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En Medellín estarían vendiendo oficinas como si fueran apartamentos (COLOMBIA)

"Son oficinas", respondieron dos trabajadores a la pregunta sobre la obra que se está construyendo en un lote de la calle 30 con la carrera 83 del barrio Belén, muy cerca de la estación Los Alpes de Metroplús. "Son once pisos de oficinas, hay desde 14 metros, pero tiene que llamar a la empresa porque ellos son los que saben los precios".

 

El maestro respondió lo mismo que sus trabajadores. "Son oficinas, cinco por piso”, aunque sumó otros detalles: “Cada una tiene un baño y una cocina, además cabe una cama grande".

 

El proyecto, llamado Ofisuite La 30, en efecto fue licenciado como obra nueva para 50 oficinas y un local. La resolución 0621 expedida el 20 de diciembre de 2013 por la Curaduría Tercera de Medellín a nombre del representante legal de la constructora e inmobiliaria JM Londoño S.A.S., aclara que su uso es de “comercio y servicio”.

 

Sin embargo, un aviso promocional del proyecto, publicado en una revista de oferta inmobiliaria, habla de apartaoficinas, mientras que al llamar a los teléfonos que aparecen tanto en ese aviso como en la página web de la constructora, se pudo constatar que los inmuebles se ofrecen al público como apartamentos.

 

“Es un edificio de 11 pisos que va a tener dos ascensores, cinco a apartamentos por piso. En este momento quedan dos apartamentos, un séptimo piso hacia la calle y un séptimo piso interno”, dice Rocío, la persona que atiende los números telefónicos de la empresa JM Londoño S.A.S.

 

Incluso, las imágenes ilustrativas de los planos, incluidos en el portafolio que envía la empresa a los interesados, muestran una cama y un nochero en un área múltiple de 2,90 por 2,60 metros. Con ese detalle, su apariencia se asemeja mucho más a una habitación que a una oficina.

 

Un caso similar es el del edificio Bethel, también en proceso de construcción, en el barrio Belén La Palma. “La licencia es para oficinas, pero es mixto, hay oficinas y apartamentos, ya cada quien lo puede usar como quiera”, responde el ingeniero encargado de la obra, quien atiende uno de los números de celular que aparecen en un aviso de ese proyecto publicado en la misma revista. Bethel, de la constructora FYD, también es comercializado por JM Londoño.

 

Estarían evadiendo la norma


Diego Restrepo Isaza, director del Instituto Social de Vivienda de Medellín (Isvimed), dijo que existen rumores en el sector de la construcción sobre el uso de estas licencias y concretamente sobre uno de los proyectos de Belén.

 

De esa forma se construyen inmuebles cuya destinación real es la vivienda con áreas inferiores a las permitidas, además, se desconocen otros requerimientos en materia de seguridad y cesiones urbanísticas entre otros aspectos que difieren en proyectos de uso comercial o residencial.

 

“Normalmente utilizan esa figura para ir más allá de la norma, es lo que pasa con las falsas VIP, se inventan cosas porque como saben que no pueden vender apartamentos de menos de 30 metros cuadrados, se pegan de la licencia de oficinas, pero para que la gente las utilice como apartamentos”.

 

Según dijo, además de los incumplimientos frente a las normas de construcción, habría otras irregularidades que los afectados podrían denunciar ante las Superintendencia de Industria y Comercio.

 

“Cuando uno saca una licencia, lo hace con un destino específico y lo tiene que comercializar y usar como tal. Si estoy licenciando apartamentos, vendo apartamentos. Se efectuaría una publicidad engañosa y sería un error en el objeto de venta”, dijo Restrepo.

 

Por su parte, el Departamento Administrativo de Planeación aseguró que la normatividad establece que el área mínima para vivienda debe ser de 30 metros cuadrados. En los casos de los proyectos Ofisuite y Bethel, las áreas empiezan en 14. Además, en el polígono en dode se encuentra ubicado, el edificio en obra solo podría incluir siete viviendas.

 

Planeación agregó que además de las áreas, los proyectos deben responder a “características arquitectónicas propias para la sana habitabilidad y funcionalidad del uso específico, así mismo existe una normativa para el componente estructural (NSR-10) que definen la estructura de acuerdo al uso, las cargas y tráfico entre otros elementos internos y externos de la edificación, es decir que para cada uso bien sea: residencial, comercial, de servicio, e institucional se tienen en cuenta diferentes aspectos y condicionantes para el diseño arquitectónico y estructural”.

 

Pero, además del posible incumplimiento de la normatividad de construcción, los compradores de los inmuebles que se venden como oficinas, pero que se utilizan para vivienda, tendrían que pagar impuestos y servicios públicos por propiedades de uso comercial.

 

“Las implicaciones para el comprador, se resumen, principalmente, en la compra de un inmueble que no cumple con las condiciones de habitabilidad y seguridad óptimas para el uso que realmente se le dará. Además, en los costos de los impuestos generados, ya que serán liquidados de acuerdo al uso comercial o de servicios originalmente aprobado, incrementando considerablemente el valor a pagar con respecto al del uso residencial”, dice Planeación.

 

Luego de la consulta sobre los casos específicos de los proyectos que se construyen en Belén, Planeación solicitó una visita al proyecto Ofisuite La 30, procedimiento que estuvo a cargo la Inspección de Policía Urbana Número 16. En esa visita, las autoridades constataron que, en efecto, la licencia de construcción es para uso comercial.

 

“Afirmó el ciudadano MONTOYA MARTÍNEZ que en cada piso se construirán cinco (5) oficinas, soportados en el diseño aprobado y que en ningún momento se ha pretendido cambiarse la destinación autorizada”, dice textualmente el informe presentado por la Inspección de Policía al Departamento de Planeación.

 

Sobre otros casos, Planeación aseguró que se han recido algunos reportes: "En Planeación se han presentado casos similares, los cuales han sido analizados y remitidos a la Secretaria de Gobierno, entidad competente para atender las infracciones urbanísticas".

 

La respuesta de los constructores


“Cuando vamos a firmar la promesa de compraventa le aclaramos a la gente que son oficinas”, dijo Andrés Clavijo, encargado de las ventas en Bethel, proyecto de la constructora FYD.

 

En el caso de Ofisuite La 30, la respuesta fue diferente: “¿Quién está diciendo eso?, son oficinas”, respondió Rocío en la empresa JM Londoño S.A.S. a la pregunta sobre los motivos por los cuáles se ofrecen como apartamentos los inmuebles licenciados como oficinas.

 

“¿Pero me llamas de El Colombiano? ¿y qué tiene que ver El Colombiano con esto?”, dijo Rocío antes de que la llamada se colgara.

 

Aunque no volvieron a responder en ese número telefónico, la misma persona contestó en un número de celular: “No tengo ninguna otra explicación que darte, tenemos licencia, oficinas y ya no más”.

 

 

 

 


JUAN DAVID ORTIZ FRANCO / El Colombiano

Página Web - 2014/05/12

Fuente: http://www.elcolombiano.com