La arquitectura debe hacerse viable cuando la teoría, la historia y la práctica entran en diálogo, y surge el proyecto
La arquitectura puede dividirse al menos en tres grandes cuerpos: La teoría, que comprende el pensamiento de la arquitectura y que incluye a la crítica; la historia que permite ubicar y comprender la concepción de la obra en su espacio-tiempo y la práctica que involucra el proceso de diseño, el desarrollo del proyecto y la construcción de la obra.
La arquitectura debe hacerse viable cuando la teoría, la historia y la práctica entran en diálogo, y surge el proyecto. El entendimiento para el desarrollo positivo del proyecto arquitectónico se logra, a través de la introducción de los temas duros y tradicionales de la arquitectura como el lugar, el programa, el espacio, la tipología, lo tecnológico, entre otros, usando como herramientas a la historia: para tratar de evidenciar los hechos pasados y saber cómo responder al presente; la teoría: que logra hacerlos visible al potenciar su constante relación y simbiosis; y la práctica, que te define la materialización de las ideas.
La capacidad de afrontar las realidades actuales ante la evidencia de una profunda crisis en la concepción del diseño, es tarea fundamental de los proyectistas, pero se puede afirmar que en la obra arquitectónica “el habitar del usuario final” es una problemática esencial por no estar siendo interpretada de manera satisfactoria. Los proyectistas para trascender de su imaginario y acceder a la forma, deben proyectar teniendo al usuario como el centro y creador de su necesidad, es decir, aprender a proyectar mediante su (re)entendimiento. La meta es mejorar la habilidad de proyectar, para facilitar la relación del usuario con su contexto social y propiciar el cultivo de la mirada: facultad esencial para aprovechar la experiencia arquitectónica.
No hay una teoría fuerte que englobe la capacidad de dar respuesta a los problemas de los usuarios en la actualidad. La teoría, debería ser la encargada de salir adelante y ofrecer soluciones, pero se convirtió en parte del problema reinante: la incertidumbre. Si en la actualidad, la teoría, como cuerpo fundamental de la arquitectura, no toma el protagonismo que le corresponde, no tendremos una salida positiva.
Se hace necesario entonces, que esta crisis de la disciplina se resuelva, con una efectiva sinergia entre los cuerpos que componen la arquitectura y una capacidad profundamente critica, que se materialice en soluciones capaces de determinar de manera más certera y con objetivos claros, el protagonismo del usuario en los cambios que apunten a una arquitectura sostenible.
En resumen, la historia y el proyecto, en conjunción, deben proporcionar el material a ser utilizado por la teoría, capaz de construir un cúmulo de conocimientos sobre el usuario, que permitan afrontar los nuevos tiempos, sin importar su carácter dinámico y cambiante.
RICARDO STAND / El Universal
Página Web - 2021/02/20
Fuente: http://www.eluniversal.com/