Warairarepano, Metro, Nuevo Circo, Plaza Venezuela, Sabana Grande, Cuna de El Libertador, Poliedro... Todas esas palabras son sinónimo de hogar para quienes nacieron, crecieron y se quedaron en la ciudad que este 25 de julio cumple 450 años. Para otros, equivalen a largos trayectos en autopista, oficina, horarios, universidad, bibliotecas, centros de salud: se trata de aquellos que viajan a diario para trabajar, estudiar, cumplir tratamientos médicos o hacer diligencias en la capital venezolana.
Vienen de Valles del Tuy, Guarenas, Guatire, San Antonio de Los Altos y Los Teques, localidades de Miranda que mantienen, en promedio, 25 kilómetros de distancia con respecto a la capital; también, proceden de las costas de Vargas, a la que separan de Caracas más de 27 kilómetros e, incluso, de localidades que quedan a más de 100 kilómetros, como Maracay, estado Aragua.
Tales distancias implican, como mínimo, una hora de viaje para llegar a la capital y otra para retornar, siempre que las autopistas que conectan a la ciudad con esas zonas no tengan inconvenientes –como choques, derrumbes, cierres, entre otros– y no haya retrasos en los sistemas de transporte alternativo inaugurados en los últimos 10 años, como el Metro Los Teques y el Ferrocarril de los Valles del Tuy Ezequiel Zamora.
Estos últimos son reflejo de la cantidad de gente que a diario viaja para cumplir responsabilidades. El sistema subterráneo de la capital mirandina reporta, en promedio, más de 76.000 usuario al día, y el ferrocarril, 120.000, sin contar a aquellos que viajan en autobús o que se trasladan en vehículos particulares.
Para otros, las opciones son más reducidas. Los trabajadores de Guarenas y Guatire cuentan solo con unidades de transporte colectivo que operan desde las estaciones Parque Miranda y La California, mientras que los residentes de Vargas deben abordar las unidades en Gato Negro.
Ya sea en autobús o en metro, son miles quienes optan por viajar desde la madrugada para acudir a cientos de espacios laborales de la capital –que incluye fábricas, servicios, dependencia del Estado, cadenas de comercio, entre otros–, 36 universidades y 19 hospitales públicos. Es una estadía diaria que implica compartir servicios comunes como transporte superficial, el sistema Metro de Caracas, bancos, restaurantes y centros comerciales.
El roce cotidiano también abre las puertas de la amistad con compañeros residenciados en la capital, con quienes se disfruta también de espacios recreativos como el casco histórico de Caracas, el bulevar de Sabana Grande, el parque Generalísimo Francisco de Miranda, Bellas Artes, en otras alternativas para el esparcimiento.
Al final de la tarde, miles de venezolanos comparten la misma rutina: abordar autobuses o trenes de metro tras cumplir con rutinas, que de alguna forma, también significan vivir Caracas.
Rosa Pellegrino / Agencia Venezolana de Noticias
Página Web - 2017/07/24
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