Nació en 2001, en el playón ferroviario de la estación Lacroze, y hoy tiene más de 2.700 habitantes. El plan de urbanización incluye apertura de calles.
Comenzó para los vecinos de Villa Fraga -o Playón de Chacarita- una nueva etapa dentro del proceso de urbanización de uno de los asentamientos más compactos y densos de la Ciudad, con graves problemas estructurales, falta de ventilación y luz, y con pasillos tan estrechos que agobian.
Nació junto a las vías del Ferrocarril Urquiza en 2001, con unas pocas familias que usurparon las viejas casillas ferroviarias. Poco a poco, pero de manera sostenida, el asentamiento continuó su crecimiento: las casas comenzaron a apoyarse unas con otras, y cuando casi no hubo un sólo metro disponible, la construcción se fue hacia arriba. Hay casillas que tienen hasta cinco pisos.
Según el censo oficial de la Ciudad, hay 2.764 personas en 513 viviendas. Muchas están ocupadas por varias familias, y algunas están ubicadas en lugares donde el plan de urbanización prevé la apertura de calles. Además, como ocurrió en la villa Rodrigo Bueno de Puerto Madero, algunas casas tendrán que ser demolidas para crear lo que los arquitectos llaman "esponjamiento": generar pulmones para que el resto de las casas puedan recibir aire y luz.
Pero para mudar a algunas de las familias, el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) primero tuvo que construir 678 departamentos, distribuidos en 33 edificios, la mayoría de tres pisos para evitar colocar ascensores. Se pueden ver a lo largo de avenida Triunvirato, entre Elcano y Teodoro García.
Por otra parte, con esta obra de urbanización que ordenó la Legislatura en marzo de 2017, se abrió un tramo de Triunvirato que estaba bloqueado, y en el futuro también continuarán su trayectoria las calles Zabala, Céspedes y Palpa. Además, hicieron dos calles nuevas, que aún no tienen nombre.
La familia de Lorena y Ronald fue una de las primeras en mudarse. Tienen 5 hijos (2 de ellos, en común) y uno de los departamentos más grandes, en dúplex. "Cuando arrancó el proceso de urbanización estuvimos muy preocupados y nos costaba creer que se iba a llevar a cabo. Así que cuando los edificios empezaron a crecer y ya eran una realidad, entendimos que era nuestra oportunidad para vivir mejor", le contó Lorena a Clarín.
Ella es peruana. Tiene 40 años y hace 20 que se fue de su país, al que nunca volvió. Llegó a la villa junto a Ronald en 2010, luego de un periplo clásico que recorren muchas familias de bajos recursos: cuentan con dinero para alquilar una vivienda, pero no tienen garantías ni trabajos en blanco. "Y en muchos hoteles no aceptan chicos, así que nos terminamos mudando a la villa. Y a uno de los peores lugares. Fueron muchos años de sufrimiento", contó Ronald. Lorena trabaja en casas de familia y Ronald es plomero y gasista. Una de las tareas que tendrá asignada Ronald en el edificio será la coordinación de la organización consorcial. Tienen un crédito a 40 años, ya empezaron a pagar la luz y el gas, en breve abonarán el agua, y tienen un plazo de gracia de 3 años para comenzar a pagar el ABL.
Por el momento, se han mudado casi 100 familias y el proceso continúa durante todo el verano. Los edificios más altos, de ocho pisos y con ascensores, están aún en construcción. Camila Ostrower es coordinadora del proyecto de integración socio-urbana del barrio y contó que además de cumplir con la ley que ordena la urbanización buscaron "que el proceso sea sustentable, no forzado, por eso fueron vitales las mesas de gestión en las que participaron los vecinos, la Ciudad, las empresas de servicios públicos, entre otros".
Los edificios tienen además locales comerciales en la planta baja, son 71. Algunos serán alquilados a los vecinos que desarrollan sus actividades laborales en sus casas y que no podrán realizar en los nuevos departamentos.
Luego de todo este proceso de relocalización, vendrá la etapa de mejoramiento de las viviendas que queden en la villa original: "Como en la Rodrigo Bueno, todo se hará de manera consensuada. Por otra parte, todos los vecinos pagan por sus viviendas y también por el mejoramiento de las que queden. Los créditos son a 20, 30 y 40 años, con tasas que van del 0% al 4% anual. Depende mucho de la situación de vulnerabilidad de cada familia", contó Juan Maquieyra, director del IVC.
La nueva obra aportará a los vecinos de Chacarita cuatro plazas públicas, que están ubicadas en el corazón del barrio, pero que estarán abierta para todos. Cerrarán durante la noche.
Silvia Gómez / Clarín
Página Web - 2020/01/16
Fuente: https://www.clarin.com/