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Habitantes de La Salle se solidarizan con damnificados por incendio (COLOMBIA)

Con sus caras, manos y ropas ennegrecidas por las cenizas de los restos de sus viviendas y enseres de hogar, 16 familias del barrio La Salle trataban de rescatar la chatarra que les quedó, luego del incendio del pasado sábado que, al parecer, se originó porque un niño inquieto quemó una colchoneta.

John Jairo Misas, vendedor ambulante en el centro de Medellín, trataba de rescatar en una casa vecina que resistió el incendio, pero que también tienen que evacuar porque el calor averió la plancha, el motor de la nevera y el cobre de sus electrodomésticos que pudo sacar de los restos de la que fue su vivienda, en la que residía con sus dos hijos, su esposa y la madre.

“Quedamos a merced de la caridad pública, con la ropa que llevamos puesta”, dijo Misas, mientras raspaba con un cuchillo el hollín que tenía el recubrimiento del motor de la que fue su nevera.

En otro sitio de la calle 40 con 93, en la tarde de ayer, sentada en una acera, Luz Amparo Salazar, sin dejar de llorar, miraba los restos de la que fue su casa durante 47 años, en la que vivía con un hijo, su nuera y tres nietos. Las lágrimas le hacían frotar la cara para limpiarlas y su rostro se tornó negro.

Solidaridad


A pocas cuadras, en un salón comunal, se congregaba el resto de damnificados, en su mayoría mujeres que obtienen su sustento de la venta de tintos y confites en el centro de la ciudad.

Allí líderes del vecino barrio San Pablo, como Iván Bedoya, con un parlante a alto volumen llamaba a la solidaridad del vecindario.

De esa forma fue llegando ropa usada, zapatos, utensilios de hogar, cobijas, pañales y otros artículos necesarios para la manutención de etas 16 familias.

Damaris Velásquez y su esposo, un trabajador de la construcción, no dejaba de lamentarse, porque quedaron sin ropa, sin enseres de hogar y sin la quincena del jefe de hogar, la misma que desapareció en medio de la candela.

Por su parte Nohemí Ospina se lamentaba porque perdió sus 4 pollos y un gato. Su vecina, la recicladora Cruz Elena Ciro, también lloraba por la muerte de sus mascotas, cinco gatos, únicos acompañantes que tenía.


¿Qué sigue?
Piden ayuda para una vivienda


Aunque desde la noche del sábado empezaron a llegar mercados, colchonetas, utensilios de hogar y de aseo, enviados por el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Medellín, las familias le solicitaron a la Alcaldía una solución para su problema de vivienda, porque muchas pagaban arriendos que superaban los 150 mil pesos y otras vivían en ranchos. Las personas que tenían casas de material pidieron que les ayuden a levantar sus viviendas en el mismo lugar porque en ese entorno tienen sus familias hace más de 40 años.




Rodrigo Martínez Arango / El Colombiano
Página Web - 2016/06/06
Fuente: http://www.elcolombiano.com