“Hace tres años nunca me imaginé que viviría en un apartamento en esta zona, pero mi fe en Dios y en mi presidente Chávez era tan grande que nunca dudé de que iba a tener mi casa digna. No sabía cómo ni cuándo, pero estaba segura de que viviría en el centro de Caracas. Solo tenía que tener paciencia, y como ya lo dije, mucha fe”, relata Lucía Moreno, de 30 años de edad.
Al igual que muchas venezolanas y muchos venezolanos, el sueño de Moreno también se cumplió. Junto con su familia, hoy habita en un urbanismo ubicado en la parroquia San José: el Opppe-2.
Después de casi tres años en un refugio, esta humilde venezolana fue dignificada por la Revolución Boliviana y es una feliz vecina de este desarrollo habitacional construido por la Oficina Presidencial de Planes y proyectos Especiales como parte de la Gran Misión Vivienda Venezuela.
En conversación con el Correo del Orinoco, Moreno relató como, no en pocas oportunidades, le comentó a su hermana: “Algún día yo voy a tener una casa aquí”. Y ese día llegó gracias al comandante Chávez y a la Revolución.
El camino desde Las Adjuntas
Transcurría diciembre del año 2010. Ella contaba los días y estos le decían que pronto cumpliría un año en el rancho que compartía con su esposo José, su hermana Daliana, su hermano Robinson y su hija Dathna, recién nacida.
La casa de paredes de barro y techo de cinc estaba constituida por una sola habitación donde, con una envidiable imaginación, se las había arreglado para organizar una cocina y dos camas en tres ambientes divididos por sábanas. “La casa no era mía”, explica. “Era un ranchito que nos prestaron para vivir y estaba ubicado en la parte alta del barrio El Ciprés, en la parroquia Macarao.
Moreno había vivido los últimos años en ese sector “saltando del timbo al tambo”. Cambió de hogar en varias oportunidades; estuvo en casa de su suegra y un largo periodo en la vivienda de una de sus cuñadas.
La necesidad de un hogar obligó a Moreno y a su esposo a tomar la decisión de aceptar vivir en un inmueble que no reunía las condiciones mínimas de seguridad. Las continuas filtraciones del agua proveniente de un cerro ubicado detrás del rancho eran solo una parte de los problemas.
“El agua se metía en la casa por todos lados y eso provocó que las paredes se afectaran y comenzaran a salir grietas enormes. Tuvimos que salir de emergencia. La situación era insoportable y además teníamos que pensar en la salud de nuestra hija”, manifestó.
Confianza en el Gobierno
Justo por esa fecha José había comenzado a estudiar en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), institución que tomó la decisión de iniciar un programa de albergue para damnificados al constatar la situación crítica en la que vivían algunos de sus estudiantes, y luego de un estudio socioeconómico.
“Una imagen que siempre llevo en el corazón es la del Comandante coordinando, él mismo, el traslado de personas víctimas de la vaguada en Antímano. Chávez iba con muchas camionetas y autobuses recogiendo a los damnificados que perdieron sus casas y se los llevaba para el Fuerte Tiuna. Yo iba con mis maletas por un lado y por el otro estaba el Presidente ayudando a los pobres de esta zona. Eso nunca se me olvidará”, contó Moreno.
“Fue la UNES la que nos brindó la ayuda inicial”, explicó. Fueron trasladados desde Las Adjuntas hasta las instalaciones de la universidad en El Helicoide, a mediados de diciembre de 2010.
“La determinación de mudarnos fue algo que ya había analizado junto con mi esposo. Cuando conversábamos, fue el bienestar de nuestra hija y la convicción de que el Gobierno nos auxiliaría lo que nos ayudó a tomar la decisión definitiva. Ahora sé que lo que hicimos fue lo mejor”, expresó.
La UNES habilitó un espacio “bastante grande para las cinco familias beneficiadas con la ayuda”. Con respecto a la primera etapa de su nueva vida, Moreno señaló: “Desde la primera noche se comenzó a ver el cambio. Por fin, después de tanto tiempo, pudimos dormir tranquilos, sin preocuparnos por las filtraciones y sin el temor de que el cerro se derrumbara”.
Indicó que desde que llegaron al refugio el trato fue “muy bueno”. Relató que el espacio estaba dividido en cubículos, uno para cada familia; las autoridades se preocuparon por atender todas sus necesidades. Alimentación, servicio médico y recreación fueron algunas de las atenciones suministradas.
“Durante ese tiempo no trabajaba. Pero dada la necesidad de obtener algunos ingresos para ayudar con la manutención de mi familia, comencé a ofrecer el servicio de secado de cabello entre las vecinas del refugio”, contó Moreno. Agregó que, como las familias recibían la alimentación, la tarea principal era el mantenimiento del espacio que habitaban.
Segunda parada: Cotiza
En las instalaciones de El Helicoide permanecieron tres meses. Las actividades académicas desarrolladas por la universidad reclamaron su espacio y esto obligó a las autoridades de la institución a buscarles un nuevo hogar temporal a las familias albergadas.
“Nos llevaron a las antiguas instalaciones de la Policía Metropolitana en Cotiza, en la parroquia San José donde ya había más de 100 familias. Primero nos ubicaron en galpones, pero al tiempo fuimos trasladados a cubículos con más privacidad. Nuestro padrino fue el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz”, explicó.
En el nuevo refugio las tareas las realizaban grupos de familias. La alimentación era una de ellas. En este sentido Moreno explicó: “La comida la teníamos que hacer nosotros. La rotación de los grupos se anunciaba en una cartelera que incluía los desayunos, los almuerzos, las cena y una merienda”.
Entre las obligaciones asumidas por el padrino político del refugio figuraba la entrega de pañales y medicinas. También coordinaba la visita de médicos de la Misión Barrio Adentro, quienes, entre otras especialidades, realizaban consultas de ginecología, odontología y oftalmología.
“Siempre tuvimos el apoyo del ministro, el ahora gobernador, Tareck El Aissami”, refirió Moreno. Señaló que siempre se preocupó por ofrecerles la mejor estadía posible. “Frecuentemente se entregaban regalos para los niños y otros productos necesarios para nuestra estadía, como por ejemplo sabanas y artículo de higiene personal”, acotó.
Moreno destacó el trato recibido en las instalaciones. Indicó que, no obstante la cantidad de familias, todos fueron tratados con la misma diligencia. En este sentido, explicó: “Todos recibíamos los mismo beneficios, y nos regíamos por las mismas leyes”.
“Nunca perdí la fe”
La joven afirmó que nunca perdió la fe en la palabra del comandante Chávez. “Mi fe era tan grande”, explicó, “que a pesar de
ver salir a muchas familias del refugio yo nunca baje la guardia y seguí esperando, junto a mi familia, nuestro momento”.
Cuando fueron adjudicados al urbanismo, los edificios se encontraban en la primera etapa de su construcción. Sin embargo, eso no fue impedimento para que, desde ese momento, las familias seleccionadas decidieran visitar permanentemente las instalaciones como parte de las funciones de contraloría social enseñada por el líder de la Revolución Bolivariana.
Moreno recordó que a partir de ese momento la espera se le hizo eterna, y contó que en una de sus visitas a la construcción se entristeció mucho al observar que solo llevaban levantados dos pisos. “Lloré mucho. Solo el ver correr a mi hija en la plaza donde estábamos hizo que saliera de ese estado y me volviera a llenar de fuerza. En ese instante me dije: ‘falta poco, confío en que mi casa estará en este lugar y así será”.
Hogares dignos
La Opppe-2 es una edificación de dos torres de 12 pisos cada una. En cada uno de estos niveles hay 16 apartamentos de aproximadamente 56 metros cuadrados distribuidos en dos habitaciones, un baño, una cocina y una sala-comedor. Son 192 hogares habitados por igual número de familias.
El urbanismo cuenta con un amplio estacionamiento y ocho locales socioproductivos donde, gracias a las gestiones iniciadas por vecinas y vecinos, pronto funcionaran una Panadería Venezuela, un Mercal y un establecimiento de Farmapatria.
“Soy inmensamente feliz”
Coincidencialmente la entrega formal del apartamento se realizó el 7 de octubre de 2012, el día de la elección presidencial en la que el pueblo venezolano ratificó al comandante Chávez como su Presidente constitucional, lo que representó para ella otra gran victoria de la Revolución.
“Fue un día lleno de felicidad. Aquí vivimos bien. Esto representa para nosotros el comienzo de una nueva vida, distinta de la que teníamos en el barrio. Aquí tengo una bodeguita y participo como vocera de mi piso en las actividades en beneficio de la comunidad”, señaló.
“El día de la entrega de los apartamentos fui la última en recibir las llaves, y cuando las tuve entre mis manos se lo agradecí al presidente Chávez, y eso es algo que siempre hago y siempre haré. He tenido experiencias con gente de la oposición quienes me preguntan: ‘¿y ustedes están cómodos en un apartamento tan pequeño?’. Y yo solo les respondo: soy inmensamente feliz”, reiteró Moreno.
Solo en revolución
Moreno piensa que los logros alcanzados en materia de adjudicación de viviendas no se hubiesen registrado en un sistema de gobierno distinto del implementado por el líder de la Revolución Bolivariana. En este sentido, asegura que durante los gobiernos de la Cuarta República “fueron pocas la soluciones ofrecidas al pueblo para solventar las necesidades” de hogares dignos.
Cuestiona los señalamientos que algunas personas hacen a la GMVV, y al respecto, afirma que no se imaginan la penurias por las que tienen que pasar muchas de las personas que viven en los cerros de Caracas.
“Ellos no saben lo difícil que es vivir montados allá arriba. No se imaginan lo difícil que es bajar un montón de escalones con una inmensa barriga de embarazada. Esta Misión es una esperanza para los que soñamos con una Venezuela mejor. Es un sueño que poco a poco se les está haciendo realidad a los que antes no tenían nada”, aseguró.
Igualmente, manifestó que otro de los principales cambios ocurridos durante el proceso iniciado por el presidente Chávez es la nueva visión que los venezolanos tienen de la política. Al respecto, expresó: “Antes tú me preguntabas qué era una comisión presidencial, cuáles con las funciones de un viceministro o sobre el presupuesto nacional y seguro que no iba a saber que responderte; ahora eso cambió. Gracias a la preocupación que mostró Chávez por instruir al pueblo en todo lo relacionado con la política y la economía del país, los venezolanos estamos mejor preparados con respecto a esos temas”.
Y agregó: “Yo abrí los ojos a la verdadera Venezuela gracias a las cadenas de televisión hechas por Chávez. El Presidente repetía y repetía siempre lo mismo para que el venezolano entendiera y supiera donde estaba parado y cuales eran sus derechos y deberes”.
Texto/Romer Viera
Fotos/Loel Henríquez
Romer Viera / Correo del Orinoco
Página Web - 2014/01/12