El optimismo por el buen estado de la economía estadounidense no consigue resolver la crisis de la vivienda.
El informe anual del estado de la vivienda en Estados Unidos, emitido la semana pasada por el Joint Center for Housing Studies de la Universidad de Harvard, confirma con cifras una preocupación que se refleja tanto en las redes sociales como en los titulares: los estadounidenses pagan mucho por la vivenda.
En concreto, 11 millones de núcleos familiares en Estados Unidos dedican la mitad de sus ingresos a pagar por un techo, según el informe The State of the Nation's Housing 2018. Esta situación se agrava especialmente entre los jóvenes y familias de ingresos bajos, cuyos salarios no pueden seguirle el paso al costo de la vivienda, que sigue aumentando.
En medio de este panorama, hay una buena noticia para las familias hispanas, porque el índice de propietarios de casas entre este grupo aumentó un 5.7 por ciento.
"Esta es una cifra significativa para los hispanos, porque durante la crisis de la vivienda sufrimos pérdidas considerables, y el 66 por ciento de nuestra riqueza está concentrada en la propiedad de la vivienda", dijo Aracely Panameño, directora de asuntos latinos para el Center for Responsible Lending, una organizacion de investigación y análisis de políticas públicas en el ámbito de la vivienda y los préstamos hipotecarios.
El informe señala que los afroamericanos, que también enfrentaron muchos embargos hipotecarios durante la crisis y que concentran el 52 por ciento de su riqueza en la propiedad de la vivienda, no han visto una recuperación en este campo. En el 2017, 40.4 por ciento de las familias afroamericanas eran propietarias, mientras que entre las familias blancas la cifra es del 72.3 por ciento, por lo que existe una brecha del 29 por ciento.
Panameño indicó que la comunidad hispana continúa formando familias, y eso mantiene la demanda de la vivienda para alquilar o comprar.
"Somos optimistas en términos de nuestro futuro económico y financiero y esperamos que habrá progreso en nuestras vidas. Además tenemos una cultura que valora la propiedad de la vivienda y el patrimonio familiar", comenta la analista, quien a la vez destaca que a la hora de comprar y pagar la hipoteca, las familias hispanas se unen y comparten la carga financiera, que no recae solo en la pareja, sino en varios miembros del núcleo familiar que residen en la misma casa.
Los inmigrantes compran más casas
El mayor incremento en la cifra de propietarios hispanos se produjo entre los inmigrantes, dijo Panameño. Esto se puede determinar porque los estudios hacen una distinción entre los estadounidenses de origen hispano, los hispanos con ciudadanía por naturalización y los que tienen estatus de residente, dijo.
Si bien los hispanos están deseosos de ser propietarios y trabajan duro para conseguir el sueño americano, se enfrentan a barreras financieras como consecuencia de la desconfianza de los bancos, que se guían por criterios más estrictos para conceder los préstamos.
Panameño explicó que los bancos aplican lo que se conoce en inglés como "credit overlay", o requisitos adicionales para la elegilibidad de crédito, que provoca que se les niegue una hipoteca a personas que cumplen con los requisitos del programa para primeros compradores de la Administración Federal de la Vivienda (FHA).
"Si el FHA dice que el préstamo está disponible para una persona con un puntaje de crédito de 620, pero el banco que gestiona el préstamo pone un requisito de 700, la persona resulta afectada", ejemplificó sobre cómo funcionan los requisitos adicionales.
Para estas prácticas, los bancos se escudan en el riesgo financiero que pueden correr, dijo.
"Eso no se puede decir que es discriminación, pero tiene un impacto discriminatorio porque afecta a las comunidades afroamericanas y latinas, que quizás tengan la capacidad para el pago mensual, pero no pueden reunir un monto inicial del 20 por ciento [del precio de compra de la casa]", afirmó Panameño.
Otra barrera financiera que afecta a muchas familias hispanas que compran por primera vez es el aumento en el seguro de los préstamos FHA, que a su vez sube el pago mensual de la hipoteca, dijo.
Este seguro antes se eliminaba automáticamente cuando la plusvalía de la casa llegaba al 20 por ciento. En la actualidad, se mantiene los 30 años que dura la amortización de la hipoteca.
"Todavía estamos pagando las consecuencias de la crisis hipotecaria [del 2008], pero en términos de políticas públicas el sistema no está funcionado a nuestro favor", concluyó.
Sarah Moreno / El Nuevo Herald
Página Web - 2018/06/26
Fuente: https://www.elnuevoherald.com/