Con apoyo de fundaciones se realizan programas que promueven el bienestar de los habitantes.
Alba Hernández, desplazada por la violencia de Medellín, huyó con su familia para Chocó en búsqueda de nuevas oportunidades. Vivía en una casa en el barrio Kennedy, donde se filtraba la humedad por las paredes y los olores se volvían insoportables.
A los pocos meses salió favorecida con un apartamento en la Ciudadela Mía, uno de los proyectos del programa de 100.000 viviendas gratis del Gobierno Nacional.
“Nuestra vida se transformó, tener una vivienda digna no tiene precio, y dejarle algo propio a mis hijos es lo más importante”, cuenta esta mujer con voz entusiasta.
Ciudadela Mía, ubicada en Chocó, en conjunto con la Fundación Orbis, adelanta un convenio de acompañamiento social llamado ‘El color de la convivencia’.
En este proyecto, que también se desarrolla en otras regiones, beneficiando a de 37.422 hogares, unos 130.000 colombianos, se han invertido cerca de 24.000 millones de pesos, los cuales se han destinado a construir tejido social y a asegurar la estabilización y bienestar de sus habitantes.
Solo la Ciudadela Mía alberga a 1.500 familias en condición de extrema pobreza y allí la iniciativa busca mejorar, a través de la pintura, el entorno físico y fortalecer el tejido social, el respeto por la diferencia y la capacitación para la generación de ingresos.
Es así como todos sus habitantes han realizado jornadas para pintar y embellecer sus fachadas de verde, amarillo y azul, y por eso se le conoce como la urbanización de los colores. “El verde simboliza la esperanza; el amarillo, el oro, y el azul, el mar Pacífico”, explica Alba, beneficiaria del proyecto.
Yasmina Moreno, otra de las residentes, considera importante esta iniciativa social porque les enseña a los propietarios a vivir en comunidad y a respetar el manual de convivencia. “Si todos colaboramos pagando puntualmente la administración, sacando la basura los días que son, cuidando nuestros apartamentos y nuestras zonas comunes, estaremos transformando nuestra vida de manera positiva”, aseguró Moreno.
Los líderes también reciben talleres de convivencia, de sensibilización sobre deberes y derechos con el objetivo de enseñar en sus comunidades lo que significa vivir en propiedad horizontal.
“Me comprometí a mantener limpio mi apartamento, a participar de todos los programas, a cuidar las zonas comunes porque son de todos” expresó María Ortulia Muñoz, otra de las beneficiarias.
Dos de las grandes obras que se están construyendo en esta urbanización es un megacolegio –con una inversión estimada en unos 93.076 millones de pesos– que beneficiará a 940 estudiantes y el centro de desarrollo infantil, tendrá capacidad para atender a más de 160 niños.
“Estas obras nos ahorrarán tiempo y dinero, porque ya no tendría que gastar pasajes con mis hijos”, finaliza Alba Hernández.
Redacción El Tiempo / El Tiempo
Página Web - 2018/04/23
Fuente: http://www.eltiempo.com/