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Venta de vivienda en el Oriente de Antioquia creció un 500 % en 7 años (COLOMBIA)

Hace siete años en el Oriente de Antioquia había 29 proyectos habitacionales en venta. Hoy, según cuentas del gremio de la construcción—Camacol— se superan los 130 complejos urbanísticos en obra o ya concluidos. La situación, coinciden expertos, refleja el auge del sector en esa subregión, y plantea interrogantes sobre cómo se están desarrollando las prácticas ambientales y qué se debe hacer para mitigar los impactos al ecosistema.

Y es que para los urbanistas es inevitable que haya repercusiones a fuentes hídricas o al paisaje mismo cuando de 500 unidades de vivienda vendidas en el 2009 se pasó a 3.000 este año.

Incluso, es tan potente la dinámica de la construcción en el Oriente que, reporta Camacol, el tamaño del mercado ha crecido seis veces y representa el 10 por ciento del total de proyectos en Antioquia.

El tema—si se quiere la alerta— fue tratado durante el segundo encuentro del sector de la construcción, organizado por Camacol y realizado ayer en el hotel Las Lomas de Rionegro. Allí constructores y autoridades sellaron un pacto por medio del cual se comprometen, de un lado a cumplir las normas y prever las afectaciones al ecosistema, y del otro a acompañar el desarrollo de los proyectos y la viabilidad ambiental de los mismos.

El precio del crecimiento

Eduardo Loaiza, gerente de Camacol Antioquia, acepta que el Oriente no estaba preparado para esa dinámica de la construcción y apunta que no se ha planeado, a pesar de que hay cerca de 18 estudios de desarrollo de proyectos estratégicos para el Oriente.

“Se ha tenido sobre diagnóstico, pero ha faltado ejecución, diálogo entre los municipios, ha faltado articulación institucional y acompañamiento de anteriores administraciones departamentales. Ahora sí tenemos ese apoyo”, sentencia.

De acuerdo con Loaiza, en el Oriente, la región soñada por muchos para vivir, hay retos en movilidad, espacio público, equipamientos.

No obstante, las dificultades de hoy, el directivo cree que en 10 años el Oriente tendrá obras que mejorarán la calidad de vida de los habitantes: la segunda pista y la conclusión de las dos terminales, así como la reubicación de la terminal de carga en el aeropuerto José María Córdova.

“El aeropuerto será una ciudad en su interior con hoteles y el componente de zona franca. Además habrá vías, doble calzada, los dos túneles funcionando, el segundo para transporte masivo y obras de conexión entre municipios”, aclara.

Compromisos suscritos

El acuerdo, firmado por Camacol y Cornare, establece cinco puntos de inminente cumplimiento. Según Loaiza, el primero tiene que ver con el esclarecimiento de un panorama, no solo constructivo sino ambiental, del sector en la región. El segundo punto del pacto, añade el directivo, pretende identificar las buenas prácticas para ponerlas de ejemplo, y las malas para que no se repitan.

Como cuarto aspecto, revela Loaiza, el acuerdo plantea un compromiso de Cornare para capacitar a los constructores en el tema ambiental; y quinto, un giro al relacionamiento entre esa autoridad y las empresas.

“Es que, anteriormente la autoridad ambiental llegaba cuando el proyecto estaba construido y terminado, y ya se había hecho un daño ambiental. Y los constructores estaban incluyendo en los presupuestos la multa. Entonces, era una relación jurídica: de abogados, demandas y no se tenía conciencia ambiental”, enfatiza Loaiza.

Pacto de mayor alcance

No solo los compromisos ambientales se concentran en los tres municipios de mayor crecimiento: Rionegro, La Ceja y El Retiro. Carlos Mario Zuluaga, director de Cornare, manifiesta su preocupación por el alto número de viviendas que se construyen en la región.

“¿De dónde van a sacar el agua esas nuevas viviendas, si el agua no está sino en los bosques?”, se cuestiona.

Para Zuluaga, no se puede pensar que unos actores asuman una responsabilidad ambiental y los otros generen proyectos de infraestructura para que la carga quede en los más débiles.

Por eso, asegura, ya lograron articular 55 empresas públicas y privadas desde el gobierno nacional y departamental para hacer un gran fondo cercano a los 300.000 millones de pesos y con el que municipios distantes, como Argelia, tengan cobertura en saneamiento básico rural, estufas eficientes y proyectos productivos y eficientes.

“La idea es establecer cómo hacemos un Oriente equitativo y sostenible (...) Que no solo sea conservar el bosque, sino cómo les pagamos servicios ambientales a quienes los cuidan para que los sigan protegiendo”, dice.

Los constructores, por su parte, expresan su disposición a hacer parte del pacto. Así, Nora Quintero, directora comercial de Conaltura, afirma que han empleado acciones para no afectar el medio ambiente con el desarrollo de proyectos.

“Al obtener las licencias, se sabe que si se hace una tala hay que sembrar otros para devolverle al sector lo que en construcción se autorice de retiro. Lo importante es tener la conciencia de hacerlos”.

Tanto Quintero como Loaiza, subrayan que el desarrollo de la construcción va de la mano con prácticas ambientales, y en ese sentido se debe invertir en prevención y no en multas. Para Cornare queda la tarea no solo de sancionar sino de asesorar.

En definitiva

El crecimiento desbordado de vivienda en oriente, exige un pacto que garantice la construcción de los proyectos acorde con el medio ambiente y que garantice el desarrollo sostenible de la región


(...)

 


Víctor Andrés Álvarez Correa / El Colombiano
Página Web - 2016/07/07
Fuente: http://www.elcolombiano.com