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Detrás del proyecto está el estadounidense Michael Reynolds, un referente de la arquitectura sostenible. Cómo será el edificio.

Un edificio hecho a partir de 2.000 neumáticos, 4.000 botellas de plástico y 8.000 latas de aluminio. Así será la primera escuela pública sustentable de la Argentina, que comenzará a construirse en marzo en Mar Chiquita y que se presentó ayer.

Detrás del proyecto está el arquitecto estadounidense Michael Reynolds, un icono en este tipo de arquitectura ecológica. La escuela será la segunda del continente, después de la que realizó en 2016 en Uruguay.

“Es un proyecto que comenzamos hace un tiempo en Uruguay y que tenía como objetivo la construcción de la primera escuela sustentable de Latinoamérica, la construcción de un edificio que enseñara a los niños de una manera diferente”, explicó Martín Espósito, jefe del proyecto y director de Tagma, la organización uruguaya promotora de la primera escuela de este tipo.

La ONG busca generar un programa de construcción de escuelas públicas alrededor de toda Latinoamérica, que inculque a sus alumnos valores relacionados con la empatía y el aprovechamiento de los recursos “sin perjudicar el entorno”.

El arquitecto Reynolds, especialista en construcciones sustentables alrededor del mundo, que popularizó gracias al documental “El guerrero de la basura”, aseguró que “este concepto debería estar disponible para todo el mundo en el planeta” porque “les da la posibilidad a los niños de enseñarles a sus padres cómo re-pensar”. Y agregó que los materiales que se utilizará “crecen” en cada país, ya que son objetos sin uso que las personas tiran a la basura, por lo que su reciclaje es indispensable. Este será el tercer proyecto del estadounidense en Argentina, luego de haber realizado trabajos previos en Ushuaia y El Bolsón.

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La escuela contará con energía eléctrica a través de una red de paneles solares y se abastecerá de agua de lluvia, que reutilizará tres veces antes de su disposición final. Su construcción tiene el apoyo de empresas como Ala, Disney y DirecTV, y participarán unos 100 estudiantes de varios países que vendrán como voluntarios: aprenderán el método constructivo desarrollado por Reynolds y levantarán el nuevo edificio en apenas 45 días. A partir de abril, esperan que 60 estudiantes de primaria ya estén cursando.

 

 

Respecto de la elección del lugar, Espósito contó que luego de recorrer la provincia encontraron en Mar Chiquita el sitio ideal. “Buscábamos un municipio que se adaptara a lo que necesitábamos, que era un acompañamiento real de la comunidad. En Mar Chiquita nos interesó el trabajo de la asociación civil ‘Amartya’, que promueve la cultura de la sustentabilidad en la educación”, contó.

“La Laguna de Mar Chiquita es un accidente geográfico, y en 1997 logramos que se declarara Reserva Mundial de Biósfera por la Unesco. Cuando apareció la posibilidad de hacer la primera escuela sustentable de Argentina me dije: tiene que estar en Mar Chiquita”, dijo en la presentación el intendente de la localidad, Carlos Ronda.

 

 


Ubicación: https://www.clarin.com/

Autor: Clarin.com / Sociedad

Procedencia: Argentina

Fecha de Publicación: 2018/01/16


Diversas formas de construcción sustentable ganan terreno en distintas regiones del país y también en La Plata. Pros y contras de una elección que es todo un estilo de vida

Atrás quedó el cuento de los tres chanchitos y la idea de que la construcción en ladrillo, cal y cemento es más resistente y segura. La construcción sustentable avanza dejando de lado antiguos miedos como el de la vinchuca, los techos de paja que se vuelan y las paredes de madera que no resisten los vientos.

El alemán Gernot Minke, considerado el padre de la construcción sustentable a nivel mundial, instaló hace más de 30 años la idea de volver a la construcción con materiales naturales y de bajo consumo energético.

 

Durante los últimos años hubo un crecimiento exponencial de construcciones en barro. En La Quebrada de Humahuaca existen planes de vivienda estatales en barro, en Purmamarca, además de las casas de los pobladores, se levantaron tiendas y hoteles para el turismo con esta técnica. En Mendoza, encontramos la Capilla de la Gratitud, en el Valle de Uco. En Córdoba hay eco-barrios como Villa Sol, en Salsipuedes.

En La Plata y alrededores, si bien no hay estadísticas oficiales, en algunos barrios como El Rincón, Parque Sicardi y Arana han proliferado este tipo de construcciones. Es que una casa de barro puede construirse con cinco mil pesos e irá aumentando su valor de acuerdo a los accesorios y comodidades que se elijan.

 

 

Pero: ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? ¿Es posible elegir esta opción en la ciudad? Organizaciones, especialistas y vecinos platenses cuentan sus experiencias en un tema que supera una elección estética para transformarse en un modo de vida.

El refugio ideal

 

Un sol abrasador calienta las calles de City Bell. Manuel (22), Lucio (32) y Ezequiel (34) amasan tierra arcillosa y pasto seco para rellenar las paredes de la Casita del Niño Encuentro.

 

La Casita los convocó porque son integrantes de Bioconstrucción Cooperativa (Vivienda y Autogestión), que cuenta con ocho integrantes conocedores de la permacultura y la construcción natural.

 

Mientras las maestras y los chicos de La Casita van y vienen, los tres jóvenes, concentrados, llevan adelante la tarea. La pared está construida con eco-ladrillos: botellas repletas de material reciclable como plásticos o papeles. Las botellas se amarran a una estructura de rejas -que también puede ser de madera o de cualquier otro material que sirva de base-, y rellenas de adobe se transforman en excelentes aislantes térmicas.

“La idea de acercarme a la bioconstrucción nació en un viaje al sur en el 2003, donde estuve en una casa de barro. Entré y lo que me generó fue una sensación de refugio, de estar protegido y contenido por materiales orgánicos y el trabajo artesanal. A partir de ahí volví con la deuda de incursionar en la bioconstrucción”, cuenta Ezequiel.

A principios del 2017 empezó a tomar cuerpo la formación de la Cooperativa. Sus promotores -Ezequiel y Manuel- conjugaron intereses personales y laborales para impulsar tanto la técnica de la bioconstrucción como la posibilidad de autogestionarse y ayudar a personas que necesitan ampliar su casa y no tienen recursos. Trabajan junto a los colegios Estrada y Tercer Milenio de City Bell que los proveen de eco ladrillos.

El doctor y arquitecto Jorge Daniel Czajkowski es profesor titular de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNLP, Investigador del CONICET y Director del Laboratorio de Arquitectura y Hábitat Sustentable. Aclara que cuando se habla de bioconstrucción, construcción bioclimática o sustentable, se hace referencia a la reducción del impacto ambiental de la construcción en todas las etapas del ciclo de vida: desde los bocetos y la ocupación de la construcción, hasta la demolición.

Las ventajas de la bioconstrucción son muchas. “Además de lo ecológico y el ahorro de energía, en la construcción no sólo intervenís vos, sino también tu familia y amigos. Son casas fáciles de construir y económicas de arreglar”, explica Ezequiel, que también está construyendo su casa con barro en El Rincón. “No están los peligros de una construcción tradicional, el barro no se incendia y es antisísmico”, enumera Manuel.

Del mito a la casa de barro

Según Czajkowski, las investigaciones realizadas por especialistas del CONICET concluyen que la construcción tradicional sin regulación ambiental es altamente insustentable, porque tiene un gran consumo de energía e implica altas emisiones de gases de efecto invernadero en todas sus etapas.

A Víctor Hugo Dávila le dicen Nego. Nació en Corrientes hace 41 años, pero hace 22 que vive en La Plata. Nego estudió dos años de ingeniería electrónica y tres de geofísica. Después, se dedicó nueve años a vivir con y del circo. Allá por el 2009 vio un video de Jorge Belanko -referente de la bioconstrucción en Argentina- y le hizo un click: “me fui a la Villa turística Yamay, en Flores, donde hice el primer taller con el mismísimo Belanko, después hice un voluntariado en El Bolsón y en la Ecovilla de la Asociación Gaia, en Navarro”, recuerda el correntino.

Nego comenzó a construir su casa en el barrio Arana hace cinco años, pero hace dos que se instaló allí. Junto a dos familias compraron un terreno y empezaron este proyecto, donde lo fundamental era el principio de la bioconstrucción. “El único que conocía sobre el tema era yo y quien era mi pareja, y fuimos enamorando a la gente de la construcción natural”, afirma.

“Las edificaciones sustentables pueden reducir el consumo de agua y energía para funcionar en un 70 a 80% con facilidad. Incluso pueden ser de cero consumo de energía. Los sobrecostos no son significativos, no más del 5%, para llegar a reducciones de un 50% de consumo de energía. Son construcciones confortables en lo acústico, lumínico e higrotérmico”, afirma Czajkowski.

Y así se siente cuando se ingresa a una casa de barro: fresca y agradable. En ciudades como La Plata, con altos índices de humedad, las paredes de barro respiran, aislando tanto el calor como el frío, y absorbiendo la humedad. En la casa de Nego todo es amigable con el ambiente: tiene una estufa “rocket”, que consume 6 veces menos que una salamandra, no necesita leña de desmonte y se puede usar con poda o con los desechos de las madereras. Además, los techos construidos con pasto tienen una vida útil eterna, en comparación con los 40/50 años de los techos de chapa.

“Yo creo que la bioconstrucción se está expandiendo, de hecho trabajo de esto hace dos años y me va bien”, afirma Nego. “Además, es muy común que en este tipo de construcción se trabaje con mingas -jornadas de trabajo comunitario- lo que hace que todos los que estamos interesados en esto nos conozcamos más”, agrega.

Nego enumera los comentarios que siempre surgen cuando comenta que se hizo una casa de barro: primero el tema de las vinchucas, segundo la asociación con la precariedad. Lo cierto es que el famoso insecto, también llamado chinche, chinche negra o la ponzoñosa, se aloja principalmente en las paredes que no tienen revoque o que tienen grietas. En tanto, si una construcción no está bien hecha, una pared de material tiene la misma probabilidad que una de barro de hospedar a la vinchuca.

“Una construcción natural demanda conocimiento en la parte estructural, más que nada. Después, lo que más se necesita es práctica. Mientras haya uno que sepa y guíe ya está. Y es un material amistoso, lo podés usar con la mano sin quemarte, y al no secar tan rápido te permite hacer otras formas más orgánicas, con más curvas, no todo tan cuadrado”, concluye el correntino.

Si pensamos en las desventajas, podemos decir que el principal problema es que el barro se lava con la lluvia. Para eso, los especialistas en este tipo de construcción proveen recetas para construir aleros resistentes y amplios que resguarden las paredes, y materiales que eviten las salpicaduras en el piso.

Un bosque en la ciudad

Las ruinas de lo que fue la industria Fasacal se pierden en el enorme predio ubicado en Hernández, en 25 y 511. Todavía quedan las torres y parte de la estructura en donde se fabricaba cal y materiales de construcción. El saqueo hizo el resto: escombros y malezas por doquier. Entrando por la esquina un cartel colorido llama la atención. En sus inicios despejado, el camino va cubriéndose de vegetación hasta encontrar una puerta y la entrada al “Bosquesito” (con ”s”, tal como fue apodado por la gente del lugar), Vivero Experimental-Espacio Cultural. Cuesta llegar al centro cultural porque uno se topa con cientos de plantines, un invernadero y algunos adornos colgantes. Varios perros y un gato se acercan buscando caricias y de golpe el ruido de la calle desaparece y uno entra en otro mundo: un bosque en medio de la ciudad.

El Bosquecito es una organización de 12 personas, con personería jurídica, que viene trabajando hace cinco años en el terreno. Francisco Carnero (21), bahiense de nacimiento, está desde el inicio del proyecto que se propuso recuperar el potencial de este terreno abandonado y transformarlo en un vivero donde se reproduzcan semillas.

“Las edificaciones sustentables pueden reducir el consumo de agua y energía para funcionar en un 70 a 80% con facilidad” Jorge Daniel Czajkowski, Arquitecto

“Este lugar era sólo escombros y basura, producto del saqueo que había sufrido la fábrica en sus más de 30 años de abandono” Francisco Carnero, forma parte del proyecto “Bosquesito”

“La idea de acercarme a la bioconstrucción nació en un viaje al sur en el 2003, donde estuve en una casa de barro” Ezequiel, integrante de Bioconstrucción Cooperativa

Estigmatizado, temido y utilizado por la gente del barrio, parte de este predio se transformó así en un espacio cultural gratuito para la comunidad, donde se plantan e intercambian semillas de diversas frutas y verduras, se organizan talleres de cerámica, mosaiquismo, defensa personal, huerta, percusión, entre otros.

“Cuando llegamos este lugar era sólo escombros y basura, producto del saqueo que había sufrido la fábrica en sus más de 30 años de abandono”, cuenta Francisco. Un año y medio trabajaron él y dos chicos más hasta levantar una primera piecita: usaron tres paredes que habían quedado de material, y la cuarta fue de barro. “Así, con las herramientas que teníamos, empezamos a limpiar, fuimos encontrando que había piso abajo y fuimos recuperando. Todo fue con recicle”, recuerda Carnero. Ya para el cuarto año el centro cultural contaba con un salón amplio para actividades, una biblioteca popular, un taller y una cocina.

Las paredes del Centro Cultural son un híbrido de ruinas de material y de construcción en barro. En su hechura participaron unas 15 personas, que imprimieron diseños de plantas, adornos y dibujos en las paredes, sintonizando con la energía natural del lugar. Si bien el Bosquecito tiene su centro hecho de eco-ladrillos, palets, y una técnica con cañas llamada quincha, existen otras técnicas como el súper adobe -con bolsas de arpillera-, y el COB -más utilizado en ambientes fríos porque conserva mucho la temperatura-. La elección de la estructura depende principalmente de cuales sean los materiales que brinda el propio entorno.

Una utopía posible

Todo muy lindo, dirá usted. Pero: ¿es posible que este tipo de construcción sea una alternativa real a la tradicional? La respuesta es sí, si se logra avanzar tanto en materia legislativa como en una industria de materiales de este tipo. Y el camino está iniciado: distintos municipios en Río Negro, La Pampa, Salta, Chubut y la provincia de Buenos Aires aprobaron ordenanzas que comenzaron a reglamentar el uso de materiales, ciertos requisitos y técnicas para la bioconstrucción.

El Concejo Deliberante de General Pueyrredón lleva la delantera, ya que meses atrás aprobó la ordenanza y declaró a estas técnicas de interés municipal. La norma dice que se autoriza el método de construcción en tierra cruda y las tecnologías de construcción con tierra afines. Esta aprobación sienta un precedente importante, producto de la lucha de organizaciones como Estación Permacultural MdP, Movimiento 15 de Enero y Cooperativa Caminantes.

Otra parte la cumplen las organizaciones sociales, académicas y profesionales, como Tierra Raíz, el Centro de Capacitación, investigación y diseño en arquitectura de tierra (CIDART), Bioconstruyendo Patagonia, Centro de investigación de Permacultura y energías alternativas (CIPEA), la Fundación Pro-Eco San Miguel y el Instituto de Arquitectura sustentable (IAS), del Colegio de Arquitectos de Córdoba, por solo nombrar algunas.

De hecho, en Argentina hay ocho centros especializados en construcción en tierra, la disciplina se enseña en la Universidad Nacional de Córdoba y la UBA dicta el curso un curso de posgrado en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. En La Plata, un referente es el grupo de investigación del Laboratorio de Arquitectura y Hábitat Sustentable de la Facultad de Arquitectura de la UNLP, del cual Czajkowski es miembro.

Aclaremos un poco más esta cuestión. Czajkowski afirma que la Arquitectura Sustentable tiene tres niveles de desarrollo tecnológico: “alta tecnología”, “media tecnología” y “baja tecnología”. Las de alta y media tecnología son “Certificables” y hay en el país representantes o profesionales con matrícula internacional de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y España. La más conocida es la certificación LEED de Green Building Council de EEUU.

“En la Argentina solamente la Provincia de Buenos Aires tiene la Ley 13059 de 2003 reglamentada en 2010 vigente e incumplida por los sectores público y privado”, sostiene el Doctor. La Ciudad de Buenos Aires tiene la Ley 4458 de 2012 pero no está reglamentada, mientras que Rosario es la única ciudad que modificó su Código de Edificación para sustentabilizar sus edificios con aplicación estricta, es decir, es la única que tiene una Ley para etiquetar todo tipo de edificios con registro en Catastro.

Pensando en la relación dinero/ tiempo, las construcciones en barro pueden reducir hasta un 20 por ciento el costo total de la obra -si se tiene en cuenta el ahorro de energía y los materiales-. La mano de obra suele ser más cara, en tanto el trabajo es enteramente artesanal (incluso la preparación de los materiales). Aun así, construir en barro continúa siendo más barato. La construcción lleva más tiempo, pero como contrapartida, al ser una técnica fácil y amistosa, es más proclive a incluir colaboradores e incluso los propios dueños de las futuras casas se embarcan en la tarea.

Falta mucho camino por recorrer: mientras avanzan las políticas públicas que la regulan y las tecnologías aplicadas a materiales sustentables, las técnicas de antaño tan utilizadas en el Norte se retoman y reciclan, recuperando viviendas en diálogo con la naturaleza y redefiniendo el estilo de vida de quienes las habitan. Al parecer, la bioconstrucción volvió para quedarse.

 

 

 


Ubicación: http://www.eldia.com/
Autor: CLARISA FERNÁNDEZ
Procedencia: Buenos Aires, Argentina
Fecha de Publicación: 2018/01/13


El Presidente del sindicato de Enap Magallanes, Alejandro Avendaño, manifestó: Concretar este proyecto es un paso muy importante para la región, porque apunta a diversificar la matriz energética y disminuir nuestra dependencia de los hidrocarburos, este proyecto no es de Enap, es de y para la Región de Magallanes.

El Sindicato de trabajadores ya hace un par de años venia manifestando que no se estaba aprovechando el alto potencial que tiene la región de Magallanes en energías renovables no convencionales (ERNC) y una de las principales justamente la energía eólica, por esta razón y siendo el viento el que si bien para algunos representa un privilegio, para otros es un tremendo problema, ya que en más de una ocasión ha dejado en el suelo construcciones y amenaza con no dar paso a la fase primaveral, pese a ello, seduce como una gran alternativa de energía eólica para Magallanes que debe ser aprovechada y que sea Enap la que impulse este tipo de proyecto es de una gran importancia y a la vez por estar enmarcada no solo en la diversificación de la matriz energética con importantes beneficios para la región sino que también el compromiso de Enap con la comunidad para en un futuro se pueda enfocar en llegar a los lugares más apartados, lo que sería muy bien recibido y valorado por la ciudadanía.

Este nuevo parque eólico Cabo Negro tiene un carácter estratégico para la región, y el que sea desarrollado por ENAP con lleva una serie de ventajas, como la sustentabilidad Ambiental y Fortalecimiento de Seguridad de Suministro, ya que  permite avanzar en uno de los objetivos principales de la Política Energética Regional, como es la incorporación de energías renovables, lo cual no solo le da una mayor sustentabilidad a la matriz, sino que ayuda a diversificarla, lo cual reduce el riesgo de suministro.

Entendiendo que en la actualidad, la matriz eléctrica regional depende casi exclusivamente del gas natural, teniendo como respaldo el diésel. Esta situación no es la óptima ya que cualquier eventualidad que pueda afectar el normal suministro de gas, ya sea afectando la producción de gas o la infraestructura de transporte, o ante una eventual falla de los generadores de EDELMAG, pone en riesgo el suministro eléctrico, con esto se entiende por qué es estratégico y por qué el rol de ENAP.

Finalmente agradecer el apoyo del consejo regional que a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) por su aporte de cinco millones de dólares necesario para un proyecto de estas características, impulsado por la empresa petrolera estatal, lo que fue ratificado por la Contraloría General de la República quien finalmente aprobó el uso de los recurso por parte del FNDR, ya que tiene un indudable impacto positivo para la región, al ayudarla a avanzar en los objetivos establecidos en una Política Energética Regional, y en el corto y largo plazo ser un regulador en el valor del KWH para el beneficio de la población,  termino señalando el máximo líder sindical de los petroleros.

 

 


Ubicación: http://www.itvpatagonia.com/

Autor: ITV noticias

Procedencia: Chile

Fecha de Publicación: 2018/01/10


Uno de los sectores que más huellas deja en el medio ambiente es la construcción. Según el Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, publicado en 2015 por las Naciones Unidas, los edificios del mundo representaron el 32% del consumo global de energía final y el 19% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que contribuyen al calentamiento global.

Según las proyecciones de este estudio, si no hay cambios significativos en la forma en que se hacen y crecen las ciudades, el consumo energético de los edificios a nivel mundial podría duplicarse o incluso triplicarse para el 2050.

Por esto se ha comenzado a implementar nuevas formas de concebir el diseño arquitectónico para optimizar recursos naturales y los sistemas de edificación de tal modo que minimicen el impacto en el ambiente y la salud humana.

Una de estas apuestas es el edificio del medio televisivo Telemedellín, que ya cumple dos años y recientemente obtuvo su licencia Leed Gold, la cual certifica que se rige por estándares de optimización energética, uso responsable de materiales, disposición adecuada de aire e iluminación para el bienestar de sus habitantes y uso adecuado del recurso hídrico.

 

Ciudades verdes

La eficiencia energética es una de las principales metas de la arquitectura sustentable, aunque no la única. Esta exige una estrecha colaboración entre arquitectos e ingenieros. Los componentes medioambientales de un edificio no son accesorios sino que están diseñados para condiciones climáticas particulares.

No son solo una piel decorativa para cubrir una armadura. Este es un proceso de integración de factores estéticos, estructurales, sociales y ambientales en un todo orgánico.

Pedro Silva, líder de sostenibilidad de la constructora Dinpro y especialista en edificación sostenible, cuenta que “varios compradores de carbón colombiano dijeron en el COP23 que no iban a generar más energía con este mineral, así que Colombia debe prepararse para reemplazar estos ingresos y empezar a producir recursos con otras fuentes”.

Estos movimientos son de importancia para el país, cada vez se reducen más las opciones de la producción de energía a través de combustibles fósiles y se amplían las alternativas verdes.

Algunas de las apuestas fuertes han partido de la voluntad más que de las políticas públicas que comienzan a emerger, explica Silva. Agrega que: “En Colombia ya hay cambios en la legislación, por ejemplo en el tema de incentivos tributarios para implementación de proyectos de energías renovables no convencionales como fotovoltaica, eólica, geotérmica y mareomotriz; y con la creación del código de construcción sostenible”.

En 2015, Colombia se comprometió con reducir en 20% sus emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030. Y para 2050, se espera que la economía nacional sea neutra en estas emisiones.

Lograr estas metas depende en buena parte de cómo se pueda reacomodar la producción nacional, comenzando por la construcción de viviendas y el desarrollo urbano, según dijo en abril de 2017 el ministro de ambiente, Luis Gilberto Murillo, durante la presentación de Edge, un programa que busca certificar en temas de sostenibilidad las construcciones nuevas.

La iniciativa es impulsada por la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), en alianza con la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial.

No solo se trata de reducir el impacto de las construcciones por una preocupación ambiental, el cambio climático, como alerta la ONU, también supone una amenaza para las edificaciones tales como mayor frecuencia de vientos fuertes, inundaciones y el incremento del calor en las ciudades, que se dispara cuando la vegetación y el agua son reemplazadas por el hormigón y el asfalto y se exacerban por el exceso de automóviles. Se espera que esto agregue otros dos grados a las estimaciones del calentamiento global en las ciudades más pobladas para 2050.

 

¿Una apuesta cara?

El sobrecosto es una de las razones por las que algunas empresas públicas y privadas no se deciden a involucrarse en proyectos verdes. No obstante, casos locales y recientes de Medellín demuestran que este no debería ser impedimento para ahorrarle recursos al planeta y por ahí derecho a las edificaciones.

Según Juan Diego Hernández, director de planeación de Telemedellín, alinear la construcción de este edificio de 9000 metros cuadrados, ubicado en el Poblado, con los estándares que los llevaron a obtener la certificación Leed les generó un sobrecosto de apenas el 2,3 %. Es decir, si el edificio les costaba 100 pesos, la búsqueda de una certificación responsable con el medio ambiente hizo que les costará 102.

Además, según Hernández, en una reciente visita de su asesor Leed, encontraron que “vamos a librar el edificio en dos o tres años, cuando lo normal serían cuatro a cinco años”.

Como el edificio de Telemedellín en la ciudad también está Ruta N. Espacios que además de impactar menos en la zona, son estéticos.

Hay más iniciativas privadas que públicas con proyectos de certificación Leed tal vez porque, como explica el arquitecto Diego Jaramillo, es “la certificación que mejor equilibra la sostenibilidad y rentabilidad”.

El aporte de Colombia a las emisiones de GEI es pequeños, aún así somos vulnerables a los efectos del cambio climático por nuestra ubicación en el trópico. De esta manera, diseños inteligentes con abundante luz natural, vistas a las zonas verdes y aprovechamiento de los recursos no renovables, como el agua, deben ser prioridad para arquitectos y constructores. Necesitamos espacios para trabajar y vivir, pero no hay que destruir el planeta para lograrlo.

 

 


Ubicación: http://www.elcolombiano.com/

Autor: HELENA CORTÉS GÓMEZ

Procedencia: Colombia

Fecha de Publicación: 2018/01/09


Mediante la construcción de viviendas ecológicas, la Escuela de Estudios Superiores (EES) de Tlayacapan de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) apoya a familias damnificadas del pasado sismo del 19 de septiembre y a su vez contribuye a la conservación del medio ambiente  al utilizar materiales reciclables, eco-ladrillos, que serán utilizados para la construcción de casas con muros PET, informó Daniel Suárez Pellycer, director de esta unidad académica.

Ayer inició la campaña de donación de eco-ladrillos en las instalaciones de la EES Tlayacapan, “esta iniciativa forma parte del programa de actividades de la Licenciatura en Desarrollo Sustentable que ofrece esta escuela, en la cual se llevó a cabo un plan de capacitación para la construcción de casas con envases de PET rellenos de material de desecho, principalmente bolsas, envolturas y empaques limpios”, explicó.

Agregó que esta campaña se llevará a cabo en las instalaciones de la escuela, aunque en próximas fechas se podrán recoger en otras sedes universitarias, las cuales se darán a conocer oportunamente.

Suárez Pellycer detalló que en algunas comunidades de Tlayacapan que tuvieron afectaciones por el sismo ya se aplicó esta técnica, “en la comunidad de San Andrés Cuauhtempan construimos una casa habitación para poner en práctica este conocimiento y vimos que es viable, rápido y económico, la gente se convenció de su efectividad”.

Además, indicó que en esta primera experiencia participaron estudiantes con el apoyo de un arquitecto que coordinó la construcción, así como integrantes de la comunidad.

Daniel Suárez reiteró que el aspecto económico es una de las principales ventajas de estas casas ecológicas, además del aspecto ambiental, “puesto que las construcciones habituales utilizan materiales tóxicos para el agua, el suelo y el aire, ésta es una alternativa viable”.

Finalmente hizo una invitación a la sociedad morelense para sumarse a esta campaña depositando bolsas o envoltorios plásticos limpios y pequeños en una botella PET de un refresco desechable de dos litros, de tal manera que el contenido quede perfectamente compacto.

Para mayores informes, los interesados en participar pueden consultar la página electrónica institucional: “www.uaem.mx” o llamar al teléfono 777 207 09 66.

 

 


Ubicación: https://www.elsoldecuernavaca.com.mx/

Autor: El Sol De Cuernavaca

Procedencia: México

Fecha de Publicación: 2018/01/11