La brecha existente entre las condiciones laborales de la juventud y el precio de los inmuebles retrasa año a año la edad de emancipación en España, y eleva a los 40 años la edad media a la que se accede a un inmueble en propiedad
El desempleo juvenil, la temporalidad y los bajos salarios, y, en menor medida, la mayor movilidad y ausencia de cargas que proporciona el alquiler, sitúan la edad de acceso a la primera vivienda en propiedad en España en torno a los 40 años, y la tasa de jóvenes que viven con sus padres entre una de las más altas de Europa.
Adquirir una vivienda en propiedad es una difícil tarea para la juventud en España. Según el informe realizado por la consultora Colliers International Spain, una pareja joven con dos salarios mínimos interprofesionales (950 euros al mes en 14 pagas) necesita ahorrar de media en España seis años para afrontar el desembolso inicial que supone la compra de una vivienda. Un tiempo medio que se eleva hasta los 15,6 años en Madrid, los 17,3 en Barcelona y los 19,2 en Donostia-San Sebastián.
La realidad avala estas proyecciones. El perfil de la persona que adquiere su primera vivienda en propiedad en España es el de una mujer de 40 años, con hijos y nivel económico medio.
La otra lectura de esta situación es que cada vez son menos las personas jóvenes que poseen una vivienda en España: si en 2011 eran el 69% de los menores de 35 años, en 2017 el porcentaje descendía al 41%, según los datos de la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España.
Dificultades laborales
El trasfondo principal de esta edad tardía para la compra de una primera vivienda está en las dificultades laborales con las que se enfrenta la juventud, empezando por el paro. El 40,45% de los jóvenes de entre 16 y 24 años se encuentra en situación de desempleo, y el 42% del total de población desempleada en España tiene entre 16 y 34 años, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de 2020.
El paro no es el único impedimento con que se encuentran los jóvenes para poder acceder a una vivienda. A él se unen los problemas de la temporalidad y los bajos salarios. En 2018, el 26,8% de la población española tenía un contrato temporal; en el caso de los empleados entre 20 y 29 años, el porcentaje aumentaba hasta el 54,8%, según un informe del Observatorio Social de La Caixa.
La otra cuestión característica de la precariedad laboral de la juventud en España son los bajos sueldos. El salario medio de los jóvenes en nuestro país es de 973 euros al mes, lo que hace muy difícil, incluso en pareja, adquirir una vivienda.
En este escenario de desempleo, temporalidad y bajos sueldos, el acceso a financiación es especialmente complicado, tanto por la inestabilidad laboral como por la tasa de esfuerzo necesaria para comprar una vivienda, dos factores que las entidades bancarias tienen muy en cuenta a la hora de aprobar un préstamo hipotecario.
Retraso de la jubilación
Ante estas dificultades, la mayoría de los jóvenes que acceden a una vivienda en propiedad lo hacen, según constatan los profesionales del sector, con la ayuda económica o el aval de sus progenitores. Las otras alternativas son optar por una vivienda en alquiler o bien retrasar la emancipación.
Esto último es lo que viene sucediendo desde que la recesión de 2008 y el empeoramiento de las condiciones laborales que frustró los intentos de la población más joven por independizarse.
Aunque tradicionalmente España ha sido uno de los países europeos con un mayor porcentaje de jóvenes conviviendo con sus padres, en la última década la tasa de personas de entre 18 y 34 años que viven con sus progenitores no ha dejado de crecer: del 51,5% de 2010 hasta el 64,5% de 2019, según los datos de Eurostat. Uno de los porcentajes más altos de Europa, solo por detrás de las de Montenegro, Macedonia, Eslovaquia, Serbia, Croacia, Italia y Grecia.
Más movilidad
Si bien las condiciones laborales y esta brecha entre los salarios de la juventud y el precio de la vivienda son el principal factor en el retraso en la edad de compra de la primera vivienda, otra parte de los jóvenes, y no tan jóvenes, eligen la opción del alquiler frente a la de un inmueble en propiedad.
Según un estudio de CaixaBank Research, el 13% de las personas que viven de alquiler sí disponen de ahorros suficientes para afrontar la compra de una vivienda. En algunos casos, la mayor movilidad geográfica que permite el arrendamiento, la ausencia de cargas y la mayor facilidad para adaptarse a un cambio de la situación económica familiar, unida al mayor interés por el alquiler experimentado desde la crisis de la burbuja hipotecaria, alientan esta alternativa.
PISOS.COM / ABC.ES
Página Web - 2021/01/20
Fuente: https://www.abc.es/