Cada 5 de junio se conmemora el Día Mundial del Ambiente, oportunidad para realizar un balance de la situación en Venezuela y comprobar si aún tenemos razones para celebrar.
La actual crisis social, económica y política del país, también afecta al ambiente. La débil gestión institucional es a todo nivel, y salvo contadas excepciones, el tema ha pasado a un segundo y hasta tercer plano, ante tantas emergencias vinculadas a la alimentación, salud y otros derechos humanos fundamentales.
La mala gobernabilidad del sector tiene sus evidencias en muchos de los problemas que nos afectan en la actualidad. Por ejemplo, en la forma como se ha gestionado el acceso al agua potable y los sistemas de saneamiento. La crisis también es evidente en el creciente problema de mal manejo de los residuos y desechos, el acceso a energía eléctrica o la misma producción local de alimentos.
Sustentabilidad y biodiversidad
Qué decir de la falta de visión estratégica nacional en el marco de la sustentabilidad, cuando por ejemplo, el propio Poder Ejecutivo propone un desarrollo minero a gran escala en el Orinoco, realiza desarrollos urbanísticos sin evaluaciones de impacto ambiental, o se compromete a recuperar un río realizando inversiones multimillonarias que no han logrado transformar las fétidas aguas del Guaire.
En materia de biodiversidad los aprietos en la gobernabilidad también se reflejan en muchos desafíos. Las áreas protegidas enfrentan serios problemas en su gestión y no solo su manejo se ha depauperado. Los cuerpos de guardaparques y guardafaunas de han debilitado, así como las funciones de guardería y control, la investigación científica aplicada a su gestión y los programas de educación ambiental.
Amenazas
La cacería y el tráfico ilegal de plantas y animales sigue creciendo, inclusive hasta por hambre, y se incrementan la deforestación y la contaminación. El número de especies amenazas seguramente sigue en alza, sin que hagamos un sustantivo para evitarlo.
Las propuestas de construcciones de viviendas gubernamentales llegan hasta las áreas protegidas, poniendo en jaque la preservación de nuestro patrimonio natural, obviando el marco jurídico vigente.
Igual riesgo corren las colecciones botánicas y zoológicas, cuya sostenibilidad y manejo enfrentan grandes desafíos, algunas de ellas, en condiciones paupérrimas.
La calidad del aire se complica por lo viejo del parque automotor y la falta de controles ambientales, sumado a los incendios forestales que contribuyen al desarrollo de fenómenos como la Calima.
Razones para celebrar
Sin embargo, no todo es malo, ni puede serlo.
Aunque algunos se nieguen a reconocerlo, aún persisten en Venezuela razones para celebrar el Día Mundial del Ambiente.
Un honroso noveno lugar en el mundo en biodiversidad es una de ellas, así como la privilegiada posición que contamos en declaratoria de áreas protegidas.
La disponibilidad de fuentes de energías renovables es otra razón para celebrar, aunque no las usemos en forma apropiada, o simplemente las ignoremos.
La enorme disponibilidad de aguas superficiales y subterráneas es otra buena noticia, aunque sean subutilizadas por la irregular distribución de la población en el territorio.
Igual importancia cobra nuestra geografía. Somos caribeños, atlánticos, llaneros, andinos y hasta amazónicos, lo cual nos confiere un potencial extraordinario para el turismo de naturaleza.
Asimismo, tenemos profesionales extraordinarios y una red de universidades y ONG amplia y multidisciplinaria, con muchas ganas de trabajar por el país.
Pese a la crítica situación de Venezuela, aún tenemos razones para celebrar el Día Mundial del Ambiente. No obstante, muchos son los retos por lograr.
Diego Díaz Martín, PhD. / Globovisión
Página Web - 2016/06/04
Fuente: http://globovision.com