Su consolidación a través de los años ha permitido que se distinga como continuación del contexto urbano del sector
En la ciudad de Caracas, como en varias ciudades de nuestro país, se presentan una serie de asentamientos informales inmersos dentro de su estructura urbana, que actúan como elementos de transición entre lo planificado y lo espontáneo, espacios urbanos que poseen sus propias normas y leyes para su desarrollo tanto físico como social. Continuamente observamos como se consolidan, casi al punto de mimetizarse con la ciudad formal; resultando de importancia fundamental, a nivel funcional, del sector donde se ubican.
El barrio La Lucha, ubicado en la Avenida Rómulo Gallegos de Caracas es uno de estos asentamientos, su configuración se asemeja a los conocidos conjuntos cerrados de la ciudad formal, conserva accesos limitados y controlados, actividades comerciales a nivel de calle, servicios comunales como escuela, ambulatorio y área recreacional ubicados en un eje central, representado por un boulevard donde se desarrollan la mayoría de las actividades de interacción social y de intercambio entre sus habitantes. A partir de este eje se generan una serie de angostas veredas, que por las alturas de las edificaciones que las definen, nos evocan a pasadizos del barrio gótico de Barcelona, espacios de circulación oscuros por la poca iluminación cenital que deja la proximidad de los balcones y techos, que casi se tocan mientras se elevan entre los 3 o 4 pisos de las viviendas, algunas de estas veredas son privadas, poseen controles que no permiten el libre acceso, otras son ciegas, o dan continuidad a la intrincada trama.
Sus viviendas son edificaciones consolidadas, que van desde dos hasta cinco pisos, en cada condominio habita generalmente una sola familia: padres y abuelos en las plantas bajas, hijos y nietos con sus respectivos hogares, en las plantas altas, así la vivienda se va desarrollando según como va creciendo la familia, esta tipología se repite en la mayoría de los casos. La sensación del espacio privado de cada condominio da seguridad y sentido de pertenencia a sus moradores.
Este crecimiento en vertical se traduce en una mayor densidad, dejando muy limitado el espacio público tanto de transición como de sociabilización, por lo que se han generado espacios abiertos en las azoteas a modo de terrazas, donde se reúnen las familias y vecinos a disfrutar del paisaje urbano y natural que circunda el barrio, estos desahogos en lo alto de las viviendas, expresan el sentido de libertad que requieren los vecinos, espacios con una buena ventilación e iluminación, ya que sus viviendas carecen de estos elementos tan necesarios para vivir, el disfrute de estas visuales hace que se tenga un sentido de igualdad espacial con los demás habitantes de la ciudad.
Así se aprecia el barrio La Lucha, una pequeña ciudad dentro de la gran ciudad de Caracas, que al interior se percibe como un urbanismo con los servicios necesarios para su comunidad, y al exterior con perfiles urbanos que dan continuidad a las avenidas donde se ubica, tanto en usos como en alturas, donde la informalidad ya se observa como formalidad. Su consolidación a través de los años ha permitido que se distinga como continuación del contexto urbano del sector, un contexto cambiante, que obliga a sus habitantes a reinventar los espacios para estar a la par de una trama urbana que cada día es más moderna y más sostenible.
ALDEMARO GÁMEZ S. / El Universal
Página Web - 2021/06/12
Fuente: http://www.eluniversal.com/