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Homestead tarda en recuperarse de la crisis inmobiliaria (ESTADOS UNIDOS)

Cuando el mercado inmobiliario se vino abajo durante la crisis, Caribe Homes Corp., una de las firmas urbanistas más prominentes de Homestead, cerró sus puertas y liquidó comunidades que tenía a medio construir y terrenos vacantes para así poder pagar lo que debía.

 

En marzo de este año, una Caribe renovada y bajo el mando de Fernando I. Martínez inició ventas de preconstrucción en Leeward Isles II, un barrio residencial de casas unifamiliares donde la compañía volvió a tener el control de 60 lotes que habían quedado abandonados y llenos de maleza.

 

Después de años sin ningún tipo de actividad, los viejos campos de fresa, ya con servicios públicos, están listos para que se levanten en ellos nuevas viviendas en los próximos meses, señaló Martínez.

 

“Estoy tratando de crear viviendas asequibles, teniendo en cuenta la falta de inventario [para la venta] que existe y que los precios de las casas cerca de Miami han subido”, dijo Martínez, ex presidente de la Asociación de Agentes de Bienes Raíces de Miami y uno de los principales ejecutivos de la empresa FM Realty Corp. brokerage and Caribe.

 

Los precios en Leeward Isles II de las viviendas con cuatro dormitorios, dos baños de 1,830 pies cuadrados comienzan en $179,900. Es cerca del 33% menos que lo que costaba una casa similar de Caribe cuando la industria vivía su mejor momento.

 

“Los que quieren una casa asequible vendrán a Homestead”, dijo Martínez, cuya estrategia sigue el ejemplo de otros gigantes del sector como la firma de Miami Lennar Corp. y la firma de Fort Worth D.R. Horton, las cuales están construyendo sin parar en Homestead.

 

La gran crisis económica

 

Todo daba a entender que la historia de Homestead estaba destinada a encontrar un problema tras otro. Devastada por el Huracán Andrew en agosto de 1992, la comunidad rural pasó largos años tratando de recuperarse.

 

Quince años más tarde, un especulativo frenesí de construcción en terrenos baratos en lugares remotos del Condado Miami-Dade terminó siendo un rotundo fracaso.

 

En huertas y campos soleados donde antes se cosechaban fresas, tomates y quimbombó, una gran cantidad de proyectos de viviendas se quedaron sin terminar.

 

Los dueños de casas resultaron muy afectados y se alejaron de los contratos o entregaron sus viviendas a medida que los valores de las propiedades caían en picada. Las casas deshabitadas estaban por todas partes.

 

En la playa y en los barrios prósperos de Miami-Dade la crisis tuvo un impacto brutal, pero los tiempos difíciles no duraron todo lo que se temía, sin embargo, en otras áreas del condado como Homestead, la huella que quedó fue mucho más profunda.

 

Si bien muchas zonas de Miami-Dade como South Beach, Brickell Avenue y Coral Gables mostraban algunos indicios de recuperación, en Homestead los precios de las casas se desplomaban cada vez más.

 

En medio de un sinfín de ejecuciones hipotecarias y de propiedades abandonadas, Homestead ofrecía poco, en tanto lugares mejores en Miami podían comprarse a buenos precios.

 

“Las áreas de categoría A regresaron con más fuerza y con más rapidez que las áreas B”, dijo Jaret Turkell, gerente de HFF en Miami que ha administrado ventas masivas de casas en Homestead. “Sin duda alguna, Homestead es un área B”.

 

Pocos sitios del país sufrieron más el desplome del sector inmobiliario que Homestead.

 

Entre el 2003 y el 2007, el precio medio de una casa unifamiliar en la Zona Postal 33033 en Homestead era más del doble y costaba $255,000. Sin embargo, para el 2011, el precio medio había disminuido un 73% y el precio de las viviendas era de $68,000, según análisis de data del condado y estatal hechos por el Miami Herald y el Centro de Informes Investigativos de la Florida. En el 2013, el precio medio de una casa unifamiliar llegó a los $152,000, impulsado por las ventas de casas recién construidas en el área pero todavía lejos de lo que valía en el momento del auge.

 

En el 2010, el precio medio de un townhouse en la Zona Postal 33033 cayó un 76% y llegó a costar apenas $47,000. No obstante, en el 2013, había aumentado a $90,000, aunque todavía menos de la mitad de lo que antes costaba.

 

Cuando la crisis inmobiliaria empeoró, nuevas viviendas en proyectos como Waterstone terminaron en manos de inversionistas que las alquilaron, a menudo bajo el programa del gobierno federal concebido para inquilinos de bajos recursos.

 

En momentos en que muchos propietarios perdieron sus casas en ejecuciones hipotecarias y tuvieron serias dificultades con su crédito dañado, la demanda para el alquiler de casas alcanzó niveles estratosféricos.

 

“La Sección 8 es una estrategia que se utilizó durante la crisis y fue bastante viable”, señaló George Cadman III, presidente de ERA South Dade Realty Inc., una firma familiar de corretaje que está en el condado desde hace 60 años. Incluso en la actualidad, GoSection8.com tiene docenas de townhouses y casas para alquilar en la Zona Postal 33033, muchas de ellas residencias muy nuevas.

 

De cualquier modo, parecía que la ciudad nunca saldría de sus problemas. Tras el paso de Andrew, la Base Aérea de Homestead, que quedó muy maltrecha por el huracán, fue bajada de categoría y se convirtió en una instalación aérea de la Reserva. En 1993, el equipo de béisbol profesional los Indios de Cleveland, con el argumento de que luego del huracán la ciudad no tenía las instalaciones adecuadas, descartó los planes de utilizar su nuevo estadio de béisbol para los entrenamientos de primavera.

 

Y aun más cerca, el año pasado, Homestead se convirtió en noticia cuando el alcalde del municipio, Steve Bateman, fue encausado y suspendido de su cargo acusado de corrupción. En la actualidad, Bateman está en espera de juicio.

 

Sin embargo, lentamente el mercado inmobiliario está dando muestras de recuperación, a medida que los precios en comunidades más cercanas como Kendall obligan a los compradores de casas a pensar la opción de un largo viaje por la adquisición de una casa a un costo menor.

 

“Este lugar está muchísimo mejor de lo que estaba hace solo un año y medio”, dijo el veterano Cadman mientras conducía su convertible a lo largo de un tramo de Homestead, con sembrados a la izquierda y townhouses a la derecha. “Me siento optimista con todo lo que está ocurriendo. Hubo una época en que llamaban a Homestead ‘Deadstead’. Simplemente no pasaba nada”.

 

Compras y más compras

 

Los inversionistas llegan en masa a Homestead tanto de sitios alejados como de otros más cerca para comprar muchas de las casas que quedaron sin terminar por culpa de la crisis. Algunos compran nuevas viviendas, otros prefieren adquirir terrenos y otros portafolios de casas unifamiliares y townhouses en subastas hipotecarias y ventas de corto plazo.

 

En marzo, Turkell de HFF negoció la compra de un fondo de acciones privado de Palm Breeze en Keys Gate, un antiguo proyecto de Shoma Homes localizado en el 1140 SE 24 Road, en la Zona Postal 33035 de Homestead, donde hay 375 townhouses y 370 lotes ya terminados. El precio de venta fue de $40 millones.

 

Colony American Homes, una gran firma fiduciaria de inversiones de bienes raíces, con sede en Scottsdale, Arizona, que compra y alquila casas, tiene propiedades para alquilar en varias zonas postales de Homestead, entre ellas la 33032 y la 33033.

 

En otro orden de ideas, Leonard Abess Jr., un acaudalado banquero de Miami, ya retirado, ha comprado terrenos de granjas alrededor de Homestead y ha decidido mantenerlos para fines agrícolas. Sin embargo, no hay muchas personas que parezcan enfocarse en la preservación.

 

La compañía miamense 13th Floor Investments, una firma inversionista de bienes raíces, llegó a Homestead en el 2008 y compró terrenos baldíos, comunidades destrozadas y gran número de casas unifamiliares y townhouses. En estos momentos, ya empiezan a recogerse los frutos.

 

A pesar de sus dificultades, Homestead fue la primera área del sureste de la Florida donde D.R. Horton continuó construyendo después del desplome. La compañía tiene allí cuatro proyectos de viviendas en construcción.

 

“La necesidad de nuevas viviendas en el área de Miami-Dade junto con la asequibilidad que este mercado ofrece hoy día es una estupenda combinación para nosotros”, dijo en una declaración D.R. Horton.

 

Lennar, que nunca dejó de construir por completo en Homestead durante la crisis, sigue el ritmo de construcción en las cuatro comunidades activas que tiene allí. Una de las principales razones es que el condado tiene pocos terrenos disponibles y Homestead es uno de los pocos lugares donde aún hay espacios para edificar.

 

“Creemos firmemente en Homestead debido a la gran escasez de terrenos que hay”, dijo Carlos González, presidente de la división de Lennar para el sureste de la Florida. “Incluso en los peores momentos del 2009, sabíamos que a la larga Homestead se iría a recuperar”.

 

 

 

 


MARTHA BRANNIGAN / El Nuevo Herald

Página Web - 2014/05/11

Fuente: http://www.elnuevoherald.com