-Nuestra, porque fue construida por los constructores ancestrales y por los de hoy.
-Vieja, porque aún vive pero amenazada por la voracidad y transculturización de mercaderes y de otros.
-Ciudad, porque en ella se manifiestan y lidian los valores de la diversidad cultural de la sociedad en evolución, para “hacer camino al andar”.
-Aunque sea llover sobre mojado, nuestras ciudades, lo que queda de sus urbanizaciones y arquitecturas, forjadas durante siglos y representativas de la historia, culturas y raíces esenciales de la venezolanidad, están en extinción.
-Causada sobre todo por la inconsciencia institucional, que no las asume como prioridad nacional, la letal maximización del uso de la tierra y su densificación, por los negociantes inmobiliarios, la “desvenezolanización” de arquitectos y diseñadores urbanos y la impotencia general de sus pobladores.
-Obvio, hay otra cara, una multiplicidad de actores, esfuerzos, propuestas, en fin, gritos desesperados para evitar la sistemática e implacable demolición de urbanizaciones (Las Mercedes, El Rosal, Campo Alegre) y sus arquitecturas.
-Son actitudes de resguardo cultural y de esencialidades, de creativas vías para ampliar, densificar, transformar y desarrollar las ciudades y pueblos, pero sin la fuerza ni influencia que exige la identidad y soberanía de nuestro pueblo.
-¿Qué hacer? ¿Cómo despertar la conciencia colectiva para una cruzada vigorosa que derrote la pérdida de la memoria urbana y sus graves perjuicios históricos y culturales? No sé. Por ahora, es útil leer a Manuel Espinoza, a continuación.
De todo un poquito
Manuel Espinoza, en mayo 2019 en la GAN, citó al filósofo italiano Diego Fusaro (1983): “…sólo con una identidad fuerte es posible respetar las identidades de los demás.
Más aún, sólo con ella es posible dialogar con otros. La globalización capitalista está, por el contrario, trabajando incesantemente para el debilitamiento de las identidades y la destrucción de los estados nacionales y sus instituciones.
Para producir individualidades frágiles e inseguras, sumisas y dóciles, fácilmente adaptables a los cambios telúricos de los mercados y a la manipulación mediática…”.
Dotación de tanques azules. Debería ser parte de un programa integral que incluya racionalización del uso del agua, aprovechar las de lluvias y otras fuentes, reciclar las grises, compartir agua entre comunidades y un largo etcétera.
Estado La Guaira. Puede convenir ese cambio de nombre pero, otros casos discutibles como la autopista Fajardo ¿por qué no se han cambiado?
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Página Web - 2019/06/26