Hasta el 15 de mayo, el Ministerio de la Vivienda y Habitat había entregado 563 mil viviendas, de las cuales 35 mil fueron adjudicadas a familias damnificadas (el resto a personas que vivían alquiladas, obreros, militares o grupos especiales). Según cifras del despacho, quedaban menos de mil damnificados en la Gran Caracas.
Durante la emergencia de 2010 se habilitaron 348 refugios (incluyendo la tribuna A del hipódromo La Rinconada) en los que se albergó a 18 mil 250 familias desalojadas de zonas como La Pedrera de Antímano, Caricuao, carretera vieja Caracas-La Guaira, La Vega, la Panamericana, San Agustín y Macayapa. Los albergues fueron patrocinados por 44 organismos del Estado. En la actualidad a la Alcaldía de Caracas le quedan 12. Según cifras dadas por la Oficina Presidencial de Planificación y Planes Especiales, en febrero de este año llegaban a las 26 mil viviendas construidas en Caracas y que hacían otras 20 mil.
“Esto ya pasó de drama a tragedia crónica. Vamos para cuatro años. La verdad es que no se lo deseo a nadie. Vivir en un refugio por tanto tiempo y que le hayan hecho a uno tantas promesas. Nadie se imagina las calamidades. Nos engañaron. Nos ofrecieron apartamentos en Santa Mónica y ahora tienen paralizadas las entregas”.
Ese testimonio de Yeisderly lo recogimos en la puerta de un albergue que se habilitó en una casa colonial remodelada e inaugurada en 2010, a propósito del bicentenario de la Independencia venezolana.
En el inmueble ubicado en el bulevar Panteón (DC), identificado con el nombre de Doña Juana Pérez Sierra y en donde por mucho tiempo funcionó un instituto universitario privado, quedan aún 26 familias. Ingresaron en 2010. En total eran 34 núcleos y desde esa fecha hasta el sol de hoy solo a ocho les han dado soluciones habitacionales.
La fachada colonial del ahora refugio tiene pintas en las cuales se lee “Fuera la ministra Tarazona” y “Queremos nuestras casas”. Además hay dos pliegos de papel en los que se lee que se sienten “burlados”, pues las ofertas que les hicieron “nunca se materializaron”. “Vivimos llenos de zancudos y de ratas. Además hay muchas filtraciones”, dijo otro refugiados que no quiso identificarse.
El padrino de este albergue es el Ministerio de la Mujer.
En la larga espera. En el Instituto Nacional de Deportes, IND, parroquia La Vega, todavía funcionan dos pisos como refugios.
Allí albergaron a 150 familias. Quedan solo ocho, pero igual la angustia los carcome, pues son los casos de los grupos familiares que incluyen los anexos, que los llaman los desglosados, y para los cuales la Misión Vivienda, según dicen los afectados, ha sido un hueso duro de roer.
También estuvieron recelosos de dar sus nombres. “No queremos salir retratados. Sabes cómo es esto”. Informaron que desde febrero de este año no les han dado más información sobre la reubicación, que en principio estaba pautada para Montalbán.
En el edificio La Pomarrosa, ubicado en el bulevar de Catia, y que también funciona como albergue, queda otro lote, pero al igual que la torre El Chorro, en la avenida Universidad, el acceso fue negado. En ambos casos se observó personas asomadas en las ventanas, pero se desconoce el número de familias restantes. En El Chorro habilitaron n un inicio 16 pisos, de los cuales 12, donde metieron a mil 999 personas, están apadrinados por la Alcaldía de Libertador.
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Impreso Dígital – 2014/06/13