Según el arquitecto Víctor Artis, Caracas disfrutaría de mayor movilidad si al urbanizar entre el Ávila y el Guaire hubieran impuesto una cuadrícula como vialidad obligatoria
Los humanos vivimos agrupados, al principio en tribus, después en pueblos y ciudades y ahora con urbanizaciones o megalópolis, proceso paralelo con el aumento del conocimiento, a pesar de lapsos oscuros ocasionales que señalan lo que hay que evitar.
El crecimiento urbano ha sido lento, sumando individuos y actividades, pero muy pocas son las ciudades iniciadas conscientemente, como en las américas Washington y Philadelphia y las fundadas por España. Brasilia y Ciudad Guayana son dos iniciativas magnas recientes que han rebasado lo previsto al iniciarlas; analizarlas permitiría identificar errores y aciertos, aplicables al crear futuras metrópolis y corregir lo existente.
Venezuela puede ser un laboratorio urbano excelente porque tras un siglo desperdiciado en guerritas inútiles, dejó de ser una sociedad pobre y agotada hasta lograr niveles de educación y desarrollo envidiables, aunque por ahora padezca una etapa de estancamiento. En un lapso de diez décadas en las ciudades ya vive más del noventa por ciento de la población del país con una ocupación de terrenos voraz y anárquica porque antes de 1950 no teníamos especialistas en conducir el crecimiento y las mejorías urbanas.
En 1939, el Plan Rotival propuso ordenar el Sector Oeste del casco central de Caracas y originó la Av. Bolívar. Ya en 1936 el plan vial de la Asociación de Ingenieros del MOP proponía una estructura en cuadricula entre El Calvario y Petare. Si al urbanizar entre el Ávila y el Guaire hubieran impuesto esta cuadrícula como vialidad obligatoria, Caracas disfrutaría de movilidad. Pero ha sido constante la omisión de las autoridades para condicionar nuevas urbanizaciones; en realidad ha sido lo contrario porque siempre se aceptan las propuestas privadas aunque planteen feudos aislados faltos de continuidad con los predios vecinos.
Un original ejercicio seria imaginar que en Caracas todo el territorio ocupado esta vacío y disponible para implantar una ciudad de tres millones de habitantes en un escenario inmejorable. ¿Cuáles serían los criterios principales? Una opción sería preservar parajes naturales únicos como los ríos, sus orillas, bordes y vegetación y conectar el Ávila con el Guaire manteniendo amplitud a lo largo de las quebradas.
Otra decisión podría ser establecer conexiones muy eficientes con la región metropolitana y promover centros de trabajo en ellos para que conviniera vivir en su cercanía más que hacinados en montañas sin confort. Mucho más cabe agregar para imaginar una ciudad ideal que al compararla con lo existente induzca a sugerir como mejorar el caos actual. En Ciudad Guayana una óptima decisión fue preservar las orillas del Caroní para recreación colectiva y colocar las industrias en el extremo oeste para que las emanaciones no afecten áreas residenciales. Lo contrario ocurre en Puerto La Cruz, donde el Paseo Colon, que era un ámbito donde llegar, fue abierto como vía de paso que aleja al mar de la ciudad.
Formular planes irrealizables conduce a improvisaciones como colocar servicios y vías donde se pueda, no donde hagan falta, error que deberíamos saber evitar aunque signifique resistir presiones políticas cuyas actuaciones suelen perseguir solo efectos inmediatos. Resistir requiere poner la ética profesional por encima de la sumisión a los mandones y eso es difícil. .
Hoy al ver la escasa calidad de las ciudades, cabe dudar de la planificación urbana oficial, por soslayar la base económica, las prioridades y las etapas; solo presenta propuestas rígidas e irreales sin indicar origen ni disponibilidad de los recursos necesarios. Y así seguiremos mientras no se entienda que las ciudades son procesos continuos cuyo desarrollo debe depender de su economía, no de tratos preferenciales succionados del gobierno nacional.
VICTOR ARTIS / El Universal
Página Web - 2020/01/31
Fuente: http://www.eluniversal.com/