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Entorno Urbano: Nuestra Señora

El respeto por el patrimonio es parte del respeto por el valor de la cultura, de los elementos que la representan, afirma María Eugenia Clavier.

 

El pasado 15 de abril un incendio arrasó gran parte de la catedral de Nuestra Señora de París. Construida entre los siglos XII y XIII, la catedral se incorporó a la Lista de Patrimonio Mundial en 1991, como parte de un conjunto que incluye áreas de la ciudad de París en la ribera del río Sena.

 

Así como el Museo Nacional de Brasil en Río de Janeiro –el más grande y antiguo del país– el cual fue prácticamente destruido por el fuego en septiembre de 2018, igual que el Museo Nacional de Historia Natural de Nueva Delhi –dedicado a la educación ambiental– en abril del 2016, la pérdida de cualquiera de ellos involucra mucho más que el valor de la edificación misma o de su contenido.

Los monumentos nacionales son importantes como parte de la vida de la ciudad y sus habitantes, las personas que los usan, trabajan en ellos o los visitan, –a ellos o a lo que albergan– los estudian y los admiran. Muchas edificaciones patrimoniales son íconos en la ciudad, –Nuestra Señora indiscutiblemente lo es– son parte de su memoria construida con piedra, madera o cualquier otro material y con hechos.

Un edificio –sobre todo uno con valor patrimonial– es estilo, materiales de construcción, relación con su entorno, usos que ha tenido, eventos que ha presenciado, personas que ha visto pasar. Adicionalmente, en los tres casos mencionados existe –o existió– un valioso contenido en obras de arte, artefactos o colecciones.

El respeto por el patrimonio es parte del respeto por el valor de la cultura, de los elementos que la representan, también por los componentes de la ciudad y su historia. Además está el valor estético –innegable en el caso de la catedral– que los hace ser reconocidos y admirados. Los habitantes y visitantes de una ciudad aprecian la belleza que ella les brinda… podríamos decir que necesitan la belleza que ella les puede ofrecer, el placer que produce admirarla.

Cabe mencionar también el valor del papel que cumplen, cultural, educativo, turístico, religioso. Muchos monumentos no están allí solo para ser mirados y admirados, tienen una función social, son lugar para actividades de la comunidad local, regional, nacional e incluso internacional.

Como dice la UNESCO “el patrimonio es el legado que recibimos del pasado, que vivimos en el presente y que transmitiremos a las generaciones futuras”. Porque es herencia, porque es cultura e historia, reflejo de lo que han sido los hombres que lo construyeron y lo utilizaron, el valor del patrimonio va más allá de lo económico y llega mucho más allá de las fronteras del país que lo alberga. Por eso es importante respetarlo, conservarlo, valorarlo, conocerlo... y por eso hoy duele Nuestra Señora de París.


Universidad Metropolitana - Coordinación Diseño Urbano

 

 


María Eugenia Clavier / El Universal

Página Web -  2019/04/20

Fuente: http://www.eluniversal.com/