1 ¿Qué es eso si vivimos en el trópico? Sencillito. Debemos aprovechar y respetar las variadas y extraordinarias condiciones ambientales que tenemos: clima, relieves, bellezas naturales y vegetación. Adaptar los diseños a esas condiciones. Nunca negarlas ni usar criterios de otras latitudes con climas opuestos.
2 Hay que cambiar la forma de urbanizar que tala árboles, rellena cursos de agua, “aplana y terracea” topografías sinuosas, entierra manglares y morichales. En fin, borra el hábitat tropical. Actuamos justo en contra de la elemental racionalidad y del recién Plan de la Patria, en su quinto objetivo. En Venezuela urbanizar es dejar “plano y pelao” todo terreno a construir. ¡Qué barbaridad!
3 Arquitectos y urbanistas deben dejar de diseñar estacionamientos, vías, plazas, bulevares, con pocos o sin árboles. Pareciera que son para climas con nieve y frío. Donde se busca el sol para aliviar sus gélidas temperaturas.
4 Hemos sido influidos profundamente y sin darnos cuenta por valores y conceptos de otras latitudes. Por eso se ignoran las diferencias, ventajas y desventajas, entre las orientaciones norte-sur y las este-oeste de los edificios. Por ello los diseños encerrados con aire acondicionado. Sin ventilación cruzada.
5 No más esperpentos como los “sambiles”. Desvinculados de la calle, de la acera, del caminante. Sin ventanas, grandes espacios con aire artificial a un costo insostenible. Son para llegarles en carro, entrar y estar aislados del sol y de la vida, para comprar y consumir, sin saber qué hora es.
6 No más edificios con fachadas de vidrio hacia el este y el oeste. En los que el aire acondicionado es vital, el consumo energético es exigente e indispensable. ¿Cómo se entienden las grandes alturas de centros empresariales y financieros, con absurdas e inadmisibles dependencias energéticas, por ejemplo, por aire artificial, sofisticados ascensores y sistemas de bombeo de agua?
7 Una política de vivienda debe dirigirse hacia viviendas de baja altura sin dependencia de ascensores. Con adecuada ventilación e iluminación natural (ventilación cruzada y orientación apropiada). Con estímulo a la colectivización de ciertas necesidades (lavado de ropa, alimentación, transporte, cuido de niños).
8 Hay mucho más. Por ahora, resumiendo, el sacudón debe darse en los criterios que estamos aplicando en nuestras ciudades y viviendas, porque todavía, a pesar de los avances, se repiten enfoques de obsoletas realidades sociales y políticas, sin vigencia hoy ni en este proceso de cambios.
ALEJANDRO LÓPEZ / Últimas Noticias
Impreso Digital – 2014/09/11