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Entorno Urbano: Índices de déficits

La ocupación del país va en camino de conformar unas diez grandes ciudades o regiones metropolitanas y la población rural seguirá mermando porque la producción de alimentos deberá ser intensiva

 

Al dirigir una empresa o un condominio conviene variar los déficits de incompetencia y corrupción para alejarse del fracaso. Plantear una doble negación puede desconcertar pero quizás por parecer importante y sonar solemne, incite a pensar más y a actuar mejor. Como lo indicado a continuación, hay ocasiones para aplicar esta técnica.

 

Un primer ejemplo seria en educación aumentar el déficit de ignorancia para que además de instruir se eduque, entendiendo por tal no limitar la enseñanza de la historia a memorizar batallas y héroes sino a entender las características de las sociedades enfrentadas y las causas de las guerras. Importante sería aprender a aprender y enseñar a convivir, aspecto que las escuelas atribuyen a los padres y estos a los docentes, pero pocos ejercen.

 

La corrupción parece ser un mal congénito cuyo magro déficit convendría aumentar. Al parecer el momento se presta para proponer reducir oportunidades para prácticas corruptas en lugar de esperar a que ocurran para castigar, o para perdonar en función de las relaciones y generosidad del reo. El campo es amplio, casi infinito pero destacan la gestión de las instituciones que gerencian la nación, la permisería para edificar y urbanizar, el mercadeo de alimentos y medicinas y los servicios públicos.

 

En la administración del condominio de edificios o urbanizaciones, un bajo déficit de incompetencia sería adquirir materiales para reparar fallas en tuberías, ascensores, pavimentos, pinturas y jardines, pero olvidarse de ejecutar las obras. Allí hay algo de similitud con la gerencia de la nación cuando el afán de comprar supera el propósito de solucionar. Un déficit muy bajo en idiotez sería asignar la mejor vivienda a los vigilantes de las garitas, no por eficaces en su trabajo, cuando para compensar actitudes anteriores defendieron el predio ante pisatarios precedentes opuestos a reconocer la nueva condición de propiedad. El extremo sería consagrar esos privilegios como derechos adquiridos, aun si dedican buena parte de tiempo, materiales y enseres a proteger y mejorar alguna comarca vecina.

 

A pesar de incertidumbres ideológicas y de escasez de buena práctica de planificación urbana, la ocupación del país va en camino de conformar unas diez grandes ciudades o regiones metropolitanas y la población rural seguirá mermando porque la producción de alimentos deberá ser intensiva. Desconocer esta realidad sería nadar contra la corriente y pondría en evidencia un déficit de incompetencia muy bajo que será indispensable aumentar porque esas metrópolis llevarán el país a cuestas.

 

Por tener condiciones más favorables para prosperar que las existentes en otras naciones deberíamos aceptar que las diferencias en el nivel de progreso y desarrollo derivan del alto nivel del déficit de inteligencia aplicado al conducir el Estado. Como la ubicación geográfica, el clima y los valores naturales conforman un potencial más que suficiente para intentar ser un centro mundial relevante, tomar conciencia de estas condiciones debería inducir a rectificar.

 

 


VICTOR ARTIS / El Universal

Página Web - 2019/08/31

Fuente: http://www.eluniversal.com/