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Mecapet es un proyecto que busca innovar en la industria de la construcción a través de la creación de un ladrillo ecológico, hecho a partir del reciclaje de plástico de uso común, como una alternativa sustentable, económica y duradera para la comunidad.

Los creadores son Francisco Jesús Gil Barraza, de 23 años, y Luis Arturo Hoyos, de 24, ambos estudiantes de Ingeniería Mecánica del Instituto Tecnológico de Hermosillo (ITH), quienes con base en el estudio del material y a prueba y error lograron tener el ladrillo que consideran perfecto.

"Pasamos por todo un proceso en máquinas y mezclas, les fuimos cambiando detalles, y al final obtuvimos una mezcla de tres plásticos, con la combinación perfecta para sustituir la grava del ladrillo normal, para crear uno más térmico, ecológico y económico", dijo Francisco.

Los ladrillos se crean a partir de la recolección, trituración, resinado y peletización de tres tipos de plástico; es en el proceso de resinado cuando el material pierde su toxicidad, por lo que las edificaciones hechas con ellos, son seguras para la salud aún en el verano con su exposición al calor.

"Mecapet tiene 700 años de vida neta, pero de vida útil se toma el 10%, o sea 70 años, ese es el tiempo que tardas en darle mantenimiento a una casa", detalló Francisco.

El propósito primordial de un proyecto como este, destacó el estudiante del Tec de Hermosillo, es el beneficio social por los bajos costos de su compra, así como el impacto al medio ambiente a través de la concientización sobre la posibilidad de usar los desperdicios en algo productivo.

"Se trata de que la gente sepa que ahorita el medio ambiente no es el mismo de antes", explicó Francisco, "tenemos que crear conciencia de que somos mayor población, con más basura y menos gente que la recolecta, por eso buscamos darle un uso en algo productivo".

Los ladrillos Mecapet cuestan menos que el ladrillo común y pueden usarse de la manera tradicional en las construcciones, empleando mortero, por lo que no es necesario capacitar al trabajador en su uso o usar un adhesivo especial.

 

 


Ubicación: https://www.elimparcial.com/

Autor: Astrid Arellano

Procedencia: México

Fecha de Publicación: 2018/02/04


Desde hace tiempo el cambio climático se ha transformado en una de las principales preocupaciones en el mundo de la construcción. Las extremas temperaturas y las copiosas lluvias, son factores que comenzaron a prevalecer al momento de pensar el diseño y construcción de una vivienda o edificio.

Tal como se vino señalando en las últimas ediciones del Congreso Mundial de Edificación Sustentable (World Sustainable Building), el sector de la construcción deberá reducir un 23% sus emisiones para afrontar el cambio climático en 2050. Según el informe presentado hace 4 años en Barcelona, la previsión es que de 2010 a 2050 la población crezca en 9.000 millones de habitantes, lo que conllevará un aumento del 50% del consumo de energía y supondrá un 40% más de emisiones de gases de efecto invernadero. A este ritmo, sólo el sector de la edificación generaría en 2050 todas las emisiones admisibles para limitar los dos grados centígrados de aumento de la temperatura global, por lo que deberá buscar la eficiencia energética y el cambio de fuentes de energías para reducir sus emisiones.

Dentro de la formación profesional de cada arquitecto, el diseño bioclimático es uno de los saberes más importantes, permitiéndoles obtener los principios esenciales acerca del diseño y su relación con el ambiente. La arquitectura bioclimática, tal se la denomina,  consiste en el diseño de edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas, aprovechando los recursos disponibles, como el sol, la vegetación, lluvias y vientos para disminuir el impacto ambiental, y reducir los consumos de energía. Muchas veces estas básicas estrategias no son priorizadas ante el diseño, impidiendo, por ejemplo, la instalación de un patio interno o zonas sombreadas que permitan la refrigeración de los ambientes. Ante este escenario y sumado a las consecuencias del cambio climático – extremas temperaturas- es que se recurre al uso de la tecnología, cargado hermosas fachadas con armaduras de aires acondicionados. 

Entonces bien, resulta importante pensar en la necesidad de normatizar de alguna manera el uso y disposición de los artefactos y dispositivos hogareños que vienen a mejorar nuestro conford, para que este nuevo paradigma de la tecnología no continúe avanzando sobre el sentido común, generando consumos incensarios.

En este sentido, científicos y técnicos de todo el mundo llevan tiempo trabajando en soluciones, de eficiencia energética, muchas de ellas inspiradas en cuestiones básicas como la respiración, la piel humana, la humedad y la naturaleza.

El Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña ha desarrollado una serie de materiales y sistemas avanzados de climatización y ventilación pasiva que permiten reducir hasta 5 grados la temperatura interior de una vivienda y más de un 25% el uso aires acondicionados. Cuanto más cálido sea el clima, se reduce más la temperatura y se ahorra más energía en espacios interiores. Estos nuevos materiales – hidrocerámicas, hidromembranas, breathing skin- son desarrollos que imitan procesos orgánicos, estructuras adaptativas o sistemas robóticos que ayudan a regular la temperatura y crear microclimas. Estos actúan como una segunda piel en edificios e imitan el cuerpo humano transpirando agua para regular la temperatura.

El denominado hidrocerámica es un sistema de fachada hecho con paneles de arcilla e hidrogel capaz de enfriar interiores de edificios hasta 5 grados. Las cápsulas de hidrogel tienen una capacidad para absorber de hasta 500 veces su propio peso en agua para crear un sistema de construcción que “respire” mediante evaporación y transpiración. En cambio, las hidromembranas y Breathing Skin, a diferencia de la hidrocerámica, se basan en compuestos hechos con finas membranas y tejidos inteligentes para edificios que actúan como una segunda piel “respiratoria” para construcciones capaces de autorregular la humedad y el clima de espacios interiores y exteriores.

Todos estos sistemas utilizan materiales que tienen una alta capacidad de absorción del agua, que posteriormente se libera por evaporación creando un efecto de enfriamiento en entornos cálidos. Por ejemplo, Breathing Skin absorbe hasta 300 veces su volumen en agua en un corto periodo de tiempo gracias al poliacrilato de sodio, un polímero superabsorbente.

También existen otras alternativas que se centran en las estructuras y la robótica aplicada en la nueva arquitectura bioclimática. Morphluid o Soft Robotics (SORO) son un ejemplo de sistemas de sombreado pasivo mediante “techados vivos” que regulan la cantidad de luz y calor que entra en los espacios.  Este dispositivo robótico de sombreado ligero y sensible intenta crear un microclima mediante el control de la luz solar, la ventilación y la temperatura, humidificando la atmósfera. Este prototipo adopta distintos tamaños y formas como “girasoles” artificiales que permiten proyectar sombra en el momento que el líquido que llevan integrado se evapora por el calor del sol. Morphluid integra dos tanques de agua en una estructura móvil (un techo, una ventana) que se inclina cuando el agua de uno de los tanques se evapora, permitiendo así proyectar sombra y refrescar el ambiente.

Edificio BBVA construido con mayores criterios de sostenibilidad

La nueva sede de BBVA en Madrid se ha construido siguiendo los criterios de sostenibilidad necesarios para conseguir el certificado LEED Oro, uno de los estándares de construcción sostenible más exigentes del mundo.

Las fachadas, con más de 49.000 metros cuadrados acristalados con vidrios de alta reflectividad, protegidos del sol por 2.800 lamas de fibra de vidrio, permiten que todos los empleados tengan luz natural.

Las cubiertas de los edificios también están pensadas para ahorrar energía y agua: una gran alfombra de plantas autóctonas que apenas necesitan riego tapiza los edificios para mitigar el efecto “isla de calor”. Estas cubiertas vegetales se ocupan, además, de recoger el agua de lluvia para regar los más de 31.000 m2 de zonas verdes con que cuenta el complejo.

Además, un gran porcentaje de las necesidades energéticas se abastecen gracias a energías renovables propias, como paneles solares térmicos o fotovoltaicos y energía geotérmica de bucle cerrado, que aprovecha la temperatura estable del subsuelo.

 

 


Ubicación: https://diariolaopinion.com.ar/

Autor: CAPSF

Procedencia: ESPAÑA

Fecha de Publicación: 2018/01/29


Las Torres Nanjing Green del arquitecto Stefano Boeri serán, en 2018, el primer bosque vertical de Asia.

Los bosques verticales llegan a la ciudad de Nanjing de la mano del arquitecto italiano Stefano Boeri. Después del éxito del Bosco Verticale (bosque vertical) en Milán, Italia, construido a finales de 2014 con la intención de crear un microclima saludable, las torres verdes han sido construidas posteriormente en Suiza. China es ahora el tercer país en implementar este diseño, y las Torres Nanjing Green serán las primeras de estas características en el continente asiático.

El proyecto consiste en la construcción de dos arboedificios, cercano el uno al otro, donde árboles, plantas y arbustos cubrirán 65.000 pies cuadrados de fachada. Para ello, se calcula que se plantarán más de 1000 árboles, de 23 especies diferentes, y más de 2.500 arbustos. El uso exclusivo de especies nativas ayudará a regenerar la biodiversidad local.

La torre más alta tendrá 200 metros de altura, y 35 plantas, y albergará oficinas, un museo, una escuela de arquitectura verde y un club privado. La segunda torre, de 108 metros de altura, será un hotel con 247 habitaciones y con una piscina en la azotea. En su base, ambas alojarán tiendas, restaurantes y salas de conferencias.

El objetivo final es reducir la grave crisis de contaminación atmosférica de China de la mano de unos gigantes verdes diseñados para limpiar el aire. Así, se calcula que las Torres de Nanjing podrán absorber unas 25 toneladas de CO2 al año, y que generarán unos 60 kg de oxígeno diarios, equivalente al que producen unos 6000m2 de bosque. Estarán ubicadas en una de las 25 ciudades más contaminadas de China, según Greenpeace, y que ha llegado a niveles por contaminación de partículas suspendidas hasta doce veces más altos que los límites de establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La finalización del proyecto está prevista en 2018. Pero Stefano Boeri no sólo ha manifestado su intención de replicar estos bosques verticales en otras ciudades de China- en concreto en Shijiazhuang, una de las diez ciudades chinas más contaminadas, Liuzhou, Shanghai, Guizhou y Chongqing. Sino que pretende ir más allá, y para 2020 se propone crear ciudades bosque donde sean un total de entre 100 y 200 edificios los que, de tamaños diversos, cubran sus fachadas con árboles y plantas. Un enorme desafío para un país donde la contaminación atmosférica alcanza niveles alarmantes.

Y es que, efectivamente, se calcula que un tercio de las muertes en China se debe a esta causa. Y que el 80% de las ciudades chinas superan los límites de calidad del aire establecidos por el gobierno. Ejemplo de ello, la nube tóxica de smog que el pasado mes de diciembre afectaba a casi una sexta parte de todo el territorio chino, unos 1,4 millones de kilómetros cuadrados. Y su origen se encuentra fundamentalmente en las industrias, en el uso de fuentes de energía fósil (el carbón cubre el 66% de la demanda energética), y los motores de los vehículos en las grandes ciudades.

Tras numerosas alertas rojas por contaminación, las grandes ciudades chinas parecen contemplar la necesidad de introducir proyectos a mayor escala. Y a la ciudad de Pekín, en otoño de 2016, también llegó la propuesta del artista y diseñador holandés Daan Roosegaarde. Una torre de más de siete metros de altura que succiona unos 30.000 metros cúbicos de aire cada hora y aspira las partículas contaminantes, liberando un aire un 75% más limpio. Se trata, afirman sus impulsores, del purificador más grande del mundo que funciona, además, con energía eólica. No se concibe, sin embargo, como la solución al problema de la contaminación sino como una mitigación complementaria a medidas adicionales que serán sin duda necesarias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que casi el 92% de la población mundial vive en lugares con bajos niveles de aire saludable, y que unas 7.000 personas mueren cada año a causa de la contaminación atmosférica. Y ya confirmó en 2013 que la contaminación del aire es cancerígena para los humanos. Recientemente, un nuevo informe, elaborado por la Asociación Americana del Corazón, indica que el gigante asiático podría evitar 923.000 muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares en los próximos 15 años si sus ciudades tuvieran un aire aceptablemente limpio. Por eso, repensar la manera en que habitamos las ciudades, y apostar activamente por un modelo de urbanismo sostenible, es hoy un reto global ineludible.

 

 


Ubicación: https://elpais.com/

Autor: MAR TOHARIA

Procedencia: China

Fecha de Publicación: 2017/04/12


Siete medidas esenciales para construir un edificio sostenible

El sector de la construcción es el causante de una gran parte de las emisiones de CO2 totales. Algunos informes hablan del 36% otros hasta del 50%, en cualquier caso es mucho peso para un solo sector. Los arquitectos somos los responsables de tomar medidas para desarrollar una arquitectura que minimice la contaminación en general y, especialmente la del CO² o gases equivalentes causantes del cambio climático. Podemos desarrollar una arquitectura que neutralice el CO², lo absorba e incluso lo reduzca. En la actualidad, ya existe tecnología para reducirla y si edificamos con una visión sistémica y largoplacista utilizándola, resultará más económica. Pero para alcanzar este cambio de mentalidad es necesario que todos los actores implicados: políticos, promotores, constructores y arquitectos, tengamos conciencia de ello.

Cualquier proceso industrial genera un impacto, y más la arquitectura por la cantidad de kg de material que requiere para la construcción y por la cantidad de kw/h que necesita para su uso. Sin embargo, se pueden realizar una serie de medidas para que un edificio sea un ejemplo de arquitectura que mitigue el cambio climático.

Propongo siete medidas esenciales para un edificio de estas características:

1/ EDIFICIOS ENERGÍA CASI NULA. Lo que no se consume no hay que producirlo y por lo tanto no provoca impacto. La principal estrategia de la arquitectura sería ir hacia el diseño de edificios que en su etapa de uso gasten lo mínimo posible. La normativa ha avanzado mucho en este aspecto y tienden hacia estándares como el Passivhaus, estándar de construcción nacido en Alemania en 1991 para Edificios de Energía Casi Nula. Este patrón es el objetivo al que miran ya muchas normativas de la directiva Europea para su aplicación en la edificación.

2/ CONSUMO 100% RENOVABLE. El edificio debe tener una conexión con una comercializadora de energía renovable con un certificado de CERO emisiones de CO².

3/ PRODUCCIÓN RENOVABLE. El edificio debe ser prosumidor, es decir consumidor y productor de energía conectado a una red que funcionará como batería distribuidora. De esta manera se desarrolla un sistema de generación energético más distribuido y no tan centralizado.

Energía y conectividad deben ir de la mano con regulaciones de balance neto. Esto actualmente en nuestro país no es posible gracias a la nefasta visión de nuestros gobernantes actuales y su política energética: pobre, contaminante y cortoplacista.

De momento, tenemos que ir hacia instalaciones dimensionadas según consumos pico en los momentos de máxima producción energética para favorecer el consumo instantáneo y no perder económicamente la energía en la red.

4/ ENERGÍA GRIS Y ANÁLISIS DE CICLO DE VIDA. A medida que reducimos el impacto de CO2 en el uso del edificio con estrategias de edificios Passivhaus y con contratos con comercializadoras de energías renovables, el CO² emitido en la construcción de los edificios empieza a tener importancia, este CO² debemos minimizarlo utilizando materiales que tengan menos emisiones y preferiblemente reciclados. Para ello es importante empezar a trabajar con DAPs (Declaraciones Ambientales de Producto) donde venga reflejada la información medioambiental de cada producto.

5/ COMPENSACION CO². Las toneladas de CO² que se producen en la construcción de un edificio deben ser equilibradas a través de alguno de los diferentes programas de compensación. Es necesario que seamos conscientes de la contaminación que producimos y la debemos minimizar con materiales de bajo impacto, pero también debemos empezar a compensar las emisiones de CO2 que producimos.

6/ ABSORCION DE CO². Además, la introducción de biodiversidad vegetal dentro del proyecto, bien a través de cubiertas vegetales y fachadas vegetales produce varios efectos positivos. Entre ellos está la capacidad de absorber CO2 del entorno en función de las especies vegetales que se implanten.

Si hacemos bien las 6 medidas anteriores podremos decir que estamos ante un edificio CEROCO2 e incluso un edificio MENOSCO2 si es capaz de absorber CO2. Por lo tanto también podremos decir que es un edificio que es capaz de tomar medidas para mitigar el cambio climático.

7/ BELLEZA. Hablar de arquitectura para la mitigación del cambio climático, además de todo lo anterior, hay que hablar de belleza. Estas construcciones tienen que emocionar, tiene que cuidar a las personas, tienen que ser saludables, tienen que transcender a las modas y a la cultura del espectáculo. En fin debe ser un edificio bello, la arquitectura sostenible no puede perder la esencia de la arquitectura por la justificación de la necesaria sostenibilidad de los edificios. Como dice Anna Heringer la sostenibilidad también es belleza, y si perdemos o anulamos la creatividad, la capacidad de emocionar, la poesía de la arquitectura, nos quedaremos simplemente en construcciones sostenibles, un avance pero no el objetivo hacia el que debe tender la arquitectura.

 

 


Ubicación: https://elpais.com/

Autor: IÑAKI ALONSO

Procedencia: España

Fecha de Publicación: 2017/07/20


La llamativa forma del último edificio póstumo de Zaha Hadid, el Centro Rey Abdullah en Riad (Arabia Saudita), obedece a criterios de sostenibilidad

Como El Cid, Zaha Hadid continúa inaugurando edificios casi dos años después de morir. Esas inauguraciones tienen, naturalmente, truco. En primer lugar la arquitectura es un trabajo a largo plazo. Por eso un profesional desaparecido hace casi dos años puede firmar edificios que ideó en vida. Pero además, la arquitectura es, sobre todo, un trabajo en equipo. De ahí que el estudio, que ahora lidera el alemán Patrik Shumacher, pueda inaugurar edificios con el innegable sello de la Pritzker anglo-iraquí. Así, lo que más sorprende del nuevo Centro de investigación sobre el petróleo Rey Abdullah no es su autoría póstuma. Lo más llamativo es que en Riad (Arabia Saudí), los legendarios bucles y las curvas sinuosas del sello Hadid han sido sustituidos por formas cristalinas. Y, todavía más, que esas celdas de celosía del edificio no obedecen a criterios meramente formales sino que se sustentan por objetivos sostenibles. Así, el edificio –una suma de módulos que lleva implícita la forma de expandirse para crecer- es poroso. Está salpicado de patios que desvían la luz indirecta y, sin embargo, iluminan y ventilan el interior del inmueble. La búsqueda de una protección del sol y del viento y su aprovechamiento justifica, según los arquitectos, el diseño del centro.

Veamos cómo. La forma cristalina de la construcción -en particular el acabado de la cubierta- capta los vientos para enfriar el interior del inmueble. Los módulos, que imitan el crecimiento de las formaciones minerales, mejoran las conexiones y las circulaciones. Eso permite favorecer al peatón en el interior del complejo, señalan los arquitectos. Lo que no queda claro es si , a pesar de ser peatonal, una marca tan ingente en el urbanismo de la ciudad constituirá un espacio cerrado o abierto al público. Ese detalle: abrir o cerrar las puertas, construir un lugar de convivencia o un espacio protegido, definiría otra sostenibilidad: la sostenibilidad social de este nuevo icono.

Más allá de la voluntad de ahorro energético y de que la forma cristalina de estructuras hexagonales derive de esa búsqueda, el edificio está construido con un 30% de materiales reciclados. El 40% de los materiales constructivos provienen de un radio no superior a los 500 kilómetros y el 98% de la madera fue talada en bosques certificados. La iluminación es Leed (Platino) y junto a la sombra de los patios y el aprovechamiento de los vientos consigue rebajar el consumo energético un 45%, respecto a edificios sin estas medidas de ahorro, de un tamaño cercano.

Resta por ver cómo se relaciona el edificio con la ciudad y qué dificultades descubre su mantenimiento, pero que en Oriente Medio se debe construir de otra manera parece que, entre las grandes estrellas, lo haya tenido que recordar Hadid desde donde esté. Enhorabuena.

 

 


Ubicación: https://elpais.com/

Autor: ANATXU ZABALBEASCOA

Procedencia: Arabia Saudita

Fecha de Publicación: 2017/11/20