frente al lago de Echo Park. “Me ofrecieron 19,300 dólares para que me fuera, pero les dije ‘no’”.
“Quieren expulsar a migrantes pobres”
Los días pagando un alquiler de 595 dólares al mes estarían agonizando, cree Felipe Navarro, un inmigrante que vive en un diminuto apartamento donde la sala y la recámara están en el mismo espacio.
Si un desarrollador compra el viejo complejo en el que está su vivienda y construye uno nuevo, este mexicano y su familia tendrían que irse de Westlake, el barrio en el que han crecido sus hijos.
“No podría pagar 1,500 dólares de renta, en ese caso mejor agarro una pequeña casa”, dice.
Al dueño de este edificio, que alberga a treinta familias de inmigrantes latinos, no le quedan dudas de que hay muchos interesados en adquirir su propiedad para construir apartamentos para personas con ingresos más altos, algo que se observa en otros vecindarios pobres de Los Ángeles.
A este fenómeno le llaman “aburguesamiento” y estaría afectando sobre todo a las minorías.
“Si alguien tiene que salirse de aquí tendrá que buscar otro apartamento igual y pagará 1,000 o 1,500 dólares”, comenta Gustavo Ungo, cuyo padre se hizo del complejo hace 15 años.
¿Presión municipal?
Ungo, nacido en Cuba, teme que el gobierno de Los Ángeles lo esté presionando con rigurosas y constantes inspecciones para que le deje el camino libre a nuevos proyectos de vivienda en un área poblada mayormente por hispanos y donde el ingreso promedio es de apenas 26,000 dólares anuales.
“Están haciendo las cosas duras para que los dueños vendan y compren los desarrolladores para cambiar toda esta área, porque quieren poner edificios nuevos”, indicó.
El edificio de Ungo, construido hace más de cien años, está en riesgo de que el Departamento de Vivienda le confisque temporalmente las cuotas de alquiler por reparaciones pendientes, pero éste afirma que ya cumplió y que el municipio “misteriosamente” no quiere reconocerlo.
“Me dan una lista, arreglamos y le agregan a la lista. Es una historia de nunca acabar”, dijo Ungo.
Aburguesamiento en Westlake
La Coalición de Vivienda Justa en Los Ángeles, integrada por propietarios de apartamentos y viviendas en alquiler, afirma que estas revisiones “ridículas” ocurren en otras zonas de la ciudad y alega que incluso inspectores municipales ingresan a las unidades sin permiso para acosar a los dueños.
Jim Donnelly, consultor de contratistas y alquiladores de viviendas, asegura que tiene unos 100 clientes con quejas similares en Westlake, Pico-Union y Koreatown y lo atribuye al “aburguesamiento”.
“La gente con menos dinero no podrá encontrar un lugar donde vivir”, señaló.
La Opinión solicitó un comentario sobre todas estas quejas al Departamento de Vivienda de la ciudad y a la Oficina del alcalde Eric Garcetti, pero al cierre de esta edición no respondieron.
En la esquina de las calles Hoover y San Marino, en Westlake, se planea construir un edificio de 30 apartamentos, que desentonará con las antiguas estructuras en esa cuadra.
Uno de los que temen ser echado por el cambio demográfico es Manuel Ramírez, quien ha vivido en la zona por 20 años. “¿Cómo le haría para pagar más de 610 dólares al mes?”, preguntó.
ISAIAS ALVARADO / La Opinión
Página Web - 2015/10/19
Fuente: http://www.laopinion.com