1 Es profusa y clara la relevancia estratégica de la capital de la patria. En lo interno, por ser sede del poder estatal y su rol socio-económico con impacto nacional. En lo externo, por las nóveles políticas petroleras y de integración con sur y centro América, el Caribe y potencias como China y Rusia.
2 También se sabe que Caracas rebasó a la “ciudad de los techos rojos” de Pérez Bonalde. Ni siquiera es el valle actual. Sino una vital región, que exige con apremio decretar su poligonal, con 5.400 km2, cinco millones de habitantes y 17 municipios. O mayor, con 24 municipios, porque se deben incluir, Tovar del estado Aragua y los seis municipios costeros de Miranda.
3 Además, es archiconocido el riesgo de la zona por amenazas sísmicas y lluvias torrenciales. Como por las dificultades de accesibilidad y vialidad, debidas a su geografía. Lo cual le imprime una comprometida vulnerabilidad.
4 Si a ello le agregamos los pasivos sociales pendientes (barrios y pobreza) y los deficitarios servicios y equipamientos urbanos, aún por superar, es simple concluir que la región capital debe reinterpretarse y reenfocarse según las nuevas exigencias políticas y de desarrollo radical y transformador.
5 Hasta ahora, la actual división física e institucional de Caracas y de su área de influencia (que a la vez la afecta), carece de vigencia y de pertinencia. Es ilusoria una estrategia coherente, consistente, continua y eficiente, con la presente dispersión y descoordinación de orientaciones, gestiones y planes.
6 ¿Es posible una articulación básica entre las actuales dos y opuestas visiones sociales, económicas, urbanas y territoriales del país? Parece improbable. El “ADN” ideológico del mestizo elenco lo frena. Hay que “agarrar el sartén por el mango”. Y debe hacerlo el gobierno bolivariano.
7 Tres claves. Reconocer, comprender y asumir la realidad. Segundo, examinar con rigurosidad, audacia, de modo transdisciplinario e integral, la pluralidad y complejidad de factores y actores, que constituyen y forjan los procesos humanos y urbanos de la región. Tres, crear la instancia colectiva, ¿consensuada? y con su responsable, capaz de dirigir y coordinar la reinvención (“…o erramos”) de su organización, economía y territorio.
8 Es azaroso llegar a una situación extrema, que obligue a medidas apresuradas. Saludable es iniciar la transformación de la Gran Caracas, en época de tensión, pero de temple, viabilidad y pericia política y técnica.
ALEJANDRO LÓPEZ / Últimas Noticias
Impreso Digital – 2015/01/08