INTA señala “La ciudad cambia con el mundo. Cambia porque el mundo cambia. Pero no nos equivoquemos. La ciudad no está en crisis; vive mutaciones irreversibles. Las mutaciones de la ciudad no plantean problemas técnicos ni urbanísticos insolubles; plantean temas políticos, fundamentalmente políticos y no existen respuestas solamente técnicas para esta interrogación.
La crisis, si la hay, está en la representación, la imagen y la apropiación de la ciudad por sus habitantes; las dudas nacen de la inadaptación o inadecuación de las respuestas técnicas o conceptuales del urbanismo a las realidades que ya no les corresponden y a los cambios que alcanzan el “decir” y el “hacer” de la ciudad.
Por lo tanto, lo que debemos cambiar es nuestro planteamiento de la ciudad: no podemos medirla, describirla (el relato urbano), construirla y administrarla en los mismos términos y exactamente con las mismas herramientas que antes”.
La mayoría de las ciudades latinoamericanas, se encuentran pleno crecimiento y constituyen una nueva oportunidad para pensar, diseñar y construir un mejor hábitat, siendo el común denominador de las prácticas más exitosas, la planificación y la gobernanza.
En pleno siglo XXI, resulta inconcebible que la capital de la República, sede de los poderes públicos y centro económico financiero del país, no tenga una autoridad legitima. En 2017 a través de un decreto inconstitucional de la autonombrada Asamblea Nacional Constituyente se liquida sin razón ni justificación, la Alcaldía, el Cabildo y la Contraloría del Área Metropolitana de Caracas (G.O. N° 41.308 de 29/12/2017). Hoy, Caracas está detenida en el tiempo, retrocidimos al siglo pasado, está en un limbo juridico que la mantiene sin autoridad ni administración, anda por inercia. No cuenta con autoridad responsable para elaborar, aprobar y/o implementar un proyecto de ciudad, que guié de forma armónica y ordenada su crecimiento.
Caracas se presenta ante sus ciudadanos fraccionada, deteriorada, congestionada, sin espacios públicos de calidad y una periferia de urbanización informal con creciente vulnerabilidad. Ya no tiene una instancia que opere como ente planificador de la dinámica urbana, solo un conjunto de instituciones, decretos y proyectos de planes inconexos, a través de los cuales la ciudad solo recibe los esfuerzos atomizados de los gobiernos locales, quienes sectorialmente, con escasos recursos y de forma poco articulada, ejecutan actuaciones puntuales sin armonía ni continuidad.
Hacer ciudad ¿cómo? Compacta e intensa, mezclando gente, usos, densidades y tipologías. Con espacio público de gran calidad: plazas, calles y parques de que forman parte esencial de la estructura urbana. Con actividades comerciales y productivas compatibles con una vida sana. Con más y mejor oferta de viviendas para todos los grupos sociales, cómodas, eficientes energéticamente, hechas con materiales sustentables y eco-eficiencia constructiva. Con equipamientos culturales, educativos y deportivos para todos. Con transporte público extendido hasta la periferia, sostenible y diversificado. Incorporando los barrios mas pobres y alejados, a la trama vial, el sistema de espacios públicos y a nuestro patrimonio. Integrando y urbanizando la periferia con orden, equidad y sostenibilidad. Posibilitando con políticas activas el acceso a una vivienda digna y urbana. Una ciudad mejor, más solidaria, donde impere la ley y donde todos podamos convivir sin tener que recurrir a muros y seguridad privada. Donde cada uno encuentre su lugar y pueda construir su propio proyecto de felicidad. Esta podría ser la solución a nuestra actual encrucijada. (Arq. Martín Marcos, FADU-UBA, Argentina).
¿Está Caracas en condiciones de asumir este desafío?
La academia lo está y trabaja para formar el capital humano necesario para fortalecer los gobiernos locales y sus estructuras de servicio. Pero son las autoridades que ostentan el poder, las que toman las decisiones trascendentales para transformar la ciudad, quienes no han asimilado la necesidad de elaborar políticas públicas sin intereses individuales y partidistas.
Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Maracay o Valencia, constituyen áreas metropolitanas no reconocidas oficialmente, que requieren de una gestión integral y coordinada. Su futuro depende del modo de gestión que adopten. Pudieran constituirse en una “metrópolis de primer mundo” o en “el peor de los desastres del subdesarrollo”, dependiendo de la gestión de sus autoridades, el manejo de los recursos, el acatamiento a las normas y la forma cómo se asume el desarrollo. Y no hay desarrollo posible sin democracia e instituciones libres.
*Urbanista, MSc Diseño Urbano, Especialista en Planificación Estratégica Urbana y Gestión del Desarrollo Local
*Zulma Bolívar / El Constructor On Line
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