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Hasta 2011, la cifra había permanecido por debajo del 60%, según un informe del Consejo de la Juventud

 

Los jóvenes españoles están condenados a vivir en casa de sus padres. Apenas uno de cada cinco (el 18,6%) de quienes tienen de 16 a 29 años se había emancipado en el segundo trimestre del año. Una cifra que se ha ido reduciendo desde 2008, cuando alcanzó el 26%. Mientras, el esfuerzo que deben hacer para afrontar el alquiler ha ido en aumento. Si hace una década —cuarto trimestre de 2009— los menores de 30 debían pagar alrededor del 56% de su sueldo para poder permitirse vivir solos, ahora esta cantidad ha escalado hasta superar el 94%, según los datos del Observatorio de Emancipación, que han sido presentados este martes y elaborados por el Consejo de la Juventud, un espacio de participación que engloba a medio millón de jóvenes. El observatorio comenzó a estudiar estos datos en 2006. Desde entonces, nunca antes un joven había tenido que destinar tanto dinero de su sueldo para poder vivir solo.

La hipoteca inversa y la renta vitalicia se perfilan como los productos más eficaces para completar la pensión

 

Vivir más es más caro. Sin paliativos. El Banco de España advierte de que en las próximas décadas los nuevos pensionistas tendrán menos ingresos y más gastos. Necesitarán complementar sus pensiones públicas. En 25 o 30 años, "cobrarán una jubilación que, de media, será el 50% de su salario, frente al 80% actual. Tienen que encontrar fórmulas para financiar su vejez", advierte Iñaki Ortega, director de Deusto Business School.

Los alojamientos, ubicados en el centro, serán ocupados en enero por familias y mayores desahuciados

 

El Ayuntamiento de Barcelona ha terminado, a pocos metros de la Rambla, en la calle Nou de Sant Francesc, las obras del primer edificio de vivienda pública de alquiler de España realizado con contenedores marítimos. Un total de 12 viviendas (de una y dos habitaciones, 30 y 60 metros cuadrados) pensadas para ser usadas de forma temporal por parte de familias que han sido desahuciadas y esperan un piso definitivo, y construidas en suelo de equipamiento.

Las operaciones superan en octubre el bache de la nueva ley hipotecaria, aunque cerraron el décimo mes del año con una bajada interanual del 1,5%

 

La compra de pisos y casas el pasado octubre retrocedió un 1,5% respecto al mismo mes de 2018, pero el mercado puede encontrar un consuelo: el tercer mes consecutivo de caídas interanuales logró frenar la sangría de los dos precedentes. El desplome de las operaciones de más del 21% en agosto y del 12% en septiembre puede por tanto explicarse por un hecho coyuntural, la entrada en vigor de la nueva ley hipotecaria con algunos problemas de aplicación.Las 42.825 compraventas de vivienda registradas en octubre, según los datos publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que beben de los registros de la propiedad, suponen una cifra más tranquilizadora para el sector, aunque no puede considerarse del todo buena.

 

“La investigación económica no dará votos, pero nos librará de otra burbuja inmobiliaria”. Esta era una de las frases que podía leerse no hace mucho por las calles de Valencia, con motivo de la entrega de los Premios Rey Jaume I de economía.

 

Traigo precisamente a colación la burbuja inmobiliaria porque en los últimos meses ha irrumpido en el debate público la gestación de una burbuja en el mercado de alquiler de vivienda de algunas de las grandes ciudades españolas (principalmente, Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca), así como la necesidad de aplicar las medidas de política económica más adecuadas para contenerla en aras de evitar los excesos cometidos en el pasado reciente, así como las negativas consecuencias que acarreó.