El Puerto
- Categoría: Artículos de Opinión
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Las fallas mayores son el suministro de electricidad y la movilidad
Barcelona, Guanta y Puerto La Cruz son una continuidad urbana víctima de cinco administraciones municipales autónomas que funcionan sin coordinación. Por no operar en mancomunidad entienden que sus obligaciones no van más allá de solucionar fallas puntuales y situaciones críticas. No perciben que deben asumir cuotas de responsabilidad sobre problemas generales y que cuando estos rebasan sus capacidades deben exigir soluciones a quienes competa. Las fallas comunes mayores son el suministro de electricidad y la movilidad, evidente esta ultima en las congestionadas vías principales y en sectores comerciales de los centros tradicionales. Aunque estas anomalías pueden calificar como dolores de crecimiento, nada justifica la falta de intentos para mitigar el caos otomano, oriental y caribeño imperante en Puerto La Cruz.
La refinería y el puerto en Guaraguao llevaron al Puerto La Cruz inicial, de unas pocas casas y rancherías a lo largo de la playa, a ser una extensa ciudad. El Paseo Colón cambió el nivel y el carácter urbano; y la Avenida Municipal, construida en los 60 (Betancourt), impulsó la ocupación de las tierras planas contiguas y es el sitio adecuado para instalar grandes comercios como maquinarias, vehículos, servicios industriales, hoteles y el primer centro comercial. Incluso el Concejo trasladó su sede a la Avenida y abandonó el área central comprendida entre 5 de Julio, Bolívar, Juncal y Freites que contiene seis manzanas donde están concentradas actividades como bancos, oficinas gubernamentales, farmacias, ventas de ropa y zapatos, quincallas, gastronomía y una superabundancia de buhonería. El resultado es una agobiante acumulación de congestión e indisciplina pues los vehículos y peatones compiten por el poco espacio disponible y la guinda la pone la autoridad policial por no cumplir la responsabilidad de imponer, o al menos preservar, algo de orden. Puerto La Cruz demuestra la persistencia del comercio en reductos de los cascos urbanos, antiguos o iniciales, aun si ocupan un lugar excéntrico para la mayoría de la población del Municipio, también atrae a residentes de otros municipios. Crear nuevos sitios de interés o superar inconvenientes es necesario, pero cabe esperar que a lo primero se opongan el comercio allí arraigado y los transportistas. Lo segundo, por variar lo existente, levantaría temores, aunque fueran leves las intervenciones. Un buen ejemplo ocurre en la capital de El Salvador, donde a buhoneros los ponen en el centro de las calzadas y preservan las aceras para acceder a comercios y ver vitrinas. Es una salida sencilla y económica que requiere ajustar circulación vehicular y algunas rutas de transporte. Conciliar la movilidad de peatones y vehículos es un reto ignorado en planes urbanísticos, por poner el énfasis en obras magnas que exceden las posibilidades de alcaldías y en definir usos, herramienta básica para otorgar permisos. Pero para tejer ciudad los municipios del país deberían contar con personal dedicado a mejorar el entorno urbano y eso no ocurre.
VICTOR ARTIS / El Universal - Entorno Urbano
Página Web - 2014/01/04
Fuente: http://www.eluniversal.com/