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Entorno Urbano: Planes Urbanos y Humildad

 

El experto califica los planes urbanísticos usuales en Venezuela

 

Daniel Burnharm, arquitecto de la gran exposición mundial de 1893 en Chicago, propiciaba hacer planes ambiciosos o grandes porque al estimular la imaginación obtenían el respaldo de los ciudadanos.

 

Esta opinión da pie para tratar de calificar los planes urbanísticos usuales en Venezuela, tanto los anteriores como los posteriores a la puesta en vigencia de la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística (LOOU); con ese propósito conviene establecer a prioridad la diferencia entre PLAN Y MAPA. De acuerdo con los diccionarios PLAN implica la intención de realizar algo y MAPA, la distribución de fenómenos sobre un plano.

 

El primero, debe definir prioridades y en función de estas establecer la secuencia de las etapas e incluir los recursos necesarios o disponibles para ejecutarlo. El segundo solo es un dibujo o imagen de un futuro posible, sin mención de acciones para convertirlos en realidades.

 

En base a estas definiciones semánticas es acertado calificar como mapas a todas las proposiciones urbanísticas elaboradas por nuestros órganos planificadores, excepto Ciudad Guayana, esfuerzo que partió de una base económica factible, capaz de sostener una población con características predecibles en cuanto a sus demandas de vivienda, equipamientos, servicios públicos y movilidad.

 

Viene al caso aludir a la diferencia con Brasilia, conjunto arquitectónico muy llamativo concebido para alojar al gobierno nacional de Brasil y a su personal. Sin duda Brasilia es un gran plan y estimula la imaginación pero su resultado más notorio es generar gastos, en lo que contrasta con Ciudad Guayana, humilde inicio de una ciudad, concebida para generar riqueza y prosperidad, expectativa que se mantiene a pesar de la corrosión que ha socavado la economía. Cabe discutir si el consejo de Burnharm es garantía de éxito.

 

Humildad es un déficit crónico en nuestros “planes urbanos”, tanto en los Planes de Ordenación Urbana (POU) a cargo el gobierno central como en los PDUL, planes de desarrollo urbano local, a cargo de las municipalidades. En las revisiones de ambos instrumentos, destaca la incorporación de hechos cumplidos y propuestas sin destinatario en cuanto a servicios públicos, equipamientos y vialidad, porque los planes no pesan al formular presupuestos de inversión.

 

Para recuperar sitios degradados, realzar valores patrimoniales o intervenir barriadas, la LOOU prevé Planes Especiales, instrumentos mal interpretados en Chacao y Baruta para aprobar cambios de zonificación que aporten al tesoro municipal parte de las plusvalías estimadas. Esto parece un intento para aliviar la mengua en recursos derivada de la debacle económica nacional y para ocultar su temor ante acercar impuestos y tarifas al costo de operar lo urbano.

 

Por ignorar los costos de reurbanizar, Los Chorros, Altamira y La Castellana, serán aberraciones semejantes a El Paraíso, Las Mercedes, Campo Alegre y Los Palos Grandes y las ciudades que sigan el ejemplo decaerán en lugar de mejorar.

 

Esto no es lo deseable con el tiempo las ciudades no dejan de crecer y variar por si solas, tal como si no hubiera planificación; de ello abundan ejemplos en Caracas: Parque Central, los Próceres, el Centro Simón Bolívar, el Foro Libertador, varias avenidas, rezonificaciones y además infinitas barriadas.

 

Quizás convendría aceptar esta realidad y desarrollar métodos de trabajo para identificar tendencias de crecimiento y trabajar en su dirección en lugar de enfrentarlas. Humildad no significa renunciar a dirigir.

 

 


VICTOR ARTIS / El Universal

Página Web - 2020/04/25

Fuente: https://www.eluniversal.com/