En albergues están habitantes de Puerto Valdivia, Cáceres y Tarazá. Hay 27.000 niños sin clases.
La contingencia vivida por Hidroituango hace ya 33 días no solo mantiene en vilo este proyecto energético, sino también en ascuas tres comunidades ribereñas ubicadas aguas abajo, que además de haber tenido que dejar sus casas deben conformarse con los niños sin ir a clases y sus padres sin trabajar.
Ante la latente amenaza de que baje por el río Cauca una creciente, por los deslizamientos que podrían ocurrir por los últimos movimientos detectados en la montaña donde está el proyecto, la alerta de evacuación que afectaba a Puerto Valdivia se extendió el martes a Tarazá y Cáceres, por lo que han evacuado a 15.037 personas que se encuentran en albergues.
El más afectado es el corregimiento de Puerto Valdivia, pues sus pobladores ya completan dos semanas en albergues y autoalbergues en Valdivia, la cabecera municipal. Para las 4.290 personas que están alojadas en el coliseo, los colegios y otros espacios del municipio, la vida se complicó, aunque EPM trabaja en articulación con otras instituciones para darles las mejores condiciones en alimentación, habitación, salubridad y recreación.
Sin embargo, como lo expresan varios habitantes, es difícil dejar el hogar para convivir en lugares reducidos con otra gran cantidad de familias, con las que no solo deben compartir el sueño, sino además baños, lavaderos y enseres.
El otro problema es que han tenido que dejar sus rutinas de trabajo, pues muchos se vieron forzados a abandonar sus negocios o actividades productivas, como la pesca, al salir del corregimiento.
Este es el caso de Jorge Iván Peña, quien cerró su tienda naturista y quedó sin un medio de sustento, lo que lo ha llevado a retornar al corregimiento, incluso con la alerta roja que se mantiene y la orden de evacuación.
Sin embargo, este miércoles durante el día, las autoridades hicieron varios recorridos para sacar a las personas que se habían devuelto hacia el lugar, el mismo que el pasado 12 de mayo sufrió las consecuencias de una creciente del río Cauca por el destaponamiento de un túnel de desviación, lo que dejó casas inundadas, otras con daños significativos y obras de infraestructura destruidas.
La desescolarización es otra de las problemáticas que viven los niños y adolescentes de las zonas afectadas. No pueden asistir a clases los de Puerto Valdivia porque están evacuados ni los de la cabecera municipal porque sus colegios hacen las veces de albergues.
Sin clases
Sin embargo, en Cáceres, Nechí y Tarazá también persiste la inasistencia a clases, avalada por una resolución de la secretaría de Educación de Antioquia que se renovó hasta el viernes.
En total, estos municipios suman 27.940 menores de edad desescolarizados.
Ante esta situación, expresó Néstor Restrepo, secretario de Educación, se decidió crear un grupo con representantes de todas las instituciones para desarrollar actividades de recreación y deportes, al igual que para reforzar las asignaturas con los estudiantes, de modo que se aproveche al máximo el tiempo libre.
En algunos albergues, profesores que también están evacuados empezaron a dictarles clases a los niños con contenidos de matemáticas y comprensión lectora, principalmente.
Según María Isabel Rojas, quien tiene cuatro hijos, de los cuales dos son menores de edad, la iniciativa es muy buena porque el estudio es fundamental y los niños no se van a ver tan perjudicados con la pérdida de clases.
La mujer también contó que aunque los niños aún no tienen la capacidad de dimensionar la magnitud de la situación, sí sufren impactos fuertes con el hecho de dejar sus hogares y dormir en un mismo lugar hasta con 50 personas.
“Acá vienen sicólogos y un pediatra porque se nos están enfermando los niños de diarrea e infecciones urinarias. Por eso me gustaría que cuando nos vayamos de aquí nos acompañaran sicólogos con nuestros hijos”, manifestó.
Ante este panorama, una de las estrategias que desarrolla EPM es ofrecerles a las familias, de cinco o más integrantes, apoyos económicos de hasta 1’200.000 pesos mensuales (por dos meses inicialmente) para que encuentren una solución de vivienda temporal en casas de familiares o en municipios cercanos que no estén en riesgo.
A la fecha, unas 150 familias han aceptado el subsidio, y los destinos principales que eligen para reubicarse temporalmente son Yarumal, municipio a casi dos horas de Valdivia, y Medellín, a cuatro cinco horas.
Sin embargo, aún no se cuenta en los municipios de Tarazá y Cáceres con los apoyos económicos que están ofreciendo en Valdivia.
Problemas viales
El otro factor que ha alterado la vida de los pobladores son los cierres de las vías por causa de las alerta.
El martes, tras conocerse de nuevo la alerta máxima el martes, se ordenó el cierre total de la vía a la costa Atlántica.
La Policía de Carreteras de Antioquia informó que esta debe permanecer despejada en caso de que se requiera hacer una evacuación.
La situación afecta también a los habitantes de Ituango, un municipio cuyo casco urbano no queda en la ribera del Cauca ni ha sido evacuado, pero sufre ya que su acceso terrestre depende de los túneles que llevan a la obra.
El paso por esta vía está cerrado para el transporte particular y solo pueden pasar las caravanas con comida para el pueblo desde el sábado pasado, cuando se presentó un derrumbe en el túnel vehicular.
Para los habitantes se habilitaron lanchas y botes desde el sábado para que puedan movilizarse a través del embalse.
Mientras los trabajadores cumplen labores para solucionar las contingencias, el deseo de las personas evacuadas sigue siendo regresar a sus hogares y tener de nuevo tranquilidad.
Maya aseguró que aún es imposible saber, en el caso de Puerto Valdivia, si los habitantes podrán volver o si el corregimiento debe ser reubicado en su totalidad. Solo se tendrá certeza de esto cuando haya de nuevo un control total del proyecto y se garantice que no habrá lugar a tragedias que lamentar.
Luis Pérez pide la verdad a EPM
El gobernador de Antioquia, Luis Pérez, volvió anoche a cuestionar a EPM y dijo que hay “falta de información veraz sobre el riesgo real que representan los movimientos de montaña, un eventual destaponamiento de un túnel y el futuro de la casa de máquinas”.
El señalamiento lo hizo al anunciar que contrató a la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, sede Medellín, para conformar un grupo de expertos a fin de hacer un diagnóstico de la situación.
“La ciudadanía no puede tener informaciones recortadas, y menos si está en juego su vida. Tenemos que luchar para salvar el proyecto, y para ello se necesita la verdad plena”, insistió.
Inundación en casa de máquinas afectaría estabilidad de la montaña
Pese a la orden de evacuación que recibieron los 1.500 trabajadores de la obra Hidroituango tras los movimientos en la montaña registrados el martes en la noche, ayer ya se encontraban de nuevo en la zona realizando sus labores.
En el lugar se mantienen activos sistemas de monitoreo. El agrietamiento en la montaña está ubicado sobre la cota 650, más arriba incluso del lugar donde el sábado pasado se presentó un derrumbe.
John Maya, vicepresidente de negocios de EPM, sostuvo que aún no pueden determinar el área de la nueva grieta ni la cantidad de material que podría desprenderse, pero añadió que es posible que sea muy similar al del sábado, que no fue de mayores proporciones. Asimismo, dijo que en el túnel vehicular, por causa del deslizamiento, se detectaron algunas fisuras.
Al respecto, Oswaldo Ordóñez, profesor de la facultad de minas de la Universidad Nacional, sede Medellín, indicó que las grietas en el concreto del interior de los túneles no son un buen síntoma. “No es nada bueno para la integridad de los túneles, casa de máquinas y el estribo derecho de la presa. Esperemos que no llegue a darse el panorama de colapso”, dijo el ingeniero.
Maya explicó que el nivel del embalse está creciendo 80 centímetros por hora debido a que por casa de máquinas está entrando un caudal de 2.200 metros cúbicos por segundo. Luego, por los túneles de descarga salen 1.200 metros cúbicos por segundo.
Estos niveles son variables por aspectos como las lluvias, las cuales se espera que finalicen el 10 de junio, lo que da más garantías de disminuir los riesgos.
El vicepresidente reiteró que pese a que sabían que inundar la casa de máquinas tendría repercusiones en la estabilidad del proyecto, “fue una decisión difícil y no deseada, pero que tomaron para preservar vidas”; de no haberlo hecho, el agua hubiese superado la presa y habría ocurrido una tragedia.
El experto de la Universidad Nacional manifestó que la situación es ocasionada por el agua que está contenida en casa de máquinas, lo cual genera presión en el macizo rocoso y puede causar inestabilidad en este.
“La montaña como un todo no va a colapsar, es muy difícil que pase porque es mucha masa, pero las grietas van a permitir que por ellas empiece a circular agua, y eso daría la pérdida de control total”, explicó Ordóñez.
Queda claro que las circunstancias en el proyecto son muy variables, por lo cual no es posible predecir con seguridad lo que pueda suceder.
Heidi Tamayo Ortiz / El Tiempo
Página Web - 2018/05/31
Fuente: http://www.eltiempo.com/