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En los últimos meses, hemos visto un aumento en las grandes estructuras de madera que se están construyendo en todo el mundo, afirmando ser las más grandes, las más altas o las primeras de su clase —por ejemplo, los planes para Dutch Mountains, el edificio de madera más grande del mundo, ha sido revelado recientemente.

Uno de los impulsores clave de este cambio es Moelven Limtre, quienes han vuelto común la percepción de la madera como material de carga. Su director, Rune Abrahamsen, es responsable de uno de los solicitantes actuales del récord mundial del edificio de madera más alto, "Treet" en Bergen, a 51 metros de altura. Sin embargo, el último proyecto del contratista Mjøstårnet está configurado para alcanzar una altura aún más alta de 81 metros.

La construcción de Mjøstårnet en Brumundal, una pequeña ciudad en Noruega, comenzó a principios de septiembre y se completará en marzo de 2019.

Diseñado por Voll Arkitekter, el edificio de 18 pisos incluirá más de 11.300 metros cuadrados de espacio que contiene departamentos, un hotel, un restaurante, oficinas y áreas comunes con una sala de natación de 4.700 metros cuadrados. Mjøstårnet tiene un ancho de base de 16 metros, pero Abrahamsen cree que es posible construir más alto si esto se incrementa:

"Es principalmente el ancho lo que determina qué tan alto podemos construir un edificio de madera, pues esto significa que la estructura se balancea menos. Un edificio más amplio no generaría problemas para construir a más de 100 metros, e incluso 150 metros o más."

La capacidad de crear rascacielos sin madera es un punto de referencia para la construcción sostenible. Como iniciador del proyecto, Arthur Buchardt explica en el primer video de la serie Nordic Heights, que el abastecimiento del abeto a nivel local ha reducido drásticamente la huella de carbono del edificio, así como la simple producción de columnas y vigas laminadas que requieren poca energía para formar la principal estructura del edificio.

La madera a menudo ha sido cuestionada debido a conceptos erróneos pero comunes sobre su capacidad para resistir el fuego. Sin embargo, es posible localizar los haces de la madera laminada para que no se afecten mutuamente, según Abrahamsen:

"El problema principal en la construcción es la propiedad ligera del marco de madera que puede oscilar hasta 140 milímetros en la parte superior cuando se enfrenta a los fuertes vientos de la región. Para eliminar este problema, las losas de piso de concreto se usarán en los siete pisos superiores para aumentar el peso hacia la parte superior y ralentizar el balanceo. El edificio también estará anclado en el suelo con pilas de hasta 50 metros de profundidad."

Pero a medida que asciende la competencia por la estructura de madera más alta, las nuevas reglas sugeridas para el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (CTBUH) parecen ser adoptadas pronto, indicando que los edificios de madera con núcleos de concreto se definen como híbridos de madera-hormigón. Si se ponen en práctica estas nuevas reglas, descartarán HoHo Tower en Viena y Brock Commons en Vancouver como rascacielos de madera, dejando abierta la oportunidad para que Mjøstårnet establezca el récord mundial, hasta que llegue el siguiente competidor.

 

 


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Autor: Ella Thorns

Procedencia: NORUEGA

Fecha de Publicación: 2018/05/05


A casi ocho meses de ser descartada su construcción, el Pier 55 diseñado por Thomas Heatherwick retomará su materialización en Nueva York. Originalmente financiado y luego descartado por el presidente de IAC/InterActive Corporation, Barry Diller debido al incremento de su presupuesto, las negociaciones entre Andrew Cuomo (gobernador del estado de Nueva York), la organización cívica City Club y el mismo Diller han vuelto a darle vida al proyecto.

El parque flotante de 170 millones de dólares fue diseñado por Thomas Heatherwick busca ser un elemento paisajístico exuberante, erguido sobre 300 columnas de hormigón. Su programa contará con un santuario marino y un anfiteatro con capacidad para 800 personas al cual se accede a través de dos muelles anclados a 60 metros de la orilla del río Hudson.

Su proceso de aprobación comenzó en marzo de 2017, pero una corte local declaró que el diseño requeriría una intensa revisión del impacto de la vida silvestre. En septiembre de ese mismo año, Barry Diller  declaró inviable el proyecto debido al incremento en 80 millones de dólares el presupuesto final e imprevistos consideraciones medioambientales.

Sin embargo, tras una serie de mediación y una promesa de financiamiento por 50 millones de dólares por parte del gobernador Cuomo, se retomará la construcción del parque flotante. El blog CityReality reveló en recientes fotografías que ya están en construcción los dos puentes peatonales que conectarán el proyecto con la orilla del río Hudson.

Se espera que Pier 55 abra sus puertas en el segundo semestre de 2020.

 

 


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Autor: Niall Patrick Walsh

Procedencia: ESTADOS UNIDOS

Fecha de Publicación: 2018/04/05


Hace algunos días anunciamos a los finalistas de la categoría Emerging Architecture de los Mies Crown Hall Americas Prize 2018. Entre ellos, el proyecto del Colegio María Montessori Mazatlán de EPArquitectos + Estudio Macías Peredo, Pueblo Infantil de Rosenbaum + Aleph Zero, Embodied Computation LAB de David Benjamin y Construyendo Común-Unidad de Rozana Montiel + Alin Vázquez Wallach.

Finalmente, el jurado conformado por Ricky Burdett, Jose Castillo, Ron Henderson, Rodrigo Pérez de Arce y Claire Weisz ha declarado este último, ganador absoluto de la categoría Emerging Architecture de los MCHAP 2018.

 

"Este proyecto diseña una solución única, impactante y elegante que se mimetiza con su contexto. Una intervención espacial pública que es todo un éxito. Lo que solía ser una vieja bodega ahora es una biblioteca, las personas cuidan el espacio a diario, los adultos mayores juegan ajedrez, hay WiFi gratuito y la mezcla de clases permitió que se duplicaran los refugios y espacios abiertos para incrementar el valor económico de los departamentos." - Clair Weisz.

La rehabilitación y recuperación del espacio público surgió como parte de una iniciativa del INFONAVIT y tuvo un impacto inmediato relacionado con la seguridad de la zona, al activar y cualificar un espacio que había estado ausente durante décadas. Las estructuras ligeras proporcionan sombra mientras se mezclan con los árboles. La integración del espacio se da mediante una plaza que parece flotar sobre el suelo, compuesta por áreas permeables para los árboles existentes, áreas de concreto que conforman puentes y cubiertas bajo las estructuras ligeras de acero que ofrecen sombra. Estos gestos espaciales generan una sensación de amplitud en el espacio al mismo tiempo que ofrecen lugares para pequeñas reuniones y actividades individuales. El diseño urbano es tanto el resultante espacio público activo y valioso, los programas y espacios que antes no existían, como el diseño de un proceso social - todo esto en un solo proyecto.

En la Ciudad de México, los conjuntos de viviendas son masivos y más del 25% de la población mexicana vive en unidades habitacionales. Los residentes tienen un problema de integración social porque carecen de espacios públicos adecuados. Por lo tanto, los bloques de viviendas se separan por barreras que los propietarios montan para definir sus límites. 'Común-Unidad' es una intervención realizada en una unidad de vivienda ubicada al norte de la Ciudad de México, en San Pablo Xalpa, que cuenta con aproximadamente 7.000 habitantes. Contrario de lo que se podría pensar, el uso de barreras incrementa el fenómeno de inseguridad: la protección se convierte en un obstáculo.

"Cuando llegamos a Xalpa, todo estaba cerrado, las plazas estaban privatizadas y por supuesto, estos lugares no podían ser defendidos. Las puertas eran en cierta medida "intocables". Las barreras montadas por los propietarios para definir sus límites fragmentaron el paisaje en pasillos y corredores que empujaron la vida social fuera de las áreas comunes. De hecho, la mayoría de los vecinos ni siquiera se conocían."


Trabajamos con las barreras creadas por los habitantes para hacerlas permeables, democráticas y significativas. Una de nuestras estrategias de diseño para recuperar los espacios privatizados para el uso público fue sustituir los elementos verticales (barandales, muros, portones, cercas) que separaban y dividían por elementos horizontales (techos, refugios, pisos, pasillos) que conectaran, reunieran y animaran a la comunidad a interactuar. Los elementos horizontales se convirtieron en algo más que un techo: al expandir el programa de actividades potenciales en áreas comunes mediante estructuras multifuncionales compactas, nuestro proyecto Común-Unidad reunió a la comunidad bajo un mismo techo.

El diseño de este nuevo espacio habló por sí mismo: las personas renunciaron voluntariamente al 90% de las barreras. La rehabilitación del espacio público le devolvió su uso comunitario, transformando la 'Unidad' en 'Común-Unidad'. El espacio público recuperado en Xalpa se convirtió en una extensión de cada departamento, sin despojarse de su carácter público. El valor inmobiliario de los departamentos se duplicó, puesto que se le sumó el valor agregado de la vida comunitaria. La seguridad mejoró mediante el diseño. La intervención se enfocó en diseñar un lugar que extendiera el programa desde la perspectiva de usos temporales y multifuncionales, transformando el espacio en un lugar con identidad y carácter. Diseñar un lugar requiere entender la arquitectura como una construcción social.

 

 

 


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Autor: Mónica Arellano  

Procedencia: MÉXICO

Fecha de Publicación: 2018/04/12


El pasado domingo 01 de abril finalizó en Perú la 15° edición del Taller Social Latinoamericano (TSL), un workshop anual que reúne a estudiantes y arquitectos de todo el continente americano para analizar, reflexionar, diseñar y construir equipamiento público durante diez días en los más diversos contextos de Latinoamérica.

Conocido como XV TSL Puno, esta edición se realizó en Chucuito, un pueblo peruano a más de 3.800 metros de altitud a orillas del Lago Titicaca y cercano a la ciudad de Puno, la capital folklórica de Perú. En sus tierras 250 estudiantes divididos en tres equipos trabajaron en proyectos de landscape, espacio público y restauración patrimonial, a cargo de ENSUSITIO + Jhony Chávez, Ruta 4 y Lucio Torres, respectivamente.

Tras las jornadas de trabajo, entre hojas de coca y trucha frita surgía constantemente una pregunta mientras conversábamos con los talleristas: ¿cómo puede la arquitectura social ir más allá de la fotografía de niños dibujando y adultos conversando en una asamblea?. A continuación les presentamos las reflexiones de cuatro oficinas latinoamericanas que han participado del TSL entre 2017 y 2018.

Partiremos por oponernos a la etiqueta de arquitectura social: toda arquitectura es social, nace de la gente para la gente, toda arquitectura se hace para ser habitada y humanizada. Eso sí, ahora el mundo retoma al ser humano como centro del pensamiento, pero con un ingrediente adicional: el hombre y la naturaleza juntos, en cuanto a derechos y cuidados.

Los procesos sociales en los que ahora trabaja la arquitectura son los que debemos considerar para validar una nueva forma de hacer. Nos oponemos rotundamente a la narrativa del buen samaritano, hemos dejado de contar arquitectura, ahora contamos historias, porque la arquitectura ha sido dejada de lado por una mal usada participación, por un niño en una fotografía con una arquitectura pobre de criterios y calidad a ser juzgada y analizada por las emociones de un público cada vez más atraído por el morbo que la pobreza provoca en las redes sociales.

La arquitectura ha cambiado de actores —un espectáculo otra vez— pero en lugar de la suntuosidad sin límites de los edificios inalcanzables de los starchitects ahora tenemos la pobreza dignificada por algunos colectivos.

Somos arquitectos y hacemos arquitectura. Esa es nuestra herramienta para motivar procesos —sean estos participativos o no— porque en todos los casos el objetivo debe ser claro, sistematizando procesos, evaluando sistemas constructivos, intercambiando conocimientos y empoderando comunidades, pero sin perder de vista los fundamentos de la arquitectura.

Sí hay cómo hacer muy buena arquitectura con poco, esa es nuestra realidad y nuestra meta. Sin perder de vista el oficio, el saber hacer y transmitir, el conocimiento de los materiales y de los procesos, los sistemas constructivos y sobre todo, tener muy claro el grupo humano y su preparación o sus saberes y habilidades para un trabajo responsable. La arquitectura con bajos recursos nos impone un reto: hacer mucho con poco pero no parecer poco.

Nos es poco o nada preocupante que la arquitectura sea o no una anécdota, a la final la vida está compuesta de pasado, historias y se construye de anécdotas. El problema viene cuando ese es el fin y el problema arremete cuando ese fin es irresponsable, cuando la necesidad de presencia mediática quiere capitalizar en la anécdota como medio de justificación o popularidad. Esto como un fin es desastroso no sólo para la arquitectura sino para la vida, porque se deja de vivir para empezar a ser por la afirmación de el otro.

Por otro lado no sentimos que sea un tema concerniente a la arquitectura social, ni de la arquitectura, sino del mundo contemporáneo. La verdad, el cómo se enfoquen las situaciones es lo relevante, es preferible una anécdota con sentido que no haya generado falsas expectativas y que posea un potente mensaje, a un entusiasmo que deja un pueblo lleno de basura innecesaria y promesas incumplidas después de una supuesta intervención heroica de arquitectura social.

Todo depende del enfoque y la responsabilidad: si una anécdota cuestiona a usuarios, estudiantes, docentes, bienvenida sea. Así posiblemente tenga más impacto que un diseño espectacular mediático absolutamente innecesario, como suele suceder con mucha de la "arquitectura social" que busca notoriedad y popularidad por medio de la anécdota.

Entonces enfocarnos en invertir energía en evitar hacer de la arquitectura una anécdota es innecesario, porque puede ser igual de banal que la discusión sobre qué arquitectura es social y cuál no. Obviamente es social, porque trabaja con humanos y obviamente produce anécdotas porque es un proceso humano. Es mejor esforzarnos en hacer de la arquitectura un hecho mesurado, pensado, enfocado, necesario, representativo y que de esa reflexión emerja lo que deba emerger: un acto, un escrito, un pensamiento, una edificación, un proceso, una enseñanza, una anécdota.

Es necesario precisar desde el diagnóstico las necesidades de un diseño que tenga cierto grado de firmeza y durabilidad para que la inversión de esfuerzos no se pierda en poco tiempo. La celeridad de los procesos puede ser la excusa perfecta para justificar descuidos que permitan a la obra colapsar rápidamente —a menos que se haya planteado algo efímero—. Lo mismo aplica para el tema de los recursos limitados.

Generar orden y proporción, racionalizar el uso de materiales, reducir los costos de la obra. Es muy necesario hacer un seguimiento que permita medir si hubo una solución a las necesidades planteadas, revisar que el ordenamiento generado construya a su vez un nivel estético aceptable. Y existe un después, ver qué resultados arrojó en el tiempo, si se sigue utilizando, si se logró una apropiación del espacio. Observar si sigue comunicando y transmitiendo todo lo que originalmente se planteó. El TSL debe generar la posibilidad de replicar el proceso a través de sus estudiantes, la comunidad y los profesionales, creando redes de participación y que no quede solamente como una aventura formidable, algo que ya fue.

¿De qué manera la intervención como tal homenajea al pasado, no solo recordando nostálgicamente a partir del respeto al contexto y su materialidad, sino a partir de ahí, cómo logra poner en crisis ese mismo pasado para poder ver el futuro con otros planteamientos? Es muy necesario responder(se) a tiempo para poder establecer el grado de eficacia en la transmisión de las ideas que dan origen a este taller. Aún en su fracaso algunas intervenciones deben ser una lección valiosa sobre cómo replantearse los diferentes procesos.

La arquitectura jamás ha existido alejada del lugar, alejada de las memorias de la piel, ni de las pieles de la memoria. La textura, el aroma y el color están vinculadas con el relato y como arquitectos somos relatores de historias que se imprimen en ocasiones con sangre el territorio. El hombre es tan susceptible a la arquitectura como la arquitectura al hombre, cada que modificamos el espacio inherentemente nos transformamos como seres y comunidad. Sin embargo, existen dos tipos de historias: las propias y las ilegítimas. Aquellas que contamos por alguien o las que simplemente contamos por nosotros, como testimonio de un genio creativo y omnipotente capaz de vislumbrar soluciones con echar un vistazo.

La arquitectura puede ser bella en ruina o en vida, siendo un símbolo en contraste o camuflada y discreta; es en ocasiones eterna como una roca o fugaz como una noche, puede ser cualquier cosa pero no debe ser nada, y sobre todo debe ser verdad y coherencia. Los proyectos tienen sus temporalidades condicionadas por los territorios —se crean, se modifican y eventualmente desaparecen— y allí radica lo hermoso del hacer, en la capacidad que tiene de ser y existir, aunque fuese por una noche pero sin ser impuesta, siendo real y honesta desde que se piensa hasta que se cuenta.

La arquitectura es un oficio de espacio y tiempo e inevitablemente la correspondencia con el espacio va a ser proporcional con el tiempo que usamos en su comprensión. Sin contacto, diálogo, piel, textura, sonidos o historias estaremos respondiendo nuestras preguntas en la pieles de otros, colonizando con nuestro quehacer extraordinario territorios que quizás estaban mejor sin nosotros.

 

 


Ubicación: https://www.plataformaarquitectura.cl/

Autor: Nicolás Valencia 

Procedencia: PERÚ

Fecha de Publicación: 2018/04/12


Que la arquitectura del futuro es verde ya no es algo nuevo. Vincent Callebaut y su estudio de arquitectura, famosos por edificios que combinan vegetación e instalaciones inteligentes, ha presentado su nuevo proyecto Arboricole, un edificio que apuesta por la integración de las especies vegetales y la agricultura en los núcleos urbanos.

Este proyecto surge como respuesta a los efectos adversos que, casi inevitablemente, nos planteará el futuro: subidas de las temperaturas, fuertes lluvias e inundaciones, etc.

Para combatir estas ‘catástrofes’ el edificio está equipado con las armas verdes más punteras. Multitud de plantas endémicas de la región de Loira cubrirán el complejo y actuarán como esponjas limitando así la huella de carbono y mejorando la calidad del aire de la ciudad.

“Nuestro diseño tiene como objetivo integrar la biodiversidad en el proceso de creación de este proyecto similar a un ecosistema. Este proceso mejora el bienestar de los habitantes de las ciudades”, comenta Vincent Callebaut.

Para llevar a cabo el diseño, el arquitecto se inspiró en la agricultura y proporcionó ese aspecto de cascada vegetal. El edificio tendrá una altura de 35 metros, abarcará un espacio total de 9.400 m2 y se ubicará en la intersección del boulevard Ayrault y Quai Gambetta en Angers, Francia. Callebaut espera que esté listo para 2022, pero de momento es solo un proyecto sobre papel. El complejo fusiona espacios para el ocio, residenciales y de hosteleria.

Por supuesto este edificio está pensado con medidas pasivas y materiales que lo hagan más eficiente. Las terrazas están orientadas de una forma concreta para aprovechar al máximo la luz solar. Las terrazas tienen otra función que es la de incentivar a los inquilinos a crear, cuidar y gestionar sus propios huertos. Además, contará con un aislamiento acústico de calidad para reducir y minimizar el ruido del tráfico.

Respecto a su consumo energético, Arboricole se abastecería de energía solar y geotérmica y contará con su propio sistema de recolección de agua y las viviendas dispondrán de sistemas de ventilación de doble flujo.

Por si no ha quedado claro, la vegetación no es solo para decorar. Las más de 20.000 plantas y arbustos del complejo serán capaces de absorber hasta 50 toneladas de C02 cada año.

Es destacable que podría utilizar, de forma opcional, energía de biomasa a través de "Mini Green Power", una verdadera unidad de producción de energía renovable que funciona reciclando los desechos de las plantas de los jardines colgantes y otras áreas verdes del vecindario. Este “Mini Green Power” funcionaría en conjunción con una caldera de gas convencional.

“Nuestro Arboricole es una oda a la vida, a un mundo que defiende la simbiosis entre los humanos y su entorno. Incluso si nuestro proyecto es un humilde héroe climático a pequeña escala, este podría convertirse en un prototipo replicable para construir de manera sostenible ciudades más verdes, más densas, más conectadas y, sobre todo, más unidas”, comenta un esperanzado Callebaut.

 

 


Ubicación: https://www.idealista.com/

Autor: Eduardo Martínez

Procedencia: FRANCIA

Fecha de Publicación: 2018/03/24