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Rápidas inundaciones destruyeron un puente, forzaron a evacuar casas junto a un río y llevaron a numerosos rescates en el centro de Texas el martes, luego de más de 30 centímetros de lluvia en días recientes.

Un video muestra el puente desplomándose al ser rebasado por el torrente del desbordado río Llano en Kingsland, unos 105 kilómetros (65 millas) al noroeste de Austin.

Los ríos Llano y Colorado confluyen en Kingsland y el Servicio Nacional de Meteorología dijo que ambos experimentaban grandes crecidas. Un alerta de inundación repentina estaba en vigor.

Se evacuaron viviendas en Kingsland y el vecino Marble Falls, que estaban siendo inundados por el Colorado. Varios distritos escolares cerraron el martes y trabajadores de emergencia bloquearon el acceso a más de 150 cruces bajos.

El gobernador Greg Abbott emitió una declaración en la que llamó a “todos los texanos que se ocupen de su seguridad, monitoreando atentamente las cambiantes condiciones meteorológicas y las advertencias de las autoridades locales”.

La declaración se produjo poco más de una semana después de que cuatro personas fueron arrastradas por la corriente cuando el río South Llano, que se vuelve el Llano río abajo, cubrió un parque de casas móviles en Junction. Tres cadáveres fueron recuperados. La búsqueda del cuarto fue suspendida debido a los fuertes aguaceros.

Las escenas más espectaculares ocurrieron el martes en Marble Falls, donde un enorme torrente rebasó el dique Starcke , arrasando muelles y otros objetos grandes.

También se evacuaron viviendas en Granite Shoals donde las personas se estaban albergando en una escuela secundaria.

Las advertencias previas de una potencial crecida récord del Llano se han calmado. El nivel del agua llegó a poco menos de 12 metros (40 pies), pero bajó a unos 11 metros (poco más de 35 pies) para las 11 am. El nivel de inundación es de 7 metros (23 pies). No se espera que el agua caiga por debajo de esa etapa antes del miércoles.

 

 

 


The Associated Press / El Nuevo Herald

Página Web -2018/10/16

Fuente: https://www.elnuevoherald.com/


El presidente Donald Trump quedó impactado al ver las casas sin techo y los árboles caídos durante su recorrido del lunes por las comunidades de Florida que quedaron devastadas por el huracán Michael.

Trump recorrió por aire y tierra las comunidades costeras afectadas, y después ayudó a entregar agua embotellada en un centro de distribución de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, en donde las personas necesitadas se inscribieron para recibir albergue temporal, así como ropa, pañales, agua y otros suministros.

El presidente dijo que alguien le describió el huracán Michael como un “tornado muy ancho, extremadamente ancho”.

“Miren detrás de ustedes. Vamos, estos enormes árboles simplemente fueron arrancados de la tierra. Es realmente increíble”, dijo el mandatario.

Trump ganó Florida por escaso margen a la demócrata Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016, gracias a una gran participación electoral en la región del Panhandle.

El estado es importante para Trump no solo por sus aspiraciones de reelección en 2020, sino también en su agresiva campaña por ayudar al Partido Republicano a incrementar su ligera mayoría de 51-49 en el Senado. El gobernador republicano de Florida, Rick Scott, es candidato al Senado, en parte a petición de Trump, y se encuentra en una reñida contienda con el demócrata Bill Nelson a unos días de los comicios. Scott acompañó al presidente en todo momento durante su visita del lunes.

Inicialmente, Trump y su esposa, Melania, vieron árboles arrancados de raíz y viviendas sin techo cubiertas con lonas azules después que su helicóptero despegó de la Base de la Fuerza Aérea Elgin, cerca de Valparaiso, su primera escala tras llegar procedentes de Washington. Pero la severidad de los daños aumentó considerablemente conforme se acercaban a Mexico Beach, que casi fue borrada del mapa al recibir el impacto directo del huracán, con vientos de 250 kph (155 mph), la semana pasada.

Muchas de las casas en la localidad de 1.000 habitantes se quedaron sin techo. En algunos casos solo quedaron los cimientos. Una torre de agua quedó derrumbada y varios camiones de carga quedaron esparcidos por toda la zona como si fueran juguetes.

En Panama City, donde aterrizó Trump, los postes de electricidad quedaron doblados, los escombros de los techos estaban por toda la zona y se veían los pinos arrancados de raíz o partidos por la mitad. En el recorrido terrestre por la zona se vieron casas con árboles encima, anuncios publicitarios doblados y un parque de casas móviles completamente demolido.

En Lynn Haven, en donde el alcalde dijo que no se registraron víctimas fatales, Trump ingresó a una casa en la que había un enorme pino derribado cerca de la entrada junto a una palmera que logró mantenerse de pie. Michael Rollins, realizaba reparaciones en su vivienda y le dijo a Trump que recibió la tormenta en el lugar.

“Me había comprometido a permanecer con mis animales. Tengo dos perros y un perico”, le dijo Rollins al mandatario.

Hasta el domingo, más de 190.000 viviendas y negocios seguían sin electricidad en Florida, varios días después del paso del huracán. Esa cifra se suma a los 120.000 establecimientos sin luz en Georgia, a donde Trump llegó la tarde del lunes para evaluar los daños causados por el huracán. Los residentes también sufren de extendidas fallas en el sistema de telefonía celular.

A lo largo de la jornada, el presidente elogió la respuesta de Scott al huracán.

“La labor que han hecho en Florida ha sido increíble”, dijo Trump a la prensa.

“Eres un gran gobernador”, le dijo a Scott.

 

 


DEB RIECHMANN y DARLENE SUPERVILLE - Associated Press / El Nuevo Herald

Página Web -2018/10/15

Fuente: https://www.elnuevoherald.com/


Cuadrillas de obreros removían escombros el domingo tras la devastación causada por el huracán Michael en el noroeste de Florida, mientras el alcalde de la comunidad más impactada expresaba esperanzas de hallar a las personas desaparecidas.

La Casa Blanca anunció que el presidente Donald Trump, acompañado por la primera dama Melania Trump, preven visitar Florida y Georgia el lunes para inspeccionar los daños. No se identificaron las zonas que visitarán.

La situación en la localidad de Mexico Beach era precaria, debido a la falta de comunicaciones y suministros básicos.

En total la cantidad de muertes provocadas por el huracán ascendió a 17, una sola de ellas en Mexico Beach, localidad de unos 1.000 habitantes abofeteada directamente por el meteoro y sus vientos de 250 kilómetros por hora (155 millas por hora).

El alcalde Al Cathey estimó que unas 250 personas se quedaron en sus casas cuando pasó la tormenta, y expresó esperanzas de hallarlos con vida. Manifestó que las cuadrillas de rescate ya habían registrado los vecindarios más averiados.

“Si solo hubo un muerto eso sería un milagro para mí”, dijo Cathey.

Aseguró que había entrado suficiente agua y alimentos para los residentes que siguen en la localidad. Incluso se había restaurado el servicio de telefonía celular en algunos sectores.

Cinco días después del impacto de la tormenta, el Panhandle de la Florida continuaba devastado, desde pequeñas comunidades playeras hasta la ciudad de Panama City, e incluso en comunidades rurales lejos de donde llegó el ciclón.

“Hay comunidades rurales, pobres, tierra adentro, que están devastadas”, dijo el senador republicano de Florida Marco Rubio en el programa “Meet The Press” de la NBC.

“Y estamos hablando de gente pobre, de edad avanzada, uno lejos del otro, lejos de caminos e incluso de caminos de tierra que están ahora bloqueados. No hemos podido llegar a esa gente en varios días”, manifestó el senador.

Una cantidad desconocida de personas en la región está viviendo en casas averiadas, sin electricidad, y sin los medios para ir a otra parte, ya sea permanente o temporal.

Algunas vías fueron despejadas después de que los obreros extrajeron los árboles y los cables eléctricos caídos, pero no funcionaban los semáforos y la mayoría de las estaciones gasolineras estaban cerradas.

Las autoridades evacuaron a casi 3.000 presos de dos cárceles dañadas por el huracán: la Gulf Correctional Institution y la Annex and Calhoun Correctional Institution. No hubo lastimados entre los presos ni entre el personal de esas instalaciones.

 

 


AP / El Impulso

Página Web -2018/10/14

Fuente: http://www.elimpulso.com/


Mary Frances Parrish prevé que estará sin electricidad durante varias semanas, más o menos el mismo tiempo que le queda de vida a su hijo enfermo terminal de cáncer.

Luego del paso del huracán Michael, que destruyó muchas de las casas de su vecindario, ella y su hijo Derrell, de 47 años, planean quedarse, aunque no tengan agua corriente ni electricidad. La razón es la misma por la que no desalojaron su pequeña vivienda durante la tormenta: su auto está descompuesto y no sabe a dónde podría ir.

“No tenía manera de salir de aquí. Mi auto está en el taller y no tengo a dónde ir ni dinero para hospedarme en algún lugar”, dijo Parrish, de 72 años. “La gente ha enviado cosas. Tengo mucha agua, tengo bebidas frías, tengo mucho que comer. Quizá sea de lata, pero hay mucho de comer. Mientras tengas comida, bebida y buen ánimo, estás del otro lado”.

Parrish está en una posición similar a la de muchos habitantes de Panama City. Sus casas están dañadas, no tienen electricidad ni los recursos para reubicarse. Mientras algunos con más recursos se han alojado en hoteles en Destin, a 72 kilómetros (45 millas) al oeste, hay muchos que ya no tienen empleo y se ven forzados a quedarse en casas dañadas.

A la vuelta de la esquina de Parrish, Nanya Thompson, de 68 años, ponía ropa a secar en los cables de luz que ahora cuelgan a unos cuantos centímetros (pies) del piso directamente frente a la puerta de su departamento. Todas salvo dos ventanas de su pequeña casa estallaron durante la tormenta y parte del techo salió volando, permitiendo la entrada de agua.

Era empleada de un hotel, pero el hotel en donde trabajaba se dañó durante la tormenta y ahora ya no tiene trabajo. El propietario le permitió quedarse en el hotel hasta que las autoridades dictaminaron que no era seguro que hubiera personas ahí.

Por ahora, no se mueve.

“Planeo quedarme aquí hasta que alguien llegue a la puerta y me diga que me vaya”, dijo, y agregó que espera su cheque del Seguro Social a final del mes para mantenerse. “A mi edad, será difícil que encuentre otro trabajo. Podría no resistir ahí afuera. Podría tener que irme”.

Más al sur en Panama City, Clinton Moseley, de 55 años, quitaba ramas y escombro de la casa que comparte con su madre de 81 años, Rebecca. Un enorme árbol atravesó el techo sobre una de las recámaras de la casa que durante un siglo ha sido propiedad de la familia. Se metió el agua, pero dijo que se quedarán.

Moseley, quien perdió la pierna derecha de la rodilla hacia abajo en un accidente automovilístico, estaba sudoroso y cansado mientras intentaba limpiar. Pero no tiene trabajo y dice que él y su madre se quedarán en la casa en un barrio particularmente afectado.

“¿A dónde diablos vas?”, dijo. “Tengo una pierna. Sobreviví... y no tengo nada. No iré a ningún lado”.

A pocas cuadras, Gay Little, de 72 años, regresó a su casa para recuperar sus cosas con la ayuda de su nuera. Se quedó con su hijo y su familia durante la tormenta en el condado Bay, más al norte, pero regresó para enterarse que su casa era inhabitable. Antes de la tormenta, decoraba su jardín con una animada exhibición: “Navidad en octubre”. Ahora los adornos y Santa Clauses de plástico salieron volando a jardines vecinos, mientras que las figurinas estaban esparcidas por su casa.

Little vivía sola. Tiene seguro, pero no tiene servicio de celular para hablarle a su aseguradora. Está discapacitada y su único ingreso es del Seguro Social.

“No tengo a nadie más que a mí y perdí todo lo que tenía”, dijo Little. “Recibo apenas lo suficiente para pagar mis cuentas. Me sobran 3 dólares al mes”.

Pero ella, a diferencia de otros, tiene un lugar en donde quedarse. No tiene suficientes ahorros para reemplazar la casa que ha perdido y espera que el seguro lo cubra, pero adelanta una larga espera. Mientras tanto, está con su familia.

“Tenemos suerte de que por lo menos tengamos un lugar en donde quedarnos”, dijo Pam Rudd, su nuera de 50 años. “Hay personas que caminan cargando mochilas sin un lugar para quedarse”.

 

 


BRENDAN FARRINGTON - Associated Press / El Nuevo Herald

Página Web -2018/10/14

Fuente: https://www.elnuevoherald.com/


Las olas del huracán Michael anegaron calles y puertos y sus fuertes vientos arrancaron árboles y tejados. El huracán más potente registrado nunca en la franja del noroeste de Florida, una zona conocida como Panhandle, dejó un amplio reguero de destrucción y al menos dos fallecidos. Pero está lejos de terminar: el jueves cruzaba Georgia hacia las Carolinas, que siguen recuperándose de las épicas inundaciones provocadas por el huracán Florence.

Casi un día después de tocar tierra en una costa con playas de arena blanca, aldeas de pescadores y bases militares, Michael perdió fuerza. El huracán de categoría 4 pasó a ser una tormenta tropical en la madrugada del jueves sobre el sur de Georgia y seguirá debilitándose durante la noche, aunque seguirá amenazando el sureste de Estados Unidos con intensas lluvias, fuertes vientos y posibles tornados.

Las autoridades dijeron que al menos dos personas perdieron la vida a consecuencia del huracán. Un hombre falleció luego de que un árbol cayó sobre una casa en Panhandle y, según la televisora WMAZ-TV, una niña de 11 años murió de forma similar en su casa en el suroeste de Georgia. Se espera que los equipos de búsqueda y rescate redoblen esfuerzos para llegar a las zonas más afectadas y comprobar si hay atrapados o heridos entre los escombros.

El vórtice de Michael se encontraba a unos 40 kilómetros (25 millas) al este de Macon, en el centro de Georgia, a las 02:00 de la madrugada del jueves, dijo el Centro Nacional de Huracanes en Miami. La tormenta tenía vientos máximos sostenidos de 96 km/h (60 mph) y se dirigía hacia el noreste a 32 km/h (20 mph).

Con el amanecer del jueves, los residentes en el norte de Florida comenzarán a ser conscientes del alcance del desastre.

Los daños en Panama City, cerca de donde Michael tocó tierra el miércoles por la tarde, eran tan grandes que los árboles rotos y arrancados y las líneas eléctricas caídas estaban por todas partes. Los tejados salieron volando y las viviendas quedaron partidas por árboles caídos. Torcidas señales de tránsito estaban tiradas sobre el piso. Más de 380.000 viviendas y negocios se quedaron sin electricidad en el punto álgido del paso del huracán.

 

 


JAY REEVES y BRENDAN FARRINGTON - Associated Press / El Nuevo Herald

Página Web -2018/10/11

Fuente: https://www.elnuevoherald.com/