Desde 2011 hasta hoy, han corrido siete años de la Gran Misión Vivienda, tiempo de experiencia y de enorme producción de vivienda, lo cual exige una rigurosa evaluación, para repensarla y reorientarla, consolidando logros, corrigiendo fallas y sobre todo, reimpulsando sus vitales potencialidades. ¿Cuáles?
Básicamente la vivienda es medular para el desarrollo económico del país, para la industrialización de la construcción, la organización comunal, el mejoramiento y reordenamiento urbano y regional, la defensa del país y de sus fronteras, entre un largo etcétera.
Para que ello se cumpla, es indispensable entenderla como un medio y no un fin. Planificarla y ejecutarla en armoniosa articulación, y autogestión popular, entre el Estado, la gente y todos los actores que actúan desde su concepción hasta la etapa final de uso y mantenimiento.
También reflejar y responder a la evolución y diversidad cultural, a los escenarios físicos, ambientales, económicos y productivos del país.
Pero es vital, en paralelo, que sea factor de transformación del territorio y de la ciudad presente. Resolviendo déficits y carencias actuales, incluyendo a todos sus habitantes y satisfaciendo sus requerimientos urbanos y movilidad.
Fortaleciendo y ampliando lo colectivo y público, así como los valores de solidaridad y conciencia universal.
Para ello, los planes, programas y proyectos de conjuntos de vivienda deben cumplir con ciertos criterios y pautas, que en futuras columnas se señalarán.
En fin, la vivienda debe ser un proceso político, cultural, de organización y concientización social, de estímulo económico-productivo, de racionalización tecnológica-industrial, de equilibrio, respeto y valoración ambiental, y entre otros impactos más, de resguardo de la soberanía e independencia nacional.
Qué hacer en tiempos de asedio
Venezuela está bajo cerco económico, financiero, sicológico, etc., lo cual amerita acciones extremas, individuales y colectivas, diferentes a lo que veníamos viviendo y pensando. Tales como:
- Tomar firme conciencia de la realidad y sus amenazas. Para lo cual ayuda que todas las políticas y programas sociales equilibren derechos y deberes y se borre el paternalismo y dependencia del Estado.
- La autogestión y autosuficiencia, alimentaria, energética, educativa, de salud, comunicacional y movilidad, debe ser meta urgente en comunidades urbanas y rurales.
- Atajar radicalmente la ineficiencia, el ladronismo, la desidia y el “patarrolismo” e impunidad en las elementales normas de comportamiento cívico en la ciudad.
Alejando López / Últimas Noticias
Página Web - 2019/01/16