Desde 1974, uno de los edificios situados en el campus de la Universidad Técnica de Dinamarca, a las afueras de Copenhague, sirve de campo pruebas para investigaciones sobre eficiencia energética de construcciones, materiales e instalaciones. Capaz de captar y almacenar cerca de 7.300 kilovatios por hora al año, el inmueble fue uno de los primeros en hacer gala del término “energía cero”.
Esta obra de los ingenieros daneses Torben Esbensen y Vagn Korsgaard contaba con 42m2 de paneles solares para demostrar por primera vez que es posible diseñar y levantar una construcción con una demanda de energía nula (o casi nula). La bautizada como Zero Energy House o Casa de Energía Cero se convertía así en la antecesora de aquellos edificios que hoy en día pueden presumir no solo de tener un balance energético cero, sino también de producir más energía de la que consumen.
Así, las también conocidas como casas con plus energético o con un balance energético positivo van un paso más allá de los edificios de energía cero (ZEB) o de balance cero -aquellos que cubren todas sus necesidades energéticas y no dejan huella de carbono- para generar un excedente que pueden almacenar o verter a la red. Si bien aún no son muy numerosas, cada vez son más los investigadores, arquitectos y empresas que deciden hacer realidad uno de estos inmuebles sostenibles.
La receta de la eficiencia
Las viviendas capaces de autoabastecerse de calor y electricidad lo consiguen gracias a una combinación de materiales especiales, medidas de eficiencia energética y tecnologías que permiten obtener y almacenar energía de fuentes renovables. En la lista no pueden faltar las placas solares y las baterías, pero también incluyen pavimentos que producen energía cuando se pisan, escayolas que absorben el calor o sistemas autónomos de control de luces y la calefacción.
Así funciona una casa eficiente
Estos ingredientes son los que reúne el edificio ZEB de la firma de arquitectura y diseño de interiores noruega Snøhetta, una de las integrantes del Centro ZEB, donde han nacido diferentes proyectos de casas que conforman una especie de barrio sostenible.
Además de las tradicionales placas solares, estos inmuebles cuentan con dispositivos como hervidores de agua que aprovechan la energía perdida por el vapor y lavadoras capaces de generar energía gracias a las vibraciones. También presentan sistemas de ventilación natural y una orientación y disposición de las ventanas idónea para aprovechar toda la luz y el calor del sol.
Pero los arquitectos de Snøhetta, nombrada en el 2016 firma innovadora en arquitectura del año por The Wall Street Journal, no solo se limitan al plano doméstico. Se han aliado con el emprendedor Emil Eriksrød para levantar el edificio Powerhouse, el primer bloque de oficinas que producirá más energía de la que consume. Lo harán en la pequeña ciudad noruega de Porsgrunn y, si todo sale según lo previsto, terminarán la construcción a principios del 2019.
Sus creadores han diseñado el inmueble con forma de diamante para que las placas solares del tejado puedan captar la mayor cantidad de luz solar posible. Junto con intercambiadores de calor (radiadores para transferir energía entre fluidos) y bombas, los paneles fotovoltaicos permitirán producir electricidad y caldear todo el edificio.
Otro arquitecto europeo, el francés Philippe Stark, famoso precisamente por sus proyectos sostenibles y ecológicos, se atreve incluso a dar datos: ha desarrollado una casa prefabricada de madera capaz de producir hasta un 50 % más de energía de la que consume. La vivienda, que ha creado junto con la empresa Riko, responde a la definición de Accessible Technological Homes o PATH, un campo en el que destaca esta compañía.
El inmueble está cubierto, en gran parte, por cristales y paneles de aluminio, mientras que el sistema de generación de energía se encuentra situado bajo el tejado. Según sus responsables, la PATH está diseñada para consumir hasta un tercio de la energía que gasta una casa tradicional y acabará instalada a las afueras de París para uso y disfrute del francés.
De los años 40 a un futuro sostenible
En Estados Unidos, una de las pioneros en el ámbito de las casas con balance energético cero y con plus energético es la Universidad de Harvard, donde han puesto en marcha el proyecto HouseZero, que tiene como objetivo hacerle un lavado de cara tecnológico a un edificio de la década de 1940 para convertirlo en una construcción autosuficiente.
El inmueble, que sirve de laboratorio a los investigadores del Centro para los Edificios y las Ciudades Verdes de la Escuela de Diseño, está pensado para producir más energía de la que consume, no dejar huella de carbono y aprovechar la luz y la ventilación naturales para ahorrar gasto energético.
Sin embargo, esta no es la única iniciativa salida del ámbito universitario al otro lado del charco. Un grupo de estudiantes de la Universidad Católica de América, la Universidad George Washington y la Universidad Americana ha dado forma a la bautizada como Harvest Home (algo así como casa recolectora o de la cosecha).
La vivienda prefabricada, compuesta por dos módulos, dispone de un sistema fotovoltaico en el techo y otro que capta el exceso de calor del interior de la casa, así como de una ventilación adecuada para mantener las habitaciones en condiciones óptimas. El proyecto, uno de los participantes en el concurso Solar Decathlon del Departamento de Energía estadounidense, tiene, además, fines sociales: será donada a algún veterano de guerra estadounidense.
En el caso de la pareja formada por Jared y Mindy Campbell, sin embargo, la idea de vivir en una casa con un balance de energía positivo no tuvo nada que ver con la universidad o el trabajo. Ni siquiera son arquitectos. Por iniciativa propia, los Campbell han construido una vivienda sostenible y energéticamente eficiente en Salt Lake City, la capital del estado de Utah.
Han tenido en cuenta desde la orientación y geometría de la vivienda -pensada para facilitar la instalación de paneles solares en el techo- hasta la instalación de celdas fotovoltaicas, que captan energía suficiente para calentar la casa, el agua y proporcionar electricidad para encender las luces y los electrodomésticos y para cargar un pequeño coche eléctrico. Además, las paredes en las que da el sol están hechas de materiales que conservan el calor y estabilizan la temperatura.
No cabe duda de que diseñar y construir una vivienda que genere más energía de la que consume lleva su tiempo. El australiano Robert McVicker también se encargó de todo el proceso, desde el diseño hasta la compra de materiales, productos y la contratación de constructores. Tuvo que emplear unos cinco años, pero mereció la pena: a los dos años de estrenar su nueva casa en el municipio de Logan Village, su familia ya podía presumir de haber conseguido un balance energético positivo.
La bautizada como The Vicker Ridge ha ganado desde el 2014 diferentes premios de sostenibilidad: no solo genera más energía de la que gasta, sino que también recoge más agua de lluvia de la que consumen sus habitantes. Y sin privarse de nada. Tienen una piscina, varios frigoríficos, aire acondicionado, secadora e, incluso, una planta para tratar y reciclar sus propias aguas residuales.
Porque, aunque muchas de ellas sean prefabricadas, vivir en uno de estos hogares autosuficientes no está reñido con la comodidad, el buen gusto o, por qué no, el lujo. Quién pudiera pasar solo unos días en la elegante Carbon Positive House de la empresa australiana ArchiBlox o en las casas que la consultora de diseño estadounidense LifeEdited ha construido en Nueva York y entre la abundante vegetación de la isla hawaiana de Maui.
El techo del inmueble isleño, completamente cubierto por paneles solares, capta del orden de 10.500 vatios de energía para cubrir todo el consumo tanto de la casa como de un bonito todoterreno Volkswagen manipulado para funcionar con electricidad. El proyecto se enmarca en la Iniciativa por la Energía Limpia de Hawái, cuyo objetivo es conseguir que todo el archipiélago funcione con fuentes renovables en el 2045.
Estos son solo algunos de los ejemplos que demuestran que es posible construir y gestionar una vivienda con un impacto ambiental mínimo. Quizá no puedas permitirte el gasto de tiempo y dinero de los Campbell o la familia de McVicker, pero puede que, dentro de no mucho, puedas pasar tus vacaciones en una de estas bonitas casas con un balance de energía positivo instalada en pleno Círculo Polar Ártico.
Ubicación: https://www.idealista.com/
Autor: Hoja de Router (colaborador de Idealista News)
Procedencia: NORUEGA
Fecha de Publicación: 2018/05/07