1 Desde esta página hemos reiterado lo esencial de mantener viva la esperanza. Por ejemplo, cuando hablamos de vivienda, ante la inviabilidad de satisfacer las enormes necesidades en corto tiempo, hemos propuesto vías manteniendo la confianza de lograrla en un plazo razonable.
2 El enfoque de vivienda progresiva fue una manera de plantearlo. Lamentablemente esta visión ha sido incomprendida y prácticamente borrada de las políticas públicas. Y la vivienda “digna” de unos 75 m2 es la que predomina como solución masiva.
3 La progresividad es un concepto que permite alcanzar el hogar según las realidades sociales y económicas de las familias y del Estado. Se sustenta en dos principios básicos. Uno, al construir una vivienda básica (40-50 m2), que está proyectada para su continuación y acabado final con el área que la familia necesite o desee (100-150 m2), permite repartir los dineros públicos entre mayor número de familias y atender a más con los mismos recursos que si se construyeran viviendas “completas” (70-80 m2).
4 Dos, la familia está segura de que tendrá la vivienda que necesita y aspira en un tiempo determinado, sucesivamente, según su evolución socio-económica y la del Estado, quien le presta subsidio, asistencia técnica y apoyo financiero, dependiendo de los escenarios y prioridades nacionales.
5 Una vivienda progresiva puede arrancar desde un mínimo, por ejemplo 40 o 60 o 70 m2, y llegar hasta 120 o 150 m2. Depende de cada grupo familiar, de sus realidades y potencialidades y de los programas de apoyo público. Este enfoque se adapta a las realidades comunitarias y públicas y permite alcanzar hogares deseados gradualmente.
6 ¿Es lo mismo una casa de 70 m2 para una pareja que para una familia con cinco hijos y la abuela? ¿No será mejor que el primer caso, la pareja, tenga un hogar de 40 m2 ampliable hasta 120 o más según sus expectativas y que la de los muchachos y la abuela tenga 120 m2? Las familias crecen, y decrecen cuando sus hijos forman nuevos hogares.
7 La vivienda progresiva responde a las parejas en formación y se va ampliando hasta que los hijos conforman nuevos hogares, momento en que la vivienda se puede dividir para dos o más familias. Se adapta a un segmento de la población y permite optimizar los recursos, con diferentes soluciones según la composición familiar.
8 Debemos ampliar y diversificar las opciones de producción de viviendas según la situación del país para aumentar la cobertura, rendir los recursos y mantener la certeza del hogar pero progresivamente.
ALEJANDRO LÓPEZ / Últimas Noticias
Impreso Digital – 2015/02/26