Refugios de la ciudad carecen de los servicios básicos y están en condiciones de insalubridad.
A los damnificados que todavía permanecen en galpones en La Yaguara les preocupa que la palabra refugio desapareció de los discursos de las autoridades.
"Ya nadie habla de ellos sino de las viviendas entregadas, es como si no existiesen", dice una mujer que tiene más de tres años en un refugio en la Yaguara, junto a otras 40 familias y pide no ser identificada por temor a represalias.
El padrino político de este recinto es Inmerca, ente que preside Franco Manrique, y que, a decir de las familias damnificadas, no se ha ocupado de las condiciones del refugio ni de la reubicación de las familias.
"Las tuberías se rebosan de aguas negras y cuando llueve se inunda el galpón. Hay zancudos, ratas y muchos perros. Se han presentado casos de niños con escabiosis. Hay problemas de alumbrado y es necesario fumigar", dijo una de las afectadas.
Un hombre que se identificó como José Navarro, que en diciembre cumplirá dos años en el refugio, explicó que necesitan un transporte para llevar a los niños a la escuela.
"Estamos a la deriva. Muchas veces nos vemos obligados a quemar la basura porque no llega el camión recolector y pasamos hasta cinco días sin agua, los baños están en mal estado".
En la Torre El Chorro, avenida Universidad, donde permanecen unas 48 familias, las condiciones también son de insalubridad.
DELIA MENESES / El Universal
Página Web - 2016/05/25
Fuente: http://www.eluniversal.com