Así lo asegura Germán Vargas Lleras, quien hace un balance de la gestión hecha en vivienda.
“Tener una casa no es riqueza, pero no tenerla sí es mucha pobreza”. La frase es de una de las primeras beneficiarias del programa de vivienda gratis. Nos impactó porque esas palabras salían del corazón de una madre que creía que nunca abrigaría a sus hijos bajo un techo propio, seguro y digno.
Regalar casas es una de las obras de reivindicación social más importantes del Estado con los más pobres. Son impresionantes las palabras de los miles y miles de beneficiarios en todo el país, y las imágenes que nos quedan son conmovedoras. Los rostros sorprendidos de los mayores que creían que habían nacido de espalda al Estado, y mientras reaccionan ante la muy feliz noticia de que tienen una casa, hay niños corriendo por todas partes explorando su vivienda y gritando: “Mamá, ¿este es mi cuarto?”; “Papá, hay cocina”; “Mamá, mire el baño y tiene agua”…
El país registra una tradición de casi cien años de políticas habitacionales. Las primeras normas en materia de vivienda son de 1916. En un siglo, el saldo estaba en rojo intenso, muy bajos niveles de producción de vivienda formal para una creciente demanda. Con un agravante: el déficit se concentró en los hogares de más bajos ingresos. Según el censo del Dane del 2005, el 12,4 por ciento de los hogares (1,3 millones) registró déficit habitacional cuantitativo, principalmente urbano (un millón de hogares).
Hoy, gracias al gobierno del presidente Santos, el país tiene una política integral de vivienda con resultados reales a nivel nacional, directos e indirectos en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y digna. Con aportes tangibles en la lucha contra el desempleo y en la reactivación de la economía.
Existe un hecho social que lo justificaría todo. Los niños que nacen en los nuevos programas de vivienda son bebés que llegan con mejor peso, mejor talla y rodeados de mejores condiciones sanitarias, con agua potable y energía. En hogares más seguros.
El 100 por ciento de los hogares beneficiados tiene un cuarto de baño. Aunque parezca increíble, muchas de estas familias no sabían qué era un inodoro antes de entrar al programa. Hoy, el 100 por ciento de las familias prepara sus alimentos en un cuarto dedicado exclusivamente para tal fin: ya tienen cocina.
Los proyectos incluyen también jardines infantiles, colegios y parques, todos hechos con recursos del Ministerio de Vivienda.
La política de vivienda está dirigida a familias con ingresos mensuales por debajo de cuatro salarios mínimos, es decir, al 76 por ciento de los colombianos, donde además se encuentran las personas en situación de pobreza y pobreza extrema. Representan cerca del 40 por ciento de la población. Y el 70 por ciento de los beneficiarios de vivienda gratuita es gente desplazada.
Ante el déficit de vivienda, el Gobierno diseñó una política integral que va desde casas gratis hasta bajas tasas de interés y amplio apoyo con subsidios. Nuestra consigna es: mayor subsidio a menor nivel de ingresos, con la posibilidad, incluso, de subsidios plenos. Articulación de subsidios para aumentar la capacidad de endeudamiento, facilitar la inclusión financiera y buscar beneficios tributarios para hogares con ingresos medios y altos.
La oferta también es variada. Programa de Vivienda Gratuita: subsidio pleno (100 por ciento del valor de una casa) para hogares en situación de pobreza y pobreza extrema.
Programa Casa-Ahorro: combinación de subsidio familiar de vivienda y subsidio a la tasa de interés para hogares con ingresos mensuales entre 1 y 2 salarios mínimos y baja capacidad de ahorro.
Programa Mi Casa Ya: suma de subsidio familiar de vivienda y subsidio a la tasa de interés para hogares de ingresos medios-bajos (2-4 salarios mínimos).
Programa Subsidio a la tasa de interés: reducción del costo financiero en operaciones de crédito para la compra de viviendas de interés prioritario o social.
Hogares con ingresos medio y alto pueden deducir de su pago de impuestos intereses cancelados en créditos hipotecarios y aportes a fondos de pensiones voluntarias y cuentas AFC.
La vivienda contribuye a la superación de la pobreza. Cuando a una familia se le garantiza el acceso a una casa digna, se impactan simultáneamente aspectos como el mejoramiento de su calidad de vida y el fortalecimiento de la salud de sus integrantes; además, aumenta de forma considerable la asistencia escolar y hay más oportunidades de inclusión laboral. Se produce un “efecto riqueza”, al liberar recursos anteriormente destinados al pago de arriendos.
Los programas de vivienda promueven también la bancarización y la inclusión financiera. Casa Ahorro permite la llegada al sistema financiero de hogares con ingresos entre 1 y 2 salarios mínimos. Reciben el apoyo con subsidios familiares, que cubren el déficit de ahorro; incluso tienen subsidios a la tasa de interés y garantías que permiten transferir a la Nación parte del riesgo de no pago.
La cobertura a la tasa de interés genera reducciones importantes en las cuotas que deben pagar los hogares por concepto de créditos hipotecarios. Un hogar, por ejemplo, con bajos ingresos que quiere comprar una vivienda de interés prioritario de 45 millones de pesos con crédito hipotecario debía pagar una cuota mensual aproximada de 419.400 pesos. Con el subsidio a la tasa de interés, solo paga 291.000 pesos; es decir, 128.400 pesos menos, reducción del 31 por ciento en su carga financiera.
Para comprar una vivienda de interés social de 86,9 millones de pesos, un hogar debía pagar una cuota sin subsidio de 794.000 pesos. Con subsidio, su cuota queda en 594.000 pesos. Además, tenía que ahorrar cerca de 26 millones de pesos para la cuota inicial. Con el subsidio familiar, la obligación de ahorro cae casi a la mitad (13,2 millones).
El programa Mi Casa Ya también representa una revolución en materia de vivienda. Familias con ingresos por debajo de los cuatro salarios mínimos, con mucho esfuerzo, logran ahorrar el 10 por ciento. Algo así como 2,3 millones de pesos anuales. Tendrían que ahorrar durante 11 años para hacerse a la cuota de una casa de interés social (26 millones).
Con Mi Casa Ya, esos hogares reducen la necesidad de ahorro a la mitad, y en apenas cinco años podrán realizar su sueño de tener vivienda propia.
Esta política tiene importantes resultados sociales y económicos. Multiplicamos la producción formal de viviendas. Entre agosto del 2010 y marzo del 2015, comenzó la construcción de más de un millón de viviendas urbanas y rurales.
Por primera vez la producción formal de vivienda social superó otro tipo de vivienda. Del total de iniciadas, el 54 por ciento fue de interés social.
Al aumentar la escala de producción se dinamizó toda la cadena de valor de las edificaciones con impactos positivos en los 30 sectores económicos. Entre el 2011 y el 2014, el PIB de la construcción tuvo un crecimiento promedio de 8,9 por ciento anual, mientras que en los cuatro años anteriores (2007-2010) fue de 5,6 por ciento. Al finalizar el 2014, el sector de la construcción creció 10 por ciento, y en el primer trimestre de este año, lo hizo a una tasa de 5 por ciento anual.
Otro indicador altamente positivo. En diciembre del 2014, el número de empleados de la construcción se ubicó en 1,45 millones, la cifra más alta desde que en el 2001 el Dane comenzó su medición. Hoy, la construcción de vivienda ocupa a cerca del 6 por ciento de los empleados, a quienes les genera ingresos por salario cercanos a los 6 billones de pesos anuales. Contribuimos a la reducción de la pobreza multidimensional, que bajó del 30,4 por ciento en el 2010 al 24,8 por ciento en el 2013. Y el déficit habitacional cuantitativo pasó del 12,5 por ciento en el 2005 al 7 por ciento en el 2014.
Pero este compromiso no tiene freno. La oferta de programas de vivienda del Gobierno para los próximos tres años sigue en marcha. Viene la segunda etapa del Programa de Vivienda Gratuita: 40.000 más de interés prioritario para hogares vulnerables en municipios de categorías 3, 4, 5 y 6. El Programa de Vivienda Prioritaria para ahorradores: 86.000 viviendas para hogares con ingresos mensuales entre 1 y 2 salarios mínimos que puedan acreditar un ahorro inicial equivalente al 5 por ciento del valor de la vivienda.
Subsidio a la tasa de interés: 130.000 nuevos cupos para hogares que financien con créditos hipotecarios la compra de viviendas de interés prioritario y social.
Programa Mi Casa Ya: 130.000 cupos que combinan subsidio a la tasa de interés y subsidio familiar para hogares con ingresos entre 2 y 4 salarios mínimos, y el Programa de Subsidio a la Tasa de Interés, para viviendas con precios entre 135 y 335 salarios mínimos.
Con la ejecución de estos programas, estimamos que podríamos aportar al menos 2 puntos porcentuales al crecimiento de la economía entre el 2015 y el 2018.
GERMÁN VARGAS LLERAS / El Tiempo
Página Web – 2015/08/05
Fuente: http://www.eltiempo.com