- Después de más de tres años de audaz estrategia para producir techos para los afectados por las lluvias y para las familias más vulnerables social y económicamente, y de haber entregado en ese lapso cerca de 700 mil nuevas viviendas, cifra inimaginable en cualquier otra circunstancia, es hora de priorizar la calidad del diseño de los conjuntos residenciales.
- Un buen diseño urbano, además de considerar el clima tropical, la cercanía a centros productivos y empleadores, la adecuada dotación de servicios; de disponer a escala peatonal, o en viaje corto en bici o autobús, de la escuela, el parque, el ambulatorio, el abasto, la farmacia, la biblioteca, entre otros, debe responder también a la organización comunitaria y a las realidades sociales.
- Seguir diseñando con “paralela”, como decía el amigo y maestro Henrique Hernández, calles cada 50 o 60 metros y casas o edificios alineados con ellas, es ignorar la eficiencia económica de los servicios de redes en el trazado urbano, la organización de las comunidades, la necesaria supervisión y control familiar de niños y espacios comunes y el mantenimiento de las urbanizaciones.
- El esquema que ilustra esta reflexión muestra un caso, entre muchos otros, diseñado por un equipo de arquitectos conformado por Henrique Hernández, Alfredo Cilento, Alfredo Roffé, Rebeca Velasco y Alejandro López, en la Asociación para la Investigación en Vivienda (Alemo), en los años 90, en el cual se aprecia, en resumen, a la derecha, las ventajas del diseño que ahorra vialidad y servicios públicos, basado en hogares compartiendo espacios comunes de usos mixtos rodeados por las viviendas, en comparación con el diseño ortodoxo, costoso e ineficiente de una urbanización común en el país, a la izquierda de la imagen.
Alejandro López / Últimas Noticias
Impreso Digital - 2015/07/16