En el caso de Vargas, según lo pasado antes, durante y después de 1999, y a juzgar cómo se ha vuelto a construir
El riesgo de desastre es la posibilidad de que ocurran pérdidas humanas y económicas ante eventos naturales (inundaciones, deslizamientos y terremotos) o antrópicos (originados por el hombre). Comprender esto es el primer paso para generar políticas públicas para su reducción. Los riesgos son proporcionales a las vulnerabilidades. Éstas pueden disminuirse aplicando políticas y educando a la población.
La ocurrencia de pérdidas se traduce en la reducción de la inversión social, del desarrollo de la sociedad entera y del bienestar de la población. El riesgo de desastre puede estudiarse para aplicar medidas de mitigación: declarar zonas de riesgo y evitar construcciones en laderas o cauces inundables, reubicar viviendas de zonas peligrosas, diseñar viviendas seguras, mejorar entornos urbanos.
Es vital reducir el riesgo de desastre y las pérdidas derivadas. El Estado en sus diversos ámbitos, los privados y la sociedad en general, deben implementar el conjunto de medidas y recomendaciones propuestas por el Marco Sendai 2015-2030 para entender el riesgo y generar acciones para reducirlo, esto debe ser un puntal para el desarrollo sostenible del país.
Las crecidas de los ríos tienen su tiempo de recurrencia. A veces pasan sus límites promedios, pero tarde o temprano buscan sus cauces. Si se construye en sus planos inundables, en algún momento se afectarán los desarrollos aledaños, realizados irresponsablemente, con posibles pérdidas humanas y de animales.
En el comportamiento de los grandes ríos hay que tomar los máximos históricos para planificar y no el nivel promedio. La prevención es el remedio más efectivo: no construir en el área de influencia de los ríos.
En el caso del Orinoco no valdrán diques, ni muros de contención ni sacos de arena. Allí la gran deforestación de la zona, ayuda a que el agua no infiltre en los suelos y haya un flujo superficial y de respuesta rápida a las lluvias. Si no hay una vegetación que retenga el flujo de agua, que ésta se infiltre en los suelos y retarde el flujo, entonces los episodios de inundaciones en las ciudades se repetirán más frecuentemente, aunque no llueva en exceso.
En el caso de Vargas, según lo pasado antes, durante y después de 1999, y a juzgar cómo se ha vuelto a construir en el “abanico” de la desembocadura de los ríos, es fácil predecir que habrá problemas en el futuro.
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Página Web - 2019/03/07