Hay que leer a Sócrates: "la sabiduría es tener conciencia de lo que se ignora"
A partir de 1970 los censos nacionales registran aumentos de población a un ritmo de cinco millones de habitantes cada diez años, tendencia que al continuar llegará a 35 millones en el 2020 y a 40 en el 2030. Estas cifras generales originarán los principios a seguir y las metas a alcanzar en una nación próspera y competitiva. Gracias a los abundantes recursos naturales existentes, algunos únicos, el país futuro y posible debería contar con magníficos servicios de salud, educación acorde con los avances del conocimiento, sistemas de movilidad y comunicación excelentes, energía y agua potable en proporción con las demandas y previsiones para encauzar un desarrollo permanente. La conducción de este crecimiento indiscutible, debería procurar proteger y mejorar el ambiente, superar la inseguridad que nos caracteriza y actuar con eficiencia.
Venezuela es una nación en formación. En apenas setenta años del siglo pasado, la población aumentó y se ha concentrado en las principales ciudades. Este corto lapso nos sorprendió con escasez de conocimiento para dominar el proceso y carentes de una cultura urbana. Ambos aspectos se perciben en la estructura rural de la administración pública con sus recurrentes tropismos hacia el centralismo y en un autoritarismo que se manifiesta en creer y esperar que los gobiernos deban resolver y autorizar todo. Este centralismo es obvio en varios estados por la preponderancia de las gobernaciones sobre las municipalidades y por la acumulación de la población en las capitales.
Sin embargo, a pesar de los gobiernos, hemos alcanzado cierto grado de modernidad, no gracias a su capacidad para prever y estimular el desarrollo de oportunidades para progresar, lo cual es de lamentar. También son negativos la infinita capacidad para crear trámites, el culto al permiso y el mal desempeño del funcionariado.
Es injusto cargar todas las deficiencias a los gobiernos porque el crecimiento fue un tsunami que nos inundó sin contar con suficiente conocimiento. Nada impedía procurar ayuda en países con experiencia en guiar la evolución urbana, pero es necesario aplicar con humildad la observación de Sócrates (2.700 A.C.): "la sabiduría consiste en tener conciencia de lo que se ignora". Las carencias y déficits actuales generan un continuo de emergencias que obligan a dedicar todos los esfuerzos y por ello nadie piensa hoy en librar de problemas al futuro; pero cómo nos quejamos por los males heredados, estamos comprometidos a no aumentar los que enfrentarán nuestros descendientes.
VICTOR ARTIS / El Universal - Entorno Urbano
Página Web - 2013/12/07
Fuente: http://www.eluniversal.com/