Hoy los maracayeros amanecieron de fiesta, pues su ciudad, la eterna Ciudad Jardín arriba a sus 318 años de elevación a parroquia eclesiástica.
Fue en el año 1701 cuando esta pequeña villa anclada entre Caracas y Valencia, específicamente en los terrenos otorgados al conquistador español Sebastián Díaz Alfaro en el siglo XVI; fue elevada a parroquia eclesiástica por Monseñor Diego de Baños Sotomayor, al mismo tiempo que se ordenó la construcción de la Catedral.
Desde entonces son muchas las transformaciones que ha sufrido esta población, logrando alcanzar un importante desarrollo poblacional arquitectónico y económico que la ha llevado a convertirse en una de las más importante ciudades de Venezuela.
Del añil a la industrialización
Los años que siguieron a su fundación, la actividad económica de Maracay se basaba en el cultivo de añil, que para ese entonces era el segundo producto de exportación nacional
Este cultivo tuvo un apogeo que se extendió por varios años y contribuyó notablemente, no solo al crecimiento económico de la ciudad sino también al poblacional. Ya que a raíz de dicho cultivo llegaron más personas a esta ciudad y se asentaron alrededor del río Maracay. Asimismo ante la escasez de esclavos para atender las tierras más de 5 mil hombres provenientes de los Llanos llegaron a la ciudad y aumentaron repentinamente la población.
Tras la guerra de independencia la Ciudad Jardín sufre, al igual que el resto del país los embates dela economía, sin embargo para finales del siglo XIX comienza a resurgir en ella un desarrollo económico que se consolidó a partir de 1950 cuando comenzó un movimiento industrial que conllevó la instalación de diversas empresas en Maracay y poco a poco la ciudad cambia vocación de agrícola a industrial.
Tanto así que hoy por hoy Maracay es la segunda zona industrial del país, después de Valencia, en ella convergen empresa del sector metalmecánico, alimentario, papelero, farmacéutico y textil.
Un urbanismo envidiable
Al momento de su fundación Maracay era solo un pueblito rural que constaba de pocas casas distanciadas entre si y distribuidas en tierras polvorientas. Se caracterizaba por su gente apacible y clima cálido y paisajes hermosos, de los cuales quedó encantado Juan Vicente Gómez cuando era vicepresidente de Venezuela y tuvo la oportunidad de conocerla.
Este encantamiento de Gómez por Maracay, lo llevó no solo a mudarse a esta ciudad sino a convertirla en la capital política del país y a “consentirla” en materia de materia de obras públicas, con un presupuesto superior al del Distrito Federal.
Es así como durante la época gomecista la ciudad sufrió una importante trasformación urbanística y arquitectónica, con infraestructura que aún hoy por hoy son referencia a nivel nacional.
Entre ellas se encuentran, el zoológico de Maracay (que actualmente está en proceso de remodelación), el Teatro de la Opera de Maracay, la Plaza Bolívar (la más grande del país y de América latina), el Hospital Civil de Maracay, el Hotel Jardín y la Maestranza César Girón.
Todas estas obras iban de la mano con un proyecto donde la naturaleza era rigurosamente protegida, por lo que predominaban hermosos y exuberantes jardines que le valió a Maracay el apodo de Ciudad Jardín de Venezuela.
Pero este desarrollo no se detuvo con la muerte de Gómez, sino que la ciudad siguió su curso hacia el progreso con edificaciones e instituciones que contribuyeron con su crecimiento, ejemplo de ello es la Escuela de Aviación Civil, el Conjunto Sede de Malariología (actual Instituto de Altos Estudios Arnoldo Gabaldón), las facultades de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Central de Venezuela, el Centro Cultural Santos Michelena y la Torre Sindoni
Todo ello sumado a las urbanizaciones, centros comerciales, avenidas, autopistas, edificaciones y zonas recreativas convirtieron a Maracay en la gran metrópolis que es hoy en día y de la cual sus habitantes se siente muy orgullosos.
Tierra de turismo y de talento
Pero Maracay no solo se ha destacado por su desarrollo industrial, sino que el turismo ha sido un factor importante en el crecimiento económico de la ciudad.
Y es que ésta es paso obligado para llegar las bellas playas de Ocumare de la Costa y Choroní; pero además, la ciudad cuenta con sitios históricos y culturales que la convierten en referencia turística por excelencia, muestra de ello es el Parque Nacional Henri Pittier, cuya excusión se puede realizar a través del Cerro del Hotel Maracay. También el Museo Aeronáutico, único en el país, el Museo de Arte Contemporáneo Mario Abreu, la Plaza Bolívar y la plaza Bicentenaria.
Aunado a eso, Maracay ha sido cuna de grandes hombres y mujeres que se han destacado en los deportes, ciencias, entretenimiento, política y cultura tanto a nivel nacional como internacional.
En fin, Maracay es una ciudad hermosa, que merece ser amada, valorada y cuidada. Su belleza arquitectónica está a la par de sus hermosos paisajes, ha sido una tierra bendita que sin lugar a dudas seguirá cobijando a sus habitantes que día tras día luchan y trabajan por un mejor porvenir. ¡Feliz cumpleaños Maracay!
Ana Ruth Rodríguez / El Aragüeño
Página Web - 2019/03/05
Fuente: http://elaragueno.com.ve/