No existe registro de alquileres de casas y habitaciones en las zonas populares
Leidy Martínez construyó un apartamento en la platabanda de la casa de su antigua suegra. Cuando decidió finalizar la relación con su exesposo lo perdió todo. Nunca realizaron el título supletorio que haría de la bienechuría propiedad de la pareja. "Invertí mucho dinero durante años en ese hogar".
Junto a su hija ahora vive en La Dolorita, en una habitación de un solo ambiente donde concentra litera, cocina, nevera, computadora y el tanque de agua. El alquiler le cuesta mensualmente Bs 1.700. Su experiencia resume la situación de informalidad del mercado inmobiliario de los barrios. La poca documentación sobre las edificaciones -por ser autoconstruidas- deja vulnerable a las familias y genera un mercado inmobiliario paralelo que no controla la legislación y facilita la economía sumergida.
Se desconoce cuánta población del área metropolitana vive en esa situación, pues no todos los barrios siguen siendo invasiones: algunos terrenos ya son propiedad de los pisatarios, pero a la vez muchas de las construcciones crecieron de forma irregular y los dueños de las bienhechurías no necesariamente poseen la tierra.
La oficina de Atención al Ciudadano de la alcaldía de Sucre en La Dolorita está acostumbrada a mediar en los conflictos causados por esta anomalía. Abraham Blandín, su director, explica que la oficina asumió funciones ajenas al recibir las pugnas. "Hacemos documentos de compromiso para resolver los problemas y evitar la violencia. En la Dirección nacional de Inquilinato de la avenida Baralt mandan a la gente para acá porque resolvemos bien", dice.
Pero esa marginalidad no aísla a este mercado del formal. Los precios se elevan mientras las zonas de la vivienda se beneficien de los servicios de los sectores formales. Actualmente en algunos barrios de Las Minas de Baruta construir sobre una platabanda ajena puede costar hasta Bs 400.000 y comprar un apartamento con título supletorio Bs 1.200.000.
"El casco de Las Minas es caro. Hay buen transporte y los servicios están consolidados", indica el vecino Domingo Palacios. Los cánones para alquilar también se asemejan a los de sectores de clase media: por una habitación con baño compartido se puede pagar Bs 2.500.
Por otro lado la inseguridad y la dificultad de acceso abarata los costos. "Si vendo mi apartamento en Bs 700.000 no compro en ningún lugar", explica Israel Cárdenas, director de la Casa del Pueblo de la Gobernación de Miranda en La Dolorita. En la zona la mayoría de las casas rondan entre Bs 200.000 y 500.000. Allí se puede vivir en una habitación por Bs 800, y por 1.000 se consigue un pequeño apartamento con baño propio.
El temor de perder los bienes al alquilarlos también permea la zona. Josefina Rodríguez tiene dos anexos en su propiedad en Las Casitas. "Solo le alquilo a gente conocida. Esos anexos son el futuro de mis hijas".
La situación es similar en el ámbito comercial. En el centro de esa populosa zona hay calles completas con locales cerrados. "Como están dentro de casas, los dueños tienen miedo de que los inquilinos no se vayan", explica Blandín. Pero los vecinos aseguran que el temor de rentar se ve disipado pues en el barrio la gente respeta. "En áreas violentas nadie se atreve a meterse en problemas. La dinámica es distinta", dice Cárdenas.
Mundo inmobiliario paralelo
En las zonas populares no hay anuncio clasificado que valga. Comentar a un par de vecinos que se quiere vender o alquilar es suficiente para que todo el barrio se entere. "Siempre la gente termina negociando con conocidos", dice Josefina.
En el mismo compás, se hacen muy pocos contratos de arrendamiento. Los compromisos son orales. Solo las ventas pasan por el registro (ya sea bienechuría o propiedad).
La irregularidad general se presta para interpretaciones subjetivas. El Censo de Población y Vivienda 2011 considera ranchos solo 2,7% de las viviendas de los 5 municipios del área metropolitana, mientras que contabiliza como casas el 48%.
En el municipio Sucre, donde está uno de los barrios de mayor densidad poblacional de América Latina (José Félix Ribas) el censo considera que solo 3,83% de las viviendas son ranchos. El dato causa risa a un grupo de vecinos de La Dolorita. "Si quieren ver ranchos los invito a que vengan aquí", dice Rodríguez, quien explica que se refiere a ranchos de tabla o latón. "La mayoría de las casas de la zona ya tienen servicios y documento de propiedad".
La alcaldía de Sucre calcula que existen 1.950 barrios consolidados y 650 invasiones aferradas al suelo. "Y la cifra sigue creciendo. En La Dolorita hay una invasión que apenas tiene un mes", acota Cárdenas.
ELISA VÁSQUEZ / El Universal
Página Web - 2014/02/26
Fuente: http://www.eluniversal.com