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Entorno Urbano: Otro año más (VENEZUELA)

Persistirán temas como la necesidad de procurar continuidad administrativa, la conformación de conurbaciones o distritos metropolitanos, expresó el arquitecto Victor Artis

El 2018 cumplí veinte años compartiendo cada quince días esta columna con la Maestría de Diseño Urbano de la Universidad Metropolitana, periodo muy breve visto en retrospectiva, pero largo al otear el futuro. Los contenidos han analizado o comentado situaciones relacionadas con la planificación de las ciudades, procurando aportar ideas para enfrentar problemas e ir mas allá de denunciar por entender que solo criticar lo que todos perciben, nada aporta y nos deja con ¿y ahora qué?

Temas no escasean cuando un territorio con población rural dispersa evoluciona hacia un país con la mayoría de los habitantes concentrados en ciudades incipientes, con carencias en servicios públicos, movilidad, confort, escasas coherencia social e identidad y con una aguda ansiedad por ser una sociedad como las que conocemos por los medios de comunicación. Recurrente ha sido objetar la planificación urbana a base de deseos y alejada de la realidad por no adoptar prioridades para plantear programas de inversión y etapas en función de los recursos posibles, proceder opuesto al seguido al crear Ciudad Guayana, experiencia muy poco apreciada en la cofradía urbanística. También ha sido frecuente objetar la poca preparación de los gobernantes y legisladores municipales para administrar ciudades, requisito secundario ante la habilidad para ganar elecciones y para demostrar lealtad a los partidos políticos que los postulen.

Este 2019 mantendrán vigencia condiciones urbanas adversas y se harán notar pero será grato celebrar cualquier logro positivo. Perdurarán temas como las Zonas Protectoras de Caracas y de otras ciudades, la vivienda, oportunidades y medios para urbanizar barriadas espontáneas, la carencia de gerencia en el tránsito citadino, las responsabilidades en la provisión de servicios públicos, el próximo censo, el situado constitucional y la falta de interés colectivo en la conducción del gobierno local. También tendrá presencia la renovación indebida de sectores urbanos que se disfraza falsamente con un ropaje de Plan Especial, alejado de lo pautado en la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística.

No faltará la mención del culto a la golilla que mantiene las facturas de los servicios públicos a niveles ridículos porque las tarifas no se calculan para operar, mantener y reponer las instalaciones, lo que origina mala calidad en los servicios, suspensiones frecuentes y soluciones alternas con costos a veces exorbitantes. Este cobro insuficiente es un soborno a la colectividad en procura de beneficios hipotéticos para los gobernantes de turno, descubre el desprecio (o la pobre opinión) que estos tienen sobre los votantes y nace del temor ante supuestos costos políticos que inunda a los administradores. Como nada aporta demuestra que consumir sin pagar conduce al deterioro.

Persistirán temas como la necesidad de procurar continuidad administrativa, la conformación de conurbaciones o distritos metropolitanos, las poligonales urbanas y la posibilidad de imbuir una actitud promotora en la autoridad municipal para estimular el crecimiento y la mejora de su jurisdicción y como hacer para acometer obras que trasciendan el alcance de iniciativas particulares aisladas. Vivimos en un país en formación, aunque por ahora parezca estancado y a veces en retroceso, pero las transformaciones ocurrirán y es obligado decidir cómo dirigirlas. Ayudar a ello es el propósito de los contenidos de esta periódica columna.

 

 


VICTOR ARTIS / El Universal

Página Web - 2019/01/05

Fuente: http://www.eluniversal.com/