Los barrios tradicionales, como Ciudad Jardín, pasan a un segundo plano como consecuencia de la bajada de los precios, que llega al 30 por ciento
Con septiembre a la vuelta de la esquina y el nuevo curso académico intuyéndose ya, empieza la primera gran aventura de los estudiantes: la búsqueda de piso. Cada vez son más los jóvenes que escogen la opción del arrendamiento para vivir durante nueves meses, desechando la posibilidad de la residencia universitaria. Sin embargo, lo que se puede intuir en principio como una rutina anual por esta época cambia: el comportamiento y las exigencias de los jóvenes ya no son los mismos que en años anteriores. En esta historia son tres los papeles que participan activamente. Por un lado, los jóvenes inquilinos que buscan desesperadamente un techo en el que refugiarse a partir del próximo mes; por otro, los propietarios de los pisos, que no siempre se muestran partidarios de firmar contratos con estudiantes. Por último, aparecen las inmobiliarias, que se ofrecen como intermediarias entre las dos partes contratantes, aunque a menudo no sean bien vistas.
Un cambio de modelo
Pero el contexto de los años ha cambiado ya el argumento de esta historia. Sin ir más lejos, el barrio por excelencia de los estudiantes ya no lo es tanto. Aunque sigue conservando gran concentración de estudiantes, la zona de Ciudad Jardín ha sido relegada a un importante segundo lugar, como el barrio de Levante. Cobran fuerza otros enclaves, como Santa Rosa o los alrededores de la estación del AVE. Algunos de los motivos son las condiciones de los inmuebles, «que se caen por dentro», y la bajada general del precio del alquiler, que permite a muchos jóvenes que puedan optar a otros barrios antes impensables. «Es verdad que los pisos de Ciudad Jardín o del Zoco son los que mejor suelen estar de precio pero no de prestaciones», explica Manuela Rodríguez. Esta sevillana estudiante de Veterinaria, lleva en Córdoba viviendo desde hace tres años. Y ya se ha mudado dos veces. «Empecé en la calle Previsión pero porque el primer año lo hice todo deprisa y sin comparar», asegura. «Cuando llegó junio —continúa— me fui para Sevilla y estuve todo el verano buscando un buen sitio, con buen precio y que no se cayera por dentro». Ahora, después de dos cursos, la futura veterinaria consiguió un apartamento cerca de la estación de Renfe, otra de las zonas que están en alza en cuanto al alquiler de piso. En este sentido, son las zonas de Renfe y Santa Rosa las que comienzan a ser más demandadas entre este sector de la sociedad, según fuentes consultadas por este periódico.
Asimismo, la zona de Levante es otra de las clásicas incluidas en esta búsqueda. Rafael Montero es un egabrense de 25 años explica que es el barrio de Levante donde más compañeros suyos han decidido vivir mientras su etapa en Córdoba. «Vivo en Fátima, porque los precios son muy bajos y ya está muy bien comunicado», asegura este joven. Como este caso, en esta zona de la ciudad encontramos mucho más ya que es el barrio de Levante donde más pisos de estudiantes hay, según las propias inmobiliarias.
Otro de los cambios más notorios que se aprecian es la evolución del precio. Como en otros en campos, en este sector la crisis también se ha notado. No obstante, en este caso sí hay un perfil beneficiado y es el estudiante. Al igual que el precio de la vivienda, el del alquiler también ha bajado. «Es verdad que yo cuando vivía en Ciudad Jardín no pagaba mucho, pero en relación calidad-precio, ahora estoy pagando bastante menos, en torno a doscientos euros, gastos aparte», explica Rodríguez.
En este sentido, son los propietarios los que han observado cómo sus ingresos por arrendamiento han ido decreciendo. Así lo explica Gabriel Saiz, dueño de un piso en la zona de Renfe y que alquila habitaciones a estudiantes. «Hoy por hoy, me están pagando cada uno de los tres que viven 170 euros al mes», asegura. «Sin embargo, —apunta Saiz—, el precio lo he tenido que bajar casi un 30% del total de hace cuatro años».
No obstante, en este asunto las inmobiliarias tienen mucho qué decir. Ellas han visto cómo con el declive del precio de la vivienda, su actividad ha ido mermando. En el caso del alquiler también han salido perjudicadas. La opción de mediar con este tipo de empresa no es la más solicitada por los jóvenes «a pesar de ser lo más cómodo» tal y como dice la joven sevillana. «Ir a una inmobiliaria nos sale más caro», comenta.
El hecho de tener que pagar una mensualidad a la inmobiliaria más la fianza (que suele ser dos meses por adelantado al propietario), frena a muchos posibles inquilinos. Sin embargo, a pesar de la hostilidad que se puede levantar contra las inmobiliarias, tienen un punto a favor: garantía. Valeriano Rubio, gerente de la franquicia Solo Alquileres, explica que sigue habiendo jóvenes que prefieren siguen confiando agencia. «Nosotros hacemos el trabajo sucio, por un lado los chicos nos dicen que están buscando y se lo conseguimos y en el caso de los propietarios lo mismo, puesto que somos los que tramitamos todo sin que ellos se molesten”, asegura Rubio. Además, otros de los aspectos positivos de este optar por este método, es el hecho de que ante cualquier problema con el casero, la inmobiliaria responde.
Fraudes en anuncios
Asimismo, en esta época del año los fraudes en los anuncios de pisos para estudiantes se multiplican, ofreciendo calidades imposibles o llegando incluso a mostrar viviendas en las que ya vive gente. Ante esta repetida situación, la Policía advierte que se debe desconfiar de todos aquellos anuncios de viviendas que nos ofrecen condiciones de alquiler «excesivamente» ventajosas con respecto al resto de anuncios. La búsqueda de piso con prisas y sin razón puede acarrear más de un dolor de cabeza. Y algún saqueo en el bolsillo.
MARTA VILLASECA / ABC
Página Web – 2014/08/18
Fuente: http://sevilla.abc.es