El conjunto de GMVV al lado de la estación Colegio de Ingenieros, en el bulevar Amador Bendayán, duró mucho en construirse. Y dejaron la calle bloqueada. ¿Privatizada?
Alrededor de cinco largos años demoró la construcción de las dos torres de la GMVV, con un total de 128 apartamentos, al lado de la estación Colegio de Ingenieros. Mientras el conjunto de edificios del barrio Santa Rosa, diseñados por Fruto Vivas y con más del doble de viviendas, se construyó en tres años (aunque no con los métodos participativos que proponía el arquitecto), estas dos torres de 16 pisos justo al frente avanzaron con lentitud exasperante. Recién “culminaron” (es obvio que faltan “detalles”, como desmontar la grúa que aún tiene adosada como un espinazo), pero es un hecho que ya están habitadas. La imagen que aportan hacia el bulevar es agradable (muchos transeúntes se detienen y la mirada delata sus ganas de vivir ahí). Pero hay un problema: la calle sigue cerrada.
Recuerdo que no la cerraron desde el principio, pues el tránsito vehicular estaba parcialmente restringido. Luego, antes del primer año, lo bloquearon del todo, porque metieron enormes máquinas para inyectar cemento que ocupaban mucho espacio. Pero ya no están esas máquinas, ni el acopio de materiales para la construcción. Está la calle con motos, carros y camionetas estacionadas dentro. La gente que ya habita el lugar sale y antes de irse cierra “la reja”, que en realidad es un improvisado armatos
te de cabillas. Las aceras del “bulevar” en general tienen una acera amplia, pero justo frente al edificio esta se estrecha. Y por ese achicamiento transita la gente a pie o en bicicleta, mientras adentro la calle está vacía.
Debo suponer que es un asunto temporal, que no hay planes (por parte de la Alcaldía de Libertador y del Gobierno del Distrito Capital, esos entes redundantes) para que se quede así. Pero es sospechoso: luego de tanto tiempo bloqueada la vía (tres o cuatro años) debería haber sido reabierta con celeridad. Pero no. Desde diciembre quitaron todas las planchas metálicas que impedían ver hacia adentro. El espacio está bastante despejado ahora, a pesar de que es utilizado como estacionamiento y en ciertas horas de la tarde y fines de semana, como espacio de juego de niños (a pesar de tener el parque Los Caobos justo al frente).
La invitación es a imaginar esa vía como un auténtico paseo peatonal, que inevitablemente conserve un carril con velocidad controlada para circulación de vehículos (incluyendo bicicletas), tomando en cuenta que hay varios centros culturales y religiosos que requieren de acceso vehicular a sus estacionamientos. Pero que el grueso del espacio sea para caminar, para detenerse, que sea un espacio urbano que sirva de nexo entre el eje del bulevar de Sabana Grande y plaza Venezuela, con las avenida México y Universidad y con el centro de Caracas. Un mismo lenguaje, una misma apuesta.
¿Por qué la aceleración de la GMVV para atacar el problema de la vivienda no es la misma con la que se asume luego la recuperación del espacio público, el espacio común, la calle que soporta cada nueva edificación, como en este caso? Se monta el edificio sin preocuparse de lo que lo rodea, de las dinámicas que este tiene con el entorno (no entremos ahora en el problema de la no actualización de los servicios básicos). De las conexiones físicas y las articulaciones sociales. La vivienda paracaidista. La vivienda gueto.
Al menos debería asumirse ya, mañana mismo, la conexión con el parque: despejar la vía y restringir la velocidad, instalar estacionamientos de bicicletas en las nuevas edificaciones y en los centros culturales y religiosos. Darles tratamiento fitosanitario a los árboles que están en la acera, que a pesar de estar afuera deben asumirse como continuidad del parque Los Caobos. Y a más tardar pasado mañana deberían estar trabajando la relación de esta senda (ahora densa) con el barrio Santa Rosa a través de la avenida Libertador.
Demoró muchísimo la construcción de este par de torres. Que no pase lo mismo con la calle cerrada.
Cheo Carvajal / Contrapunto.com
Página Web - 2016/03/02
Fuente: http://contrapunto.com/